2.8.09

Blanco y negro


Foto: Aa
No.
Tengo que vivirlo dentro,
me lo tengo que soñar.
Quitar el color, el número,
el aliento todo fuego,
con que me quemó al decírmelo.
Convertir todo en acaso,
en azar puro, soñándolo.
Y así, cuando se desdiga
de lo que entonces me dijo,
no me morderá el dolor
de haber perdido una dicha
que yo tuve entre mis brazos,
igual que se tiene un cuerpo.
Creeré que fue soñado.
Que aquello tan de verdad,
no tuvo cuerpo, ni nombre.
Que pierdo
una sombra, un sueño más.
*
Todo dice que sí.
Sí del cielo, lo azul,
y sí, lo azul del mar;
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
júbilos monosílabos
repiten sin parar.
Un sí contesta sí
a otro sí. Grandes diálogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: sí.
Se leen por el aire
largos síes, relámpagos
de plumas de cigüeña,
tan de nieve, que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco sí. Es el gran día.
Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la peña, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del sí.
Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo.
Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la máxima
locura momentánea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos.
Seguros por un día
—hoy, nada más que hoy—
de que los «no» eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes.
Y que estaba detrás,
despacio, madurándose,
al compás de este ansia
que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.
Pedro Salinas, La voz a ti debida.

Ahora no sé, pero hace unos años era frecuente oír la pregunta “¿Y tú sueñas en blanco y negro o en color?”. Y yo, entre que no recuerdo mis sueños, que me es igual, que cuando me despierto más que despertar parece que resucite porque me quedo como muerta al dormirme, y que lo que consigo recordar más bien son como alucinaciones, nunca sabía qué contestar. Hasta que entonces di en responder cosas como “¿Y tú sueñas en verso o en prosa?” y cosas peores. ¿No nos ponemos de acuerdo a veces en un gol, vamos a ponernos de acuerdo en algo tan extraño como un sueño? No. Pero que no.
Salinas, nuestro traductor de En busca del tiempo perdido, gran poeta de los pronombres, escribió en La voz a ti debida dos poesías dedicada al sí y al no. El libro, cuyo título está tomado de un verso de Garcilaso, es como Garcilaso luminoso, ligero. Se suele decir de la poesía renacentista española, y parece que se esté hablando de repostería, que había un Herrera de contundencia, con su mordiente, un Garcilaso más ligero y finalmente San Juan de la Cruz, más diáfano que la luz de Castilla, que ya es decir. Pues Salinas sigue ese continuum, ese linaje. Aunque la enciclopedia no quisiera pasar por Salinas así, con un parágrafo a vuelapluma, sí que se permitirá –como ya hemos hecho otras veces- recomendar un atajo. Si sólo leyéramos una cosita de Pedro Salinas, tal vez tendría que ser aquel verso de La voz a ti debida que dice poco más o menos “cómo quisiera ser lo que te doy y no quien te lo da”.
Pero los poemas del “sí” y del “no” no están nada mal. Lo dice quien ha pasado por casi todos los matices del “sí” y del “no”. Lo dice quien se sonríe indulgentemente cuando alguien le asevera que entre el blanco y el negro hay muchos matices. Sí, entre el blanco y el negro hay muchos matices, pero hay blanco y hay negro. Y hay “sí” y hay “no”, aunque el sí y el no tengan muchos matices. Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salva Lezaun, los dos agentes de la Guardia Civil de 28 y 27 años, asesinados por ETA (sin confirmar) en Calvià (Mallorca) anteayer, están muertos. No están un poco muertos, sino que están muertos. El asunto de los matices los podemos dejar para referirnos justamente a los terroristas terroríficos.
En un artículo de los principios de *ALFB ya se trató sobre los profetas de internet y del prestigio de la cosa impresa (negro sobre blanco), tan pasteleada, y la matraca académica sobre la blogosfera y la chusma wiki, así que el sufrido lector queda remitido a aquel post. Así que por todo lo dicho y por todo lo que se deja adivinar, “para gustos los colores”, aquí vamos cambiando la paleta cromática caprichosamente, o atmosféricamente, como esas figurillas que barométricamente van cambiando de color en la sección de souvenirs de los lugares turísticos.
Desde que a Barcelona ha ido llegando gente de todas partes del mundo, unos para pasar 3 días en la ciudad haciendo la consabida ruta modernista, otros para ganarse el pan, ha mejorado el colorido. El colorido ha mejorado especialmente con los trabajadores procedentes de Sudamérica y Centroamérica, que van limpios como una patena y que saben lavar sus atavíos como nadie. Y es que a ver si nos vamos enterando de que no hay que lavar la ropa blanca con la de color, hombre. El colorido de Barcelona no sólo se ha visto favorecido por haberse visto aumentada la paleta con colores más alegres. Los catalanes son en general muy sobrios, nada dados a los estampados, o con unos estampados como de corbata de ejecutivo poco audaz o de forro de maleta. La piel más morena, piel canela, de los peruanos, los bolivianos, etcétera, de origen indio, parece que tiene como más píxeles o que tiene más resolución. Parece que estén más vivos. Luego, si te pilla en plena canícula, al doblar la esquina, una paquistaní con un vestido rosa o verde loro con lentejuelas doradas, con su bigote, sus ojos tan negros, es ya para el remate.
Aunque no tenga nada que ver (¿o sí?) con el tema en cuestión, b/n, no puedo menos que detenerme en un tema importantísimo a todas luces. Cada vez que paso por la encrucijada de la calle Aragón con Passeig de Gràcia (al que algún guía de estos que nos han salido ahora no cualificados llama “Paseo de García”, ¡por los clavos de Cristo!), pues cada vez que paso por ahí, digo, no falta quien me pregunte por la estación de R.E.N.F.E (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles). Esa pregunta me la sé y además la puedo contestar en 5 idiomas, porque la tengo por la mano: “No, es que ahora no pone R.E.N.F.E, pone A.D.I.F., es ese letrerito pequeñito que está justo al lado del letrero del metro”. A.D.I.F. (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) aparece también aquí y allá en el trasbordo de la estación de Sans, la principal de Barcelona (L.P.D.B.). Así que si yo quisiera, podría estar todo el día dando indicaciones sólo con los manejos de los trenes. Y es por esta razón y por otras que no son al caso, por lo que decididamente los turistas me resultan un poco pesados, mientras que los emigrantes me resultan muy atractivos. De hecho, lo “normal” es que haya emigrantes (aunque no tantos ni tan de golpe), y lo anormal era el tiempo que España estuvo cerrada, que coincidió exactamente con mi niñez y con aquellos años en que yo estaba también aislada de este mundo porque me interesaban más los libros y mi entorno inmediato, más seguro, y porque andaba metida en mis sueños. Y los sueños, sueños son.

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