29.6.09

Bip-bip


l sábado por la mañana estuve en la Llibreria Pròleg, una librería especializada en autoras, que está a punto de trasladarse después de un cierto acoso (o no) inmobiliario desde la calle Dagueria (cerca del Ayuntamiento) a la Alta de Sant Pere, cerca del Palau de la Música y del Centre de cultura de dones Francesca Bonnemaison y el futuro Ca la dona. Así que, una vez más, no hay mal que por bien no venga y algo que pintaba bastos parece determinarse hacia algo mejor. Y es que la proximidad del Centre Francesca Bonnemaison y Ca la dona con la Llibreria Pròleg no puede ser más que favorable, si es que se preserva el principio feminista de la no exclusión y de la sinergia de esfuerzos en vez de la competitividad salvaje, etcétera. De hecho, esta concentración del centro, la asociación y la librería reproduce la de otras coyunturas como el amontonamiento de zapaterías en la calle Pelai, la de discos en la calle Tallers, la de bares en la calle Verdi y la de tiendas de informática take and go de la Ronda de Sant Antoni. Este modelo “comercial” tiene una gran vitalidad y en vez de producir la desertización de los modelos como los que imponen El Corte Inglés y otras fórmulas macrocéntricas, produce un multicentrismo muy atractivo e impone la contención de los precios y de los monopolios.
Para conseguir uno de los libros que hoy buscaba no me quedaba más tutía que adquirirlo:
a) por internet (y la Casa del Libro tarda cosa de un mes cuando Amazon puede tardar 2 días y esa es la verdad mal que me pese),
b) en Pròleg; o bien,
c) en Còmplices, una tienda y una librería especializada en homosexualidad y transexualidad también próxima al Ayuntamiento (en la calle Cervantes, tocando a Avinyó).

Hay ciertos libros imposibles de encontrar en el stock logístico de una librería general. El que yo buscaba se trata de un libro colectivo que me ha invitado a leer una de sus autoras, Liliana Costa Staksrud, y cuyo título, Que sus faldas son ciclones, procede de un verso de Marina Tsvietaieva (*):
¿Qué ven ellos? Un abrigo
Sobre una grácil figura.
¿Pero nadie se da cuenta
Que sus faldas son ciclones
El subtítulo es: Representación literaria contemporánea del lesbianismo en lengua inglesa. La contribución de Liliana es el capítulo 5 de “Hitos de la narrativa lesbiana desde los años sesenta: Sarah, Sarah y Rita Mae” (es decir, Sarah Schulman, Sarah Waters y Rita Mae Brown).
Servidora las autoras que tiene más estudiadas de la lesbiandad (que es como yo me refiero al grupo desigual de las mujeres que amaron o aman a otras mujeres) (**) son aparte de Virginia Wolf, Maria Mercè Marçal y Marguerite Yourcenar. No he leído nada de Sarah Schulman ni de Sarah Waters, así que mi lectura del capítulo de Liliana Costa la voy a limitar a un mero subrayado comentado veraniego de aquellos puntos en que con este calor me viene de gusto detenerme. El bochorno o xafogor que hay hoy en Barcelona no invita a las peripecias metafísicas en que seguro andarán en el país de Liliana, Argentina, después de sus elecciones generales y en medio de un invierno que se recrudece. Que sepas, Liliana, que aquí en *ALFB nunca habíamos hablado de la meteorología –puesto que esto no es un ascensor, sino una especie de enciclopedia- pero debido al desfase de nuestras latitudes es tema socorrido y además obligado. Además como cuando me invitaste a leer tu capítulo me dijiste también “no revises nada”, pues eso. A no revisar nada. Voy a poner el ventilador, que me estoy cociendo.
