6.2.08

A los que cantan


Maharishi Mahesh Yogi (* Madhya Pradesh, India, ¿1916? + Vlodrop, Holanda, 5 de febrero de 2008), el gurú de los Beatles
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“El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay de mi vida
·
Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?
¿Durará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay de mi vida
*
¿Será posible que vengan
los amigos y que "Era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "Mucho" llorando digas?
Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay de mi vida.
+
Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay de mi vida.
=
Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay de mi vida.
-
Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
x
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
- ay - de mi vida.”
o
Agustín García Calvo, música: José Antonio Sánchez Ferlosio
.
“Febrer m'ha duït la carta tan precisa:
vol que els lilàs s'obrin pels dits
i, en el cor, m'hi creixi una palmera.
Què exigent que ve la primavera!
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Què exigent que ve la primavera,
i el meu cor tan malaltís,
tenc por que es cremi dins de la foguera,
no puc desfer-me del seu encís.
()
No puc desfer-me del seu encís,
obrir les branques i ballar amb ella,
pentinar-me al seu vent la cabellera,
cantar les llunes de les seves nits.
*
Cantar les llunes de les seves nits,
cantar vermells de la tardor,
cantar el silenci de la nova neu,
cantar, si torna, el dolorós amor.
+
Cantar, si torna, el dolorós amor
i néixer un poc més en l'intent,
i créixer un poc més cada entretemps
i volar amb el vent i les noves llavors.
:
Volar amb el vent i les noves llavors;
qui sap on el vent em portarà,
a dins el cor d'una terra antiga,
o creixeré al fons de la mar.
<>
Febrer m'ha duït la carta tan precisa:
vol que els lilàs s'obrin pels dits
i, en el cor, m'hi creixi una palmera.
Què exigent que ve la primavera!”
><
Mª del Mar Bonet; música: Gregorio Paniagua
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arafraseando a Isabel Coixet, dedicaría este post "a los que cantan" donde ella dijo "a los que aman", en aquel título que parece una dedicatoria pero que es sobre todo una afirmación. "A los que cantamos", a pesar de que la tercera persona del plural se suele usar como signo de solidaridad, resultaría tan afirmativo como excluyente. Una jefecilla de quien aprendí mucho de lo que he conseguido saber sobre mi sector, la Sanidad pública, usaba la tercera persona del plural afectivo con una precisión impecable. Podía acompañar un enfermo y decir "vamos a hacernos una ecografía" o incluso "una prostatectomía" ( y ella, hasta donde yo sé, no tiene próstata). Dejando de lado este caso ejemplar, creo que la tercera persona del plural a veces adquiere un cariz aparentemente buenista o buenrrollista que me indispone y que es, pues eso, excluyente. Hay solidaridad excluyente, sí. Con esto no quiero decir que se tenga que suprimir la tercera persona del plural, contra el que ya la han tomado supuestos y supuestas feministas por lo que al género se refiere. ¡El pobre plural! No; podemos decir "cantamos" tranquilamente cuando el contraste con "cantan" y "cantáis" tiene sentido. Se dirá que es una verdad de Perogrullo, pero no está de más recordarla. Fijaos sino en las mentiras de Perogrullo, que son mucho peores.

El post 78, una vez remontado el desnivel que parecía ya insalvable de la dedicatoria, trata sobre las canciones de la vida. El material que he juntado para presentar el tema es escogidísimo y aún así desborda las posibilidades del género y desdeluego las mías. Sí, "del género", el post es un género. Lo que pasa es que hay demasiada gente que utiliza su blog para vendernos la moto o para que le devuelvan el rosario de su madre. Aa, servidora, tiende a barroca y además hoy tenemos una crisis importante: Win Yun está con el año nuevo chino y Manolo con el miércoles de ceniza. De manera que hoy no comimos pero igual Win Yun nos prepara para cenar un cerdo agridulce aunque sea día de ayuno y abstinencia. Aunque no sepa como salirme de una situación de tal contradanza de civilizaciones, tengo muy claro que no voy a vender ninguna moto.

