21.12.09

The Philosophy of Composition


Edgar Allan Poe National Historical Site, Filadelfia
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`Prophet!’ said I, `thing of evil! – prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us – by that God we both adore -
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels named Lenore -
Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels named Lenore?’
Quoth the raven, `Nevermore.’
E. A. Poe, “The Raven” (*)
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“Hola”
No quisiera convertir esto en el “Hola” al menos por el hecho de haber incluido la imagen de una pieza de la casa de Emily Dickinson o el escritorio de Dostoievski, como cuando el semanario muestra las mansiones de los famosos. Y sin embargo reparo en que la casa de Marguerite Yourcenar en Maine (“Petite plaisance”) parece mucho más confortable lado del Poe Cottage del Bronx, en Nueva York. La de la imagen de hoy es la casa de Poe en Filadelfia, casa en la que se pudo afincar gracias a su colaboración con el “Graham’s Magazine” en una de las capitales literarias norteamericanas, cuando aún vivía Virginia Clemm, su esposa y prima. Curiosamente, aparece en internet una imagen idéntica pero rotada 180º que nos recuerda los errores que daba el positivado en papel de las películas  propiamente fotográficas. Cuando esos errores se hacían sobre un retrato, el resultado nos devolvía una imagen trastornada que nos decía que algo no iba bien. Y eso a pesar de que esa imagen es la que nos reflejan los espejos, pero como si el azogue límpido le añadiera una dimensión enigmática.

Los errores de positivado son errores característicos de una época, lo mismo que uno puede saber con poco margen de error en que época nació alguien sólo por el nombre que le han dado. Pero eran o son errores de escasa incidencia y asociados a una técnica, mientras que con las viejas nuevas tecnologías lo que podemos detectar son errores magnificados por su tremenda difusión.

Dos diamantes
Hay dos artículos de la Wikipedia en español que me resultan particularmente admirables: el que se ha escrito sobre Goya y el de Poe, que incluso tiene más longitud que el inglés. Por lo menos actualmente. Leer el artículo sobre Poe ha sido para mí un descanso respecto a la lectura que estoy haciendo de su artículo titulado “The Philosophy of Composition”, en el que ya he entrado varias veces. Muchas.
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Hay algunos elementos biográficos de Poe que me han merecido especial atención, más allá de las truculencias que jalonaron su vida, empezando por la temprana muerte de su madre, y ya no digamos por la suya propia, cuyas circunstancias fueron piadosamente ocultadas. Uno de los elementos es su buena letra. De Michel Zéraffa  la Wikipedia nos facilita una cita textual que hace referencia a la escritura de Poe: “Dotado de una gran inteligencia, Edgar Allan Poe era un hombre muy cortés pero de una fiereza sin igual, lo que le enemistó con numerosas personas. Sus amigos se sorprendían por su aspecto cuidado al extremo y la claridad de su elocución. Sus manuscritos se caracterizan por la consistencia, la regularidad y la elegancia de su escritura, además de por la ausencia de tachones. A menudo, escribía en hojas de cuaderno que posteriormente pegaba unas con otras hasta crear rollos. Sus manuscritos revelan una inteligencia que «no dormía nunca», una independencia extrema respecto a sus convicciones y que controla o busca siempre controlar una extraordinaria sensibilidad; después de todo, un “cerebral”.

Otro elemento biográfico que me parece muy elocuente es uno que  habla a través del desprecio de Aldous Huxley, quien dijo de Poe que era tan vulgar que hasta llevaba dos anillos de brillantes. Y Poe no era rico, su pobreza incluso recuerda a la de los años en Madrid de Gustavo Adolfo Bécquer, entregado a la belleza y ajeno a la miseria en que vivía. Se dice que cuando murió Virginia Clemm (en enero de 1847), encabezó el cortejo fúnebre envuelto con la capa de cadete que la había tapado durante las semanas de su consunción, en el cottage del Bronx. Estos elementos no tienen la condición de los “gestos” deliberados y efectistas, testimoniales, con los que también cuenta la historia literaria. Poe era así tal cual.

Inspiración o talento
Una idea que no hay que perder de vista ante la lectura de “The Philosophy of the Composition” es su condena de los trascendentalistas (los de la inspiración vaya) y de los que persiguen la intención moral en la obra de arte. De hecho, habría que concretar más y decir que para Poe -para mí también, dicho sea de paso- las obras con un sentido demasiado obvio dejan de ser arte. Seguramente Poe se moriría de asco ante la proliferación de novelitas que tenemos con sólo una idea machaconamente amplificada o repetida, sin una sola idea ni que sea ancillaria de la “principal”, y donde la duda solo es un signo de debilidad mental o mera pose.

El texto ha sido interpretado por Fernando Savater como un hoax o mistificación o bulo. En mi modesta opinión, hay algo de eso en el artículo, puesto que en él se explica el proceso de la composición de “El cuervo” de una manera que resulta difícil de acreditar y algo insolente. Con mucha probabilidad, la composición de “El cuervo” fue tal y como Poe la explica, sólo que exagera. Y esto lo hace contra el trascendentalismo de los inspiracionistas, a quienes retrata afanándose y retorciéndose con un esfuerzo que jamás admitirán. De tal manera que no hay más que pensar que Poe nos está diciendo que la inspiración no llegará donde no hay talento. El hecho de que Poe escribiera “The raven” backwards, esto es, a partir del desenlace, nos introduce el paradigma de un método. Como lo expresa de la misma manera que un problema matemático o de criptografía, tiene toda la pinta de ser una burla o mistificación, pero en realidad todo adquiere sentido si sabemos que Poe fue uno de los primeros escritores que pretendió “vivir” de la literatura. El hecho de que E. A. Poe se explicara como lo hizo y no de otra manera es para mí su grandeza.
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“The Philosophy of Composition” se publicó el abril de 1846 en el mencionado Graham’s Magazine, el mismo año en que se publicó el relato “El barril de amontillado”. “El cuervo” salió a la luz el año 1845. Así que este frío de hoy no es nada comparado con el que Poe debió sentir.
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(*) “¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica! | ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! | ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, | ese Dios que adoramos tú y yo, | dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén | tendrá en sus brazos a una santa doncella | llamada por los ángeles Leonora, | tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen | llamada por los ángeles Leonora!” | Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

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