17.10.13

Pequeña saltamontes

Algunas especies [de saltamontes] realizan grandes migraciones.
Esta circunstancia se da cuando se concentran demasiados individuos en una misma zona.
 Ante la escasez de alimento, su organismo libera una serie de feromonas
 que fomentan la movilidad alar para que los individuos
 puedan desplazarse volando a otros lugares y evitar así
 la competencia intraespecífica por el alimento. 
Algunas especies, como Locusta migratoria 
y Schistocerca gregaria, se desplazan en grandes enjambres diezmando las cosechas
("Caelifera", Wikipedia)


o no sé qué ocurre en la terracita de mi lavadero que de vez en cuando aparece cuando no es una paloma es un aborto de murciélago, o una tórtola o una salamanquesa. Todos esos hallazgos tienen una explicación bastante admisible porque todos esos animalitos son de lo más normal en Barcelona. Las palomas no vamos a negar que han sufrido una merma en su contingente. Qué bonita e inolvidable por cierto aquella frase al alcalde de "Amanece que no es poco" (José Luis Cuerda, 1989): "Todos somos contingentes, pero tú eres necesario"  ¡Y cómo nos gustan aquí esas palabras que quieren decir más de una cosa para acabar de desquiciar a quienes desean tiranizar la lengua por la que hablamos! Murciélagos hay más de los que pensamos, solo que nadie sale en verano a la fresca a mirar el cielo y las estrellas y por eso apenas advertimos que hay algunos de ellos por ahí revoloteando alegremente en la semioscuridad. 
Lo que ayer me encontré en mi terracita fue un saltamontes. Doy en creer que era una hembra. Llegué tarde y apenas podía dar crédito a mis ojos puesto que nunca antes en Barcelona había visto un saltamontes. Que yo recuerde. Esto, lejos de contentarme y producirme el alborozo que en otras ocasiones me ha proporcionado un descubrimiento del género, me sumió en la mayor preocupación. Porque ahora ya sabemos que las mariposillas de los geranios se los comen y vinieron de África, que los mirlos se acercaron a la ciudad porque necesitan comida porque en su lugar natural ya no la tienen, que las gaviotas se comen las cabezas de nuestros canarios como si fueran tapitas y que no tienen carroña en el mar, donde sí campan los residuos de plástico como Pedro por su casa. En fin, ya sé que como análisis de la biodiversidad de Barcelona, este párrafo y el anterior no sirven, pero como introducción al tema de hoy, mi preocupación, sí que puede servir.
Antes de proseguir no puedo dejar de indicar que mi sospecha de que se trataba de una saltamontesa o saltamontes hembra es una apreciación que extraigo del hecho de que saltaba muchísimo, como solo puede hacer una madre poseída por el instinto de procreación. Y menos mal que yo ayer aún ignoraba que una langosta puede poner 1000 huevos como nada, porque si no ya no duermo. Me armé de paciencia porque no eran horas y quería cenar, me hice con un pote y lo arrimé al insecto. Como en la canción: "Arrimar, arrimeime, fu-me arrimando, á criada do curo, tireille o caaaaldo".  Bueno, y entonces el bicho pegó un brinco descomunal. La di por perdida, me volví adentro a la cocina, de donde nunca debería haber salido, pensando que la saltamontesa se habría ido a tomar viento. Pues no, la llevaba prendida en mi pecho como un broche. Todos estos sobresaltos antes de cenar, cuando aún no me he recuperado del de la salamanquesa, son para cambiar de planes. ¿O no? Pero yo, que tengo una parte de Sagitario y por lo tanto de caballo, no me detengo ante casi nada. Así que la metí en el pote, cubrí la boca del pote con un paño de cocina de rizo de cuadritos, y nos bajamos a la calle, donde la liberé en la plazuela donde sacan a hacer sus necesidades a los perros. Hecho la cual y habiendo cumplido con mi deber, regresé felizmente a mi casa de una vez.
Ustedes ya saben lo de la plaga bíblica de las langostas, que es la octava de las diez plagas del Makot Mitzrayim egipciaco (sangre, ranas, mosquitos, tábanos, peste, úlceras, granizo de fuego y hielo, langostas, oscuridad y muerte de los primogénitos). Y quieran que no una tiene su cultura bíblica y se acuerda de que pueden convertirse en una verdadera calamidad. E ilustrarían muy bien aquello de que "No hay enemigo pequeño". Así es.

Según el Urban dictionary grasshopper (esp. "saltamontes")  proviene de la serie "Kung fu", ya que el día que el Maestro Po conoce a Kwai Chang Caine, a pesar de ser ciego advierte que el que será su alumno tiene un saltamontes posado en el pie. Y por extensión grasshopper  se ve que ha pasado a designar a todo novicio, al que está verde o es pardillo y muy ignorante. En la hispanofonía lo que tenemos es zánganos, eso en lo que respecta al mundo de los insectos, claro, que luego en otras especies también hay equivalencias muy señaladas.


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