1.12.09

Dentro y fuera: el espacio de la imaginación


Fotograma de Burt Lancaster en "Gruppo di famiglia in un interno" (Luchino Visconti, 1974)

A Ana Inés López Acosta


Yo guardo en una cartera*
requechos de la que fui
y los despliego ante mis ojos
a solas
cuando la mayoría de las cosas
poco a poco
desaparecen sin ruido.

Creo que estoy amasando unas arrugas
ideales para mentir sonrisas
cuando me invitan a tomar
cervezas y cervezas
y empiezo a decir palabras de burbujas
que ascienden apenas y rompen pronto.

He viajado desde muy lejos
pero sigo arrastrando mi cartera impresentable:
tiene bichitos de luz de noches de enero,
olor a bosta, a pasto quemado, a lluvia,
la equivocación de tantas muertes,
presentimientos, señales, sueños,
y un desfallecer de bailar apretado.

Liliana Costa Staksrud, Y yo ¿de quién soy? (me saco el saco y me pongo el pongo)

El fotograma de hoy pertenece a la película que estrenó Visconti el año 1975 y que en España recibió el título de "Confidencias". En un principio, al parecer, la película debía ser interpretada en el papel del  Profesor coleccionista de arte por Laurence Olivier. El de Silvana Mangano, la marquesa Bianca Brumonti,  un papel ciertamente antipático, debía ser para Audrey Hepburn. En los mal llamados "títulos de crédito" del principio de "Confidencias" se va desenrollando un electrocardiograma. Perdón por el inciso pero: esto de los "títulos de crédito" es una pésima traducción y un anglicismo nefando para opening credits, ya que "títulos de crédito" corresponde a  una figura jurídica y a un género de documentos muy establecidos.  Falso amigo donde los haya. El lenguaje del cine que usamos está tan relleno de anglicismos papanatistas que ya empieza a ser disparatado  y quijotesco denunciarlo, puesto que está todo perdido. Pero yo creo que merece la pena seguir al pie del cañón (at the foot of the cannon).

Yendo a lo que íbamos: curiosamente Luchino Visconti convalecía de un ataque al corazón (heart attack) y rodó "Confidencias" en una silla de ruedas o chair wheel con una hemiplejía izquierda bastante discapacitante. Sin querer ser aguafiestas o spoiler, teniendo en cuenta que la película ya se estrenó hace la friolera de 35 años (a mere of 35 years) podemos adelantar a los que no la han visto aún que trata -el argumento o plot- sobre un profesor jubilado (Burt Lancaster), coleccionista de arte, que vive en un palazzo romano rodeado de antigüedades y libros, con Erminia, su doncella desde hace 25 años. Les alquila el piso superior, en un mal momento, a una familia rica, ruidosa y vulgar, muy vulgar,  formada por la marquesa Bianca Brumonti (Silvana Mangano),  esposa de un rico industrial, su amante o gigoló (Helmut Berger), su hija Lietta y el novio de Lietta. A pesar de la resistencia del Profesor, los recién llegados turbarán su tranquilidad, su quietud y hasta le involucrarán en sus pasiones/passions y en su ir y venir (hustle and bustle).

Al principio del rollo, en una escena del Profesor y Lietta, queda claro la actitud de cada cual:
"Prof.- Es usted de una franqueza insólita. Le responderé con igual franqueza: no tengo prisa por trasladar mis libros arriba. Yo soy un hombre viejo, neurótico, quizás incluso histérico, a quien le molesta ver desconocidos, oír ruidos, y que rechaza toda clase de formalidades. Es por lo que no deseo alquilar el piso de arriba.
Lietta.- Usted no es viejo ni histérico. Es encantador y punto. Y lo sabe. Quizá un poco maniático, eso sí, como toda la gente interesante, pero por lo menos su manía es por cosas del tipo de este cuadro [...]".

Está claro que el estilo pausado y morigerado del Profesor, le hacen definir irónicamente como "franqueza insólita" lo que no deja de ser impertinencia, tosquedad, brusquedad, y mala educación (bad manners) puesto que la familia de la marquesa entra al trapo (abruptly, del lat. abruptum). El diálogo del Profesor y de la hija de la marquesa además sólo es posible porque Lietta quiere, no porque el Profesor lo desee.

Hace unos años en la programación televisiva teníamos un programa infantil llamado "Barrio Sésamo" (Sesam Street) en donde entre otras cosas se ayudaba a los niños a conocer los colores básicos, el alfabeto, a distinguir entre dentro/fuera, arriba/abajo, etcétera. Pues ese diálogo es en mi opinión un poco una explicación  esquemática de dos formas de relacionarse o de estar con los demás. De hecho, el título de la película en inglés es "Conversation piece" (ahora sí en serio en inglés). Todo cuanto se empeña el personaje de Burt Lancaster en disuadir a la jovencita para que le deje en paz con sus cosas, ese empeño tiene equivalente afán en querer Lietta llevar el agua a su molino ("to carry the water to her watermill") y actúa como en una inversión de Eliza Doolittle (la violetera de Pigmalion de Bernard Shaw). Es decir, de alguna forma Lietta busca perturbar la imperturbabilidad (imperturbableness) y la buena educación del Profesor.

