19.10.13

Post 1059: El jardín de Babel

ace poco trascendió otro de los numerosos casos que están siendo investigados en Cataluña, por la gestión irregular de los fondos del Hospital de Sant Pau. Yo suelo llamar al nuevo edificio tercer hospital de Sant Pau, para distinguirlo del gótico y del modernista y para dar a entender que si este llega a estar en funcionamiento como tal hospital 3 o 4 años nos podremos dar con un canto en los dientes. Ya introdujimos hace poco la diferencia que hay entre una excusa y una razón. Empezando el final, podríamos decir también que un centro sanitario es un lugar que atrae muchos negocios e infinidad de oportunismos, un lugar donde los enfermos acaban siendo una excusa.  Yo no sé cuantas camas tendrá ahora el hospital donde yo trabajo, que es otro, la cuestión es que lo sepa por lo menos el comité de dirección o su gerente, que creo que no ya que se hacen, deshacen y quitan camas según la época del año, las gripes y el dinero que queda. Lo que sí estoy en disposición de decir es que hay unos 1.000 voluntarios y si no hay más es porque estas personas no se pueden agregar por libre sino que siempre van asociadas a una organización, como puede ser la Cruz Roja, Payasos sin fronteras o sociedades de castración de gatos. El último ejemplo lo pongo a su vez como muestra de lo que puede dar de sí el sistema hospitalario de una gran residencia sanitaria.
Este tejido social se dirá que es interesantísimo y lo es en todo punto. Cuando yo gané mis oposiciones en ningún caso opté por un centro que no tuviera grandes dimensiones. Y esto no solo porque ya me habí acostumbrado a estar en un hospital de 4.000 trabajadores, sino también porque en un centro más pequeño me hubiera muerto de asco o poco menos. Seguramente si yo algún día escribiera o escribiese una novela sería algo parecido a La casa de Dios (1978) de Samuel Shen, pseudónimo de Stephen J. Bergman, sobre sus experiencias como interno hospitalario en un hospital judío.
La última chunguez pútrida del Hospital de Sant Pau que trascendió a la opinión pública, que a partir de ahora bien podríamos denominar la consternación pública, es lo de su fundación paralela. Ya le habíamos dedicado un post (Horroris causa) a Ricard Gutiérrez Martí, un gerente sin fronteras, un gerente que percibió una indemnización astronómica a su cese equivalente a los 140.000 euros que ganaba al año por no ejercer en realidad y eso durante varios años. Este fenómeno de la Sanidad Pública recordemos que fue denunciado cuando también se estaba dirimiendo el ERE de los trabajadores del hospital que gerenciaba: que si 1.000 que si 1.500 y hasta un día en "La Vanguardia" leí 3.000, cosa del todo punto imposible de sostener. Recordemos también que 3 de los cinco miembros del Patronato son de la Generalitat. La MIA (Muy Ilustre Administración) de esta entidad histórica suele contar además con un miembro del Ayuntamiento y otro de la Iglesia o habría que decir de la Catedral. En la actualidad la forman tres fundaciones. Por decirlo rápido, una de ellas solo hace que percibir las rentas del patrimonio "oculto" del Hospital de Sant Pau: 
"Ha sido durante décadas una de las listas mejor guardadas de Barcelona. Incluye el millar de viviendas, edificios, garajes, locales, naves industriales y fincas rústicas repartidos por toda Cataluña que forman el ingente patrimonio del hospital de Sant Pau". 
Supone 9.000 millones de euros al año, cifra que estos días hemos escuchado por aquí por otra lidia, una de la Generalitat con el Estado. Estas rentas inmobiliarias no se usan para revertirlas a la sociedad, función que es la propia de una fundación y su razón de ser. Para eso están, más o menos, las otras dos fundaciones, para promover alguno de los factores que contribuyan a mejorar la asistencia de los enfermos. Pensemos además que esas propiedades proceden de legados que algunas personas cedieron a la Iglesia, a su muerte, para hacer un bien a los que no tienen donde caerse muertos. Un día y otro, ya se verá, sabremos en qué ha ido a parar no ya este patrimonio sino sus administradores, pero hay tantos casos en danza y apesto todo tanto que ya no sabemos qué pensar ni a quien acudir.


En junio pasado se inauguró "El jardín de mi Hospi" en el Hospital de la Paz, de Madrid, con el propósito de facilitarle un lugar de distracción, alivio y "juegoterapia" a los niños. Supongo que han eludido la palabra "ludoterapia" para no liarla con esa otra de "ludopatía", más asociada a los juegos de azar y su adicciones. Les enlacé una fotografía para que se hagan una idea de cómo se acondicionó la azotea del edificio, de unos 700 metros cuadrados de espacio sin uso. Al parecer está proyectado otro "jardín" para el Hospital 12 de octubre, también en Madrid. En su crónica, Beatriz Gaher nos cuenta:
"Caracoles que son toboganes, cubos con multicolores piezas imantadas movibles, pequeñas mariquitas y moluscos, setas en forma de mesas que protegen del sol con sus sombreros y un pasillo multicolor de caucho decoran este espacio verde entre almendros, alegrías y petunias. [...] Pero esto no es todo, en el mes de agosto -aprovechando la parada estival- se terminarán las obras en la parte de las terrazas de hospitalización. Aquí, se creará un jardín terapéutico para los sentidos con un jardín del olfato (especies de plantas aromáticas), de la vista (plantas de gran colorido), del gusto (especies hortícolas de fruto), del tacto (plantas con interesantes texturas) y del oído (con especies que generan distintos sonidos al combinarse con el viento) y una zona para que los niños puedan cultivar sus propias plantas." 
Es decir que el invento combina elementos recreativos de parque infantil con elementos naturales. Ya se probaron científicamente el año 1984, según la medicina oficial, las ventajas del aire libre y la naturaleza, pero que yo creo que ya estaba probado mucho antes y no solo en la Psiquiatría, sino incluso en las enfermedades tratadas con baños de sol y un clima benéfico en la montaña o al lado del mar. ¿Cuántas películas no hemos visto en que hay pacientes o convalescientes que disfrutan de paseos a pie o en una silla de ruedas? ¿Dudará alguien de lo benéfico que es para cualquiera el aire libre? ¿Con tanto dinero como hay para según qué, no podríamos dedicar una parte al bienestar de los encamados? ¿No abrían además menos enfermedades si ya empezáramos por disfrutar del aire libre antes de contraerlas?
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El otro día hablábamos de la diez plagas bíblicas, del Makot Mitzrayim en Egipto. Para contrarrestar podríamos apelar a las siete maravillas del mundo antiguo: la Gran Pirámide de Guiza, los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. De todas ellas solo queda en pie la Pirámide de Guiza. Los Jardines colgantes de Babilonia se crearon el siglo VI antes de J.C., en tiempos de Nabucodonosor II, tal vez al ladito de la Torre de Babel, tal vez cerca del Éufrates. Los arqueólogos aún no han determinado su lugar exacto. No eran propiamente colgantes, sino que estaban ubicados en terrazas, tal y como se puede apreciar en el grabado de hoy. En realidad, cuando Alejandro Magno llegó a Babel el siglo IV antes de J.C. los jardines ya estaban arruinados, así que las imágenes que nos quedan son recreaciones. No hará falta decir que no fue concebido como un jardín público. Yo daría un año o dos de mi vida por verlos en su plenitud.

"Die schwebenden Gärten von Babylon" (*)

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(*) Humphrey Prideaux: Alt- und Neues Testament In eine Connexion Mit der Jüden und benachbarten Völcker Historie gebracht, Andere Edition, Dresden, J. M. Lobeck, 1726


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