Ah, antes de nada, y aunque no tenga mucho que ver (o tal vez sí), veo que Liliana Costa Staksrud en nuestro Facebook o facebo o fk se ha hecho admiradora de CAMBIO TESOROS DEL VATICANO POR COMIDA PARA ÁFRICA. Creo que esto es ante todo una muestra de su extrema liberalidad y generosidad, y no creo que deje de darse cuenta de que el reclamo es bastante rudimentario. Y es que después de leer con atención y admiración el capítulo 5 de Liliana, sé de su rigor, lo bien documentada que está, su poder sobre las palabras y lo bien que es capaz de moverse sobre el filo de una navaja como lo es la de la sexualidad trastornada o trastornadora. Por lo tanto, también sabrá que ni 400 Rafaeles servirían para salvar el hambre de África y que el problema es otro, además de que seguramente la Iglesia ha hecho más por África de lo que han hecho otras instituciones internacionales.
Dicho esto voy a lo prometido, a mostrar los parágrafos de LCS que subrayo:
· Dice Sarah Miriam Schulman (en una entrevista reproducida en Hartza, la revista electrónica queer de Javier Sáez), “La escritura es la forma en que expreso mis sentimientos. Es una vocación y un destino. No tengo elección, es algo que tengo que hacer”; “¡Hicimos una manifestación en Washington donde participaron 40.000 lesbianas!”.
· “El famoso musical Rent se representó en España el año pasado. Rent es un plagio de tu novela Gente en apuros. ¿Cuál es la situación actual ante este plagio, recibiste alguna compensación?” (Javier Saez a Sarah Schulman)
· Dice Sarah Schulman: “Hemos experimentado una “gentrificación” de la mente”; “A los hetero les gusta leer libros en los que se hagan alguna de estas tres cosas: salir del armario (esto les resulta muy interesante), morir de SIDA y ser el mejor amigo de un hetero muy famoso e importante”.
· Sobre Rita Mae Brown: “De su padre aprende la determinación del trabajo y su filosofía de vida: no pidas mucho a la gente, pero pide mucho de ti misma”. “En 1973 después de haber ofrecido el original a varias editoriales que lo rechazaron por considerar su contenido no apto para el mercado masivo, publica su novela Rubyfruit Jungle (Frutos de rubí) en una pequeña editorial de mujeres llamada Daughters Press. A pesar del silencio de la prensa especializada, la novela fue recomendada boca a boca e inició una carrera imparable hasta ser un éxito de ventas y convertirse en un libro de culto, que hoy forma parte de los programas oficiales de literatura norteamericana.
· De Rubyfruit Jungle: “Quiero seguir mi camino. Creo que eso es lo único que siempre he querido: seguir mi camino y encontrar, quizá, de vez en cuando, un amor. Amor sí, pero no un amor eterno con cadena alrededor de la vagina y un cortocircuito en el cerebro. Para eso, mejor estar sola”.
· De Rita Will, el libro de memorias de Rita Mae Brown: “Rubyfruit Jungle me trajo notoriedad, una tonelada de cartas de odio, numerosas amenazas a mi vida, incluyendo dos amenazas de bomba, la indignación del ala conservadora del movimiento feminista y desprecio radical de las dykes. Las heterosexuales estaban locas porque yo era homosexual. Las dykes estaban locas porque no era suficiente gay”; “Algunas lesbianas se consideran feas, neuróticas y autodestructivas, yo no soy así. No paso por ser magnífica ni un bastión de la cordura, pero ciertamente no me gustan esos estereotipos gay de la lesbiana miserable, la pobre mujer que no podía llegar a ser hombre y finalmente se suicida. Yo soy divertida. Las personas divertidas son peligrosas. Ellas derriban barreras. Es difícil odiar a la gente cuando es divertida”.
· Dice Rita Mae Brown: “Si no te gusta mi libro, escribe tú el tuyo”.
Por razones de espacio y porque estoy a puntito de contravenir los derechos como autora de LCS y hasta los de Sarah Schulman y Rita Mae Brown, paso decididamente a la parte de mi recreación y consideraciones varias. En realidad me he visto empujada a reproducir una pequeña parte de todo lo bueno que tiene el capítulo para que sus ideas tengan la máxima difusión posible, así que creo que la autora Liliana estará a mi favor ahí. Como calculo que este post lo leerán cosa de unas 10-20 personas, el esfuerzo vale la pena.