Una vez introducido el tema "Dentro y fuera" (in and out) podemos pasar a una perla que encontré hace unos días en mi Feedjit del tráfico en el blog. Cual no sería mi desagradable sorpresa cuando leí que alguien había entrado en el post "Las flores del melocotonero (2)", el tan productivo Tao Hua Wei de la más exquisita poesía china, por culpa de introducir en el Google la siguiente estrategia de búsqueda: "hola hoi ace dos dias ke me ice la insiminacion artificial y esto echando moco cuando voi acer pipi es normal". Se puede ver el pantallazo en  mi Picasa. Creo que, a pesar de la particular ortografía de la frase, está clarita cual era la preocupación de la señora que buscaba en el Google. Mi sorpresa debo decir que fue desagradable pero no por la ortografía. Francamente, me preocupa más la salud intestinal de este país que no el conocimiento de la gramática del español, (Spanish grammar) como ya he dejado claro mil veces hasta haber echado a perder mis huellas digitales. Lo que me resultó desagradable o preocupante fue el darme cuenta de cómo está la realidad. Este Feedjit es un pulso a la realidad. Se da una cuenta pues de que la inseminación es cuestión de dinero. Cualquiera puede tener un hijo, aunque la naturaleza y las formas de cohesión y coherencia social se obstinen en poner impedimentos y hacer una selección injusta que por otra parte no sé si proteje a los más dotados o a los más buenos.  Por lo tanto, o además, todos esos escritores que conozco y que se preocupan por el mot juste o no, en pocos años escribirán para cuatro gatos (four cats). Y yo, por mucho que me empecine en estar en el Tao Hua Wei  o en tener ahí mi centro, debo reconocer que en este mundo va habiendo tanto "moco cuando voi acer pipi" como flores del melocotonero.  O más. Ya puestos, comento que el otro día (después de esto de la "insiminacion") vi parte de un vídeo pornográfico en que un señor introducía su miembro en el ano de otro señor, es decir que lo sodomizaba o que le estaba dando por culo, vaya. Lo curioso del asunto, desde el punto de vista enciclopédico siempre, no era la escena en sí, que fotográficamente hablando era mediocre, sino que el bujarrón pasivo tenía una verruga justo a unos milímetros del ojete. Estaba muy claramente visible porque además de que el tipo era negro y la verruga no, resulta que el encuadre realzaba el condiloma a base de bien. El tipo activo, antes de proceder a la penetración le propinaba un escupitajo contundente  y lúbrico que no dejaba lugar a duda sobre la falta total de higiene de las condiciones de grabación. Yo sé que esto puede dibujar una sonrisa bajo los ojos cada vez más estupefactos de algún lector que se habrá perdido por aquí no buscando ni la flor del melocotonero y ya no digamos la del berro. Pero es una pena porque el asunto puede acabar como el rosario de la aurora (dawn rosary)

El hecho de que antes se hacía una película ("Gruppo di famiglia in un interno") con tanto material y ahora sólo se precisa una parte, la parte ruidosa, escandalosa, vulgar y/o de nuevo rico, no ha abaratado los costes de producción. Me temo. Así que las razones de la proliferación de las Liettas y los condilomas no se deben estrictamente a razones económicas.

Siguiendo con el dentro/fuera, es obligado referirse por tanto al famoso 2.55 Chanel, el bolso fetiche de "Coco" Gabrielle Bonheur, el cual se sigue produciendo después de febrero de 1955 como en el primer día, con algunas "tiradas" especiales o limitadas que fácilmente alcanzan los 3.305 [sic] euros la unidad,  como la creada por Karl Langerfeld. Me perdonará el respetable que me sulfure cuando oigo, veo y hasta huelo que se sostenga por ahí que ese bolsito es inevitable como fondo de armario. Debo reconocer que le cogí una cierta simpatía cuando supe que Coco Chanel se proponía con él, entre otros objetivos, el de dejarles a las mujeres las manos libres. Para qué, no lo sé. Pero cuando supe que el forro "burgundy" (bourgogne, o rojo borgoña) estaba inspirado en el uniforme del colegio de las aubazinas al que fue la diseñadora de pequeña, se me cayeron los palos del sombrajo (the tent poles). De las interioridades del bolso 2.55 también se hace hincapié en ese bolsillo oculto que Coco Chanel ideó para guardar sus cartas de amor. Supongo que hoy en día ese bolsillo se utilizará para guardar los comprobantes de VISA o vaya usted a saber. Cualquier cosa. El lujo, como el porno duro, tampoco le deja espacio a la imaginación.

(*) Me da no sé qué meterle un ceraunio a la magnífica poesía de Liliana Costa, escritora argentina, pero a los posibles lectores del español europeo hay que aclararles que según la wikipedia: "En Argentina el sustantivo bolso designa una bolsa de grandes dimensiones usada como maleta (en España, bolsa de viaje). En España la palabra bolso se utiliza para referirse a la bolsa de mano con dos asas que usan las mujeres (en Argentina, cartera)." Por lo tanto, cuando aquí decimos "bolso", allá dicen "cartera".

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