23.3.10

El jabón Lagarto



no de los productos de La Providencia, marca de la firma J. Lizariturry, Rezola y Cía, fue el jabón Lagarto. El día de hoy pertenece a Euroquímica y hay que distinguirlo de Lagartomatic, en pastillas también. Lagartomatic es para el lavado a máquina y no a mano, y además es un detergente (con tensioactivos aniónicos, tensioactivos no iónicos, jabón, fosfonatos, policarboxilatos, carbonatos y otras sales, blanqueantes ópticos, enzimas y perfumes), y no un jabón natural.
Le tengo mucha fe al jabón Lagarto. Una vez le compré a los chinos una colcha que luego resultó ser demasiado grande y entonces la cambie por pastillas de jabones Lagarto. Creo que no las gastaré en toda la vida. Se juntarán a las "pastillas de jabón de olor" que salía mi abela a comprar a las mujeres del mercadillo sólo cuando llovía, para animar la venta. Excusa decirse lo mucho que llovía en Finisterre en vida de mi abuela y que desde que se había muerto su segunda hija con 21 años en Comodoro Rivadavia, apenas salía a la calle. Las pastillas de jabón Lagarto las tengo en una alacena como