28.1.09

Usar y tirar (1)

"Probablemente Facebook no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida"

ada vez que recuerdo a Carmen Martín Gaite en la Universidad de Barcelona, cada vez la echo más de menos. Se sentó allí en un lugar desde el cual la podía ver y oír todo el público que acudió a verla y a oírla. No se oía una mosca, ni el crujir de aquellas maderas vetustas que forran y patibulizan el Paraninfo. Allí estaba ella como si estuviera a las faldas de una mesa camilla o en una terraza de la Plaza Mayor de Salamanca. Usaba los ojos como sólo le he visto hacerlo a las actrices y actores de teatro, cuyo brillo alcanza hasta la fila 30 o más.
También recuerdo especialmente de Carmiña, como la llamaba su madre, El proceso de Macanaz, los Usos amorosos del dieciocho en España, La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas, y los Usos amorosos de la postguerra española. Su obra de ficción no me ha interesado tanto como su obra de investigación o de indagación, y digo de indagación porque de reflexión fue toda su obra. Estos días de Facebook, Carmen Martín Gaite, ella que tanto se documentó sobre el cicisbeo (o esp. chichisbeo, "cortejo") dieciochesco y todo tipo de usos amorosos, disfrutaría como un conejo. Y es que Facebook tiene algún parentesco con los carnets de baile o carnet du bal o Dance card, en que las damas de la alta o no tan alta sociedad anotaban en el orden canónico de los diferentes bailes a sus parejas, sobre la marcha. Era un objeto que se llevaba colgado, no como internet, pero donde quedaba registrado el compromiso adquirido. La costumbre de escribir poemas en los abanicos o en los álbumes, la tradición de los scrapbooks, o incluso de las estampas de la primera comunión, invitaciones de boda, las esquelas (curiosa, ésta de “los hijos pasan”), todo se junta en mi pobre cerebro sin orden ni concierto. Ahí están los souvenirs, las bailaoras de flamenco, las despedidas de solteras, las tartas de bodas que pretenden ser originales, las etiquetas de anís El Mono, las fiestas de ida y vuelta como Halloween, las fiesta pijama, las fiestas de la graduación, las puestas de largo, el breaking glace, la virginidad, el viaje iniciático, la borrachera iniciática, los recuerdos de bautizos, los regalos promocionales u objetos publicitarios, las camisetas con mensaje, las felicitaciones de navidad, los powerpoints, todo.
A Carmen Martín Gaite le sorprendería tal vez – o no- ver que en los usos sociales de hoy en día es fácil suprimir con un leve pestañeo o ni siquiera eso un mensaje no deseado, una invitación impertinente o simplemente rechazar una propuesta de chat sin apenas levantar un dedo. El “usar y tirar” está de moda y se llama “amigo” o “fan” a cualquiera que en las circunstancias de otros usos y costumbres sociales sería un oprobio, una vergüenza y el ridículo más absoluto.
Yo, que no estoy ni sirvo ni para el teléfono, que ya es decir, lo que más aprecio del mundo es una conversación sin rumbo en una terracita soleada o, si me apuráis, en un pub.


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