Por mucho que diga todo es una ampliación de Cuerpo extraño. Pues hace como ocho semanas y media (es broma), hace como mes y medio que tengo el cuerpo raro. Finalmente fui a mi médica de cabecera. Estaba su suplente. Le mostré los tobillos inflados y le dije que tenía picores, diarrea, debilidad, y la tensión muy baja. Su diagnóstico fue de insuficiencia venosa. Me preguntó si tenía calambres en las piernas. No. Me recetó un diurético y un apaño de nombre como de novela de caballerías para desembozar las varices que no tengo. El picor dijo que era psicológico. El día siguiente, en el hospital donde trabajo, le pedí a mi jefe que me informara una analítica. Y en la sangre que me extrajeron por primera vez en mi vida no tengo el colesterol alta y el hierro bajo, pero saqué un montón de asteriscos. Se puede decir que suspendí. La mayoría de los asteriscos tenían que ver con la función hepática. Los enzimas hepáticos estaban disparados.
Que conste que no me gusta nada que me analicen la sangre y mucho menos el pipi, pero descubrí en internet bajo “ankle swelling” 65 causas de la hinchazón de tobillos además de la insuficiencia venosa. Y sé que una persona con la tensión baja no puede tomar diuréticos. Mis síntomas son los propios de una hepatitis A, la más benigna de las hepatitis, pero que deja aplanado al más guapo. Es como una gripe y el único tratamiento que tiene es el reposo.
Ayer en vez de escribir o lo que sea, sobre todo lo que sea, estuve viendo vídeos en You tube de gente bailando. Finalmente aislé unos cuantos ejemplos de bailes en los que la cadera femenina es lo que más se mueve. Empecé con la punta garífuna hondureña, en donde se bambolea el culo soltando la cintura, con las piernas separadas. Me ha costado mucho encontrar la escena de “Masurga Fogo” en que se baila una musiquilla entre portuguesa, caboverdiana y angoleña, está en el minuto 1:08 y creo que está incrustrada en ”Hable con ella” de Almodóvar. La película de Almodóvar no la vi, pero sí vi “Masurka Fogo”, en el Teatre Nacional de Catalunya, y tenía a la coreógrafa (Pina Bausch) en la butaca que estaba a mi derecha, en el mismísimo centro de la platea. En esos segundos de “Masurka Fogo” una fila de parejas bailan avanzando por el escenario hacia la derecha y las mujeres, de espaldas al público, al desplazarse levantan rítmicamente la cadera derecha como en un respingo. Hay en You tube una tal Sadïe Marquardt que lo mismo se baila unos pasitos tahitianos en el mejor estilo polinésico que una danza del vientre. Pero una se queda convencida de que la sabrosura está en los afroamericanos cuando recuerda la lambada. La silueta de las bailaoras de flamenco, sus quiebros, remedan el incendio. Al lado de las llamas de las Alegrías, nuestra Carmen Amaya, con todos los respetos, es un petardo sobre las brasas. El vídeo que encontré tiene encima (en los dos sentidos de la palabra “encima”) la voz de Antonio Mairena. Cada vez que pienso que bailó en la película de “Los tarantos” estando ya enferma… El vaval o el sabar senegalés es mucho más movido, fuerte y sincopado si cabe que la punta garífuna afecta de la cachaza caribeña. Aunque las danzas orientales, por ejemplo el “Ta Ge” chino es muy colorista y alegre, aunque la muiñeira bailada por unos jóvenes tan garridos, sea apabullante, me quedo con la improvisada salsa de Jennifer López. En mi opinión las risas de la actriz son tanto de la pura alegría como por el compañero de baile. No sé que opinarán mis aventurados lectores y lectrices.
Que si pasa alguien por aquí, que os dejo unos días, de vacaciones. Hacia el 17 de agosto nos volveremos a encontrar si todo va bien.
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