18.12.09

Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino




Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino
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“El temps no compta, ni l’espai, qualsevol nit pot sortir el sol
Jaume Sisa

“Los libros de viajes son una impostura, porque el escritor, que sólo ve sin prejuicios las cosas de que no habla, esto es, las cosas de una elaboración literaria más difícil, habla de las cosas que no ve, es decir, que no ve como tales cosas, sino como crónicas periodísticas o como capítulos de novela. De mí sé decir, por ejemplo, que, obligado a veces a hacer un artículo, y disponiendo de una catedral gótica, que había visitado momentos antes, y de la levita del gerente del hotel como materiales a elaborar, me he decidido por la levita del gerente y he despreciado la catedral gótica. Para cualquier tendero veraneante, aquella catedral, en cuya construcción habían trabajado sin descanso quince generaciones sucesivas de obreros y artífices, hubiera representado infinitamente más que una levita. Para el escritor, en cambio, la levita tiene mayor interés, y no porque fuese una levita maravillosa, sino porque era una levita grotesca.
Julio Camba, Aventuras de una peseta.

Julio Camba es un escritor de la galería o altar de escritores de mi devoción. No cesa de maravillarme lo que dan de sí los 150 cm básicos en los que cifraba sus artículos y que son una ironía (o, si se quiere, retranca, al tratarse de un pontevedrés) como la que estableció Poe en su Filosofía de la composición con los 100 versos como la unidad ideal u óptima para la belleza y su efecto. En próximas fechas volveremos a este documento de la Poética de Poe si tenemos salud, porque no es cualquier cosa. Pero esos 150 centímetros de opinión y motivos grotescos de Camba son de una densidad diamantina, prodigiosa. “Efectivamente” (como está ahora de moda intercalar cada dos por tres, seis), lo que dice Camba es verdad: los escritores acaban viendo el mundo de acuerdo con su oficio y las exigencias que cada cual se impone. Los escritores, los historiadores, todo el mundo, diría yo. Para los bloggers empedernidos eso es una verdad como un templo, o como una catedral ya que nos ocupan hoy las catedrales.
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En *ALFB le hemos dedicado 3 posts a la Sagrada Familia, especialmente el de su “originalidad”. Creo que soy una de las pocas barcinonenses o faventinas que piensa que la Sagrada Familia, tanto la que proyectó Gaudí  como la que se está fraguando en las hormigoneras, es un engendro que no pasa de ser un folly como el de Ferdinand Cheval. Lo que ocurre que los follies suelen estar en lugares retirados, y el nuestro lo tenemos dentro de Barcelona. Así que por una vez estoy de acuerdo con José Gutiérrez Solana (*). Otra cosa es que esté de acuerdo con la negritud y la sensibilidad  a veces desabrida  y desertizante de Solana, que no lo estoy: “Al cruzar los pueblos de Manresa y Sabadell, llenos de fábricas de tejidos y paños, los viajeros, que vamos con mucho sueño y echados en los bancos, nos despertamos al sonar bruscamente en nuestros oídos el sonido duro y cortado del idioma catalán, y nos vemos en seguida despabilados y con las piernas en el suelo pues el catalán es muy egoísta y nos ha dado una palmada en el hombro para que le dejemos sitio. En el coche no se habla más que el catalán y suenan las voces graves, pues es este un idioma en el que se ahueca mucho la voz. Cuando se ponen a hablar, raramente, en castellano, tienen menos voz. Los ademanes tienen mucho de teatro y todos parecen actores”. De todo ello lo que es hoy sólo diré que para decir eso, era mejor no decir nada. El catalán no es un idioma ni duro ni cortado ni grave ni hueco. Puede llegar a serlo, como cualquier otra lengua, pero per se no lo es.

Así es que -volviendo a lo nuestro- con haber hablado del Templo Expiatorio tres veces, casi no hemos hablado de la catedral de Barcelona, cuando sí que mencionamos la de León y hasta la de Milán. La razón fundamental es que la seo ha estado y está rehabilitándose e incluso muchos meses el paso no era fácil. La portada estuvo tapada hasta hace bien poco. Finalmente ayer usé el ascensor que lleva al terrado y que por lo que he podido  ver nadie conoce. Por lo menos de mis conocidos. El ascensor sube hasta un tercer piso, pero cuando se llega a los arbotantes se ve el Hotel Colón, que tiene cinco, por debajo. La vista es insólita y vale la pena subir para verla. Sobre todo porque no hay que subir andando trabajosamente, como pasa por ejemplo con la bellísima Catedral de Nôtre Dame de París, cuyo ascenso nos hace pensar en Quasimodo y en que se quedó como se quedó no de nacimiento sino por subir aquellas empinadas escaleras constantemente.
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La vista, digo, es insólita, ya que nos da un panorama de 360º de casi toda Barcelona (no la que queda tras las colinas) y esto con una perspectiva absolutamente nueva de los edificios que siempre vemos por el mismo lado. Me costó por ejemplo reconocer la torre del Mirador del Rei Martí (1555), en la Plaça del Rei.  A mi entender las vistas panorámicas de Barcelona desde el cielo (cuando algún comandante se recrea antes de aterrizar), desde el Palacio de la Reina Victoria Eugenia (hoy Museu d’Art Modern de Catalunya) en Montjuïch, o desde el Tibidabo, son muy bonitas. Y sin embargo esta otra, la que se ve desde el terrado de la Catedral y que diríamos que más que a vista de pájaro sería a vista de paloma o hasta de gato, es muy recomendable, en especial para quien se conozca el barrio gótico al dedillo.
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La sensación del paralaje allí arriba nos recordó que estábamos sobre el Monte Táber, donde los romanos erigieron la Barcino de su colonia. Se han recreado posibles imágenes y hasta maquetas de aquella Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna (Pia) Barcino, con sus vías, su muralla y el  enorme foro con un  templo períptero  y hexástilo dedicado al emperador Augusto. Y es que el llamado Mons Taber estaba a 16,9 m sobre el nivel del mar.

Ayer hubo un día muy frío en Barcelona. El sol no calentaba y había poquita luz, cosa también insólita en mi ciudad, que es la de ustedes.
Ahir va fer un dia fred a Barcelona. El sol no escalfava i hi havia poqueta llum, cosa també insòlita a la meva ciutat, que és la de vostés.
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(*) “LA IGLESIA DE LA SAGRADA FAMILIA.
En el 1882 se empezaron las obras. A la entrada de la verja se ve esta fecha y, en la piedra, la tiara del papa y unas grandes llaves de San Pedro.
La iglesia de la Sagrada Familia es un edificio modernista que no tiene ni pies ni cabeza. Esta iglesia dicen que estará adornada de herrajes con formas obscenas y da la impresión de un modernista de melenas que se ha vuelto loco y dan ganas de preguntar cuál es la iglesia, pues su mérito mayor es ese de que no se sepa donde está la entrada. Hay unas torres llenas de agujeros inútiles sólo decorativos. Las columnas que sostienen el templo están aplastando a dos grandes tortugas que tienen los ojos fuera. También hay caracoles enormes sacando los cuernos al sol. En el pórtico hay gran cantidad de cabezas de burros y un racimo de figuras tocando la trompeta y aves de corral: gallinas, pollos, y faisanes; también hay una mezcla de rosarios y libros de misa”. José Gutiérrez-Solana, La España negra.
18 de diciembre de 2009


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