Digo de entrada (por fin) que tengo un oído tirando a raro. Por ejemplo, una vez, en época de exámenes, me ponía los conciertos de violín de Vivaldi entre atracón y atracón de empolle. Sólo después de unos días me di cuenta de que durante los de los exámenes había oído el LP a 45 r.p.m. Puedo decir en mi favor que había notado que me pasaba la audición volando. Supongo que el disco giraba al doble de velocidad y que por lo tanto lo de media hora me lo ventilaba en un cuarto de hora. No estoy segura de que sea así, pero en cualquier caso indica un estado de conciencia bastante disparatado. El propio para pasar con bien asignaturas también bastante disparatadas. Otro trastorno auditivo lo conocí cuando oí a Maharishi, el iluminado de la foto que está sentado al lado de su propia foto entronizada. Me hizo ir un amigo mío a Sant Cugat del Vallès (San Cucufate del Vallés) para oír un video de tres horas en que no cesaba de hablar el tal Maharishi (¿o era Maharashi?). Hasta Marahashi podría ser, porque estaba forrado. Me llamó la atención que de todo lo oído no recordase casi nada inmediatamente después. Alguna bromita, como la del caracol que –preguntado sobre un accidente con una tortuga- contestó "No sé, todo fue tan rápido". Me llamó mucho la atención mi descerebramiento o alelamiento, que no arrobo. Estaba como sofronizada o hipnotizada. Volví a mi casa pasada la medianoche en taxi y el buen hombre que me conducía tenía puesto un partido de fútbol o algo así en su radio. Normalmente tolero bien estos contratiempos y la descortesía en general, pero aquella noche la mandanga me hirió literalmente los oídos aunque callé. Um. No sé si atreverme a pensar que el tal Maharishi, que murió ayer en Holanda en un monasterio franciscano, empleaba técnicas de persuasión. De ahí a pensar que las puso al servicio de los Beatles no va nada. Como yo lo pude oir, aunque fuera en un video, y como también he oído a los Beatles puedo creer eso y mucho más.

En un post precedente sobre las canciones de las Martas mundiales, me olvidé de la "Martha" del Álbum blanco de los Beatles, un disco que oí por primera vez el año 1978. Por aquel entonces ya habría oído "Across the universe" cosa de 8.000 veces o, para no exagerar, unas 4.567 o 5.000 veces. Y es que cuando te da por una canción, no la puedes dejar. El entusiasmo en la película de los hermanos Coen, O’ brother!, por la canción que graban en un punto de su periplo los fugitivos ("I’m a man in constant sorrow"), nos resulta perfectamente creíble a los que cantamos. La canción no es una musiquilla decorativa, es mucho más. Algo que les precede, a ellos que huyen. No tiene nada que ver con el canto de sirenas que, como Ulises, George Clooney vence. Mi entusiasmo por la "Dansa de la Primavera" de Mª del Mar Bonet o "La vida que yo no viva", cantada por Amancio Prada y Mª Dolores Pradera, no tiene nada que ver con los cantos de sirenas y la sofrología de los gurús mediáticos. Quien lo probó lo sabe.

Hay muchas canciones en nuestras vidas y cuando volvemos a alguna de ellas, la encontramos intacta. Sobreviven a todo, más allá de la evocación o la invocación. Recrean fielmente aquello que nos sugirieron y que me parece que no tiene realidad más que dentro de cada cual pero que nos colman. Así, las palmeras de Agustín García Calvo y las de la "Dansa de la primavera" tienen para mí tanta fuerza como la certeza de que anochece o por lo menos la de que tengo sueño. Ahí no hay noche ni día, y el gran árbol da su fruto al que el nombre del fruto diga. Una canción luego me ha llevado a la otra. Primero en el equipo de música y después en You Tube. Salté de unas palmeras a otras y pasé a las "Mañanitas" de Pedro Infante y a "Me he de comer esa tuna" por Jorge Negrete, y a "Aquarela do Brasil" , donde el Pato Donald tiene un ataque de hipo tras la cachaça que se integra sin ningún problema en el ritmo de la percusión de la samba. Y navegando navegando me he visto buscando "El ratoncito Pérez" doblada por Joe Rígoli ("Felipito Tacatún") y "El vampiro materno" de Josele Román, de manera que me he dado cuenta de que me estaba yendo por los cerros de Úbeda, por el quinto pino, por el séptimo cielo, por la séptima ola, y hasta por peteneras. Win Yun nos ha puesto una ópera china que compró en la FNAC y vamos por el tercer CD y aún no se ha muerto nadie pero Manolo y yo estamos agónicos.
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Miércoles de ceniza y Año Nuevo Chino (6 de febrero de 2008)
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(*) Danza de la Primavera: Febrero me trajo la carta más precisa: quiere que se abran lilas entre los dedos y en el corazón me crezca una palmera. ¡Qué exigente llega la primavera! Que exigente llega la primavera y mi corazón, tan enfermizo, teme quemarse en su hoguera, no puedo desprenderme de su hechizo. No puedo desprenderme de su hechizo, abrir las ramas y bailar con ella, que me peine su aire la cabellera, cantar las lunas de sus noches. Cantar las lunas de sus noches, cantar los rojos otoñales, cantar el silencio de la nieve nueva y cantar, si vuelve, el doloroso amor. Cantar, si vuelve, el doloroso amor, y nacer un poco más en el intento, y crecer un poco más cada entretanto y volar con el viento y las nuevas semillas. Volar con el viento y las nuevas semillas; quién sabe adonde nos llevará, corazón adentro de una tierra antigua o si prenderé en el fondo del mar. Febrero me trajo la carta tan precisa: quiere que se abran lilas entre los dedos y que en el corazón me crezca una palmera. ¡Qué exigente llega la primavera!

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