Primero señalo mi adhesión a la convicción de la Schulman de que escribir es un destino, algo a lo que no se puede escapar. De hecho, si se tiene esta idea bien clara, se tiene mucho de ganado y la gente no perdería el tiempo con vacilaciones que desgastan y machacan el alma, el cuerpo y hasta las pestañas. Dicho esto, podemos pasar al viejo tema que se expone al airear el asunto de que Rent copió o plagió substancialmente a Gente en apuros, asunto que ilustra mis propias ideas –que no interesan a casi nadie- de que la moda se apropia de los rincones más hostiles, cutres, sórdidos y siniestros de la sociedad. De ahí que las braguitas, que sólo eran usadas por las prostitutas y las limpiadoras de cristales medievales, se impusieron entre las burguesas y pasaron, como diría Liliana, de ser cosa ríspida a ser gentrificadas. De hecho –permítaseme la elipse pero tengo que echar la avena al fuego- yo me atrevo a decir que el homoerotismo y su exhibicionismo están influyendo notablemente en los usos sociales actuales. Por lo menos en España, que es lo que yo conozco. Modernamente muchas mujeres hetereosexuales maduras o no que no son "estereosexuales" se sienten atraídas por tener ni que sea una experiencia homosexual. Me parece que es un gran bien que las mujeres sientan/sintamos su/nuestra sexualidad más allá de la ausencia del órgano sexual masculino por excelencia o por antonomasia, que no nos sintamos mecánicamente complementarias al sexo opuesto. El predominio del falo en el erotismo basado en la genitalidad mecánica, en la erección y en las ideas que nos han sido transmitidas durante siglos y siglos de machismo y mamachichismo, ha llegado tan lejos que hasta en la lesbiandad más o menos organizada le salen substitutos o sucedáneos en forma de juguetitos sexuales, dildos, etc. De ahí que la Brown disguste por un igual a determinadas heterosexuales reprimidísimas y a las dykes, que podríamos traducir como “camioneros” o “machorras”.
El hecho de que la persecución contra los homosexuales, a diferencia de la que ha habido contra los judíos o contra los negros, o contra cualquier otro grupo humano, se ha dado incluso en sus propias familias, no implica que dentro de la homosexualidad e incluso de la lesbiandad se forme un ambiente receptivo hacia todas las formas de vivir el amor y sus trastornos.
El plagio y gentrificación de Gente en apuros también ilustra una de las claves del programa de las Guerrilla Girls, la de tener que ver desarrolladas las ideas propias en el trabajo de los triunfadores, clave que se ve complementada por la otra clave no menos interesante de que la situación de algunas personas les permite “no tener que vivir bajo la presión del éxito”.
No tengo conocimientos suficientes ni paciencia ni precisión ni vigor mental como para acometer ni siquiera la lectura de uno de aquellos artículos con los que la revista “Jano” nos ilustró a finales de los 80 para aproximarnos prolijamente la variedad de conductas y aspiraciones homosexuales, la cual no debe de ser por otra parte inferior a la de los heterosexuales. La verdad es que cuanto más información tenemos más fácil es presentir no sólo que lo que había entre Epi y Blas en “Sesamo Street” es indiferente si tenía sexo o no, de la misma manera que podemos especular si queremos sobre los niveles de la oxitocina que circulaban entre Coyote y Correcaminos. Yo es que prometo que el único personaje que me parece ya poco previsible de la TV es Milhouse Van Houten.
La frase pero-que-más me ha gustado de la muerte de todas las que recoge Liliana es la frase última de Rita Mae Brown (“Si no te gusta mi libro, escribe tú el tuyo”). Vamos, eso encierra toda una Poética que ni Horacio ni nada.
(*) García Rayego R, Sánchez Gómez MS, eds. Que sus faldas son ciclones: representación literaria contemporánea del lesbianismo en lengua inglesa. Barcelona; Madrid: Editorial Egales, 2008.
(**) No estoy demasiado segura de que “lesbiandad” sea más correcto que “lesbianidad”, pero por asimilación con “cristiandad” omito la –i-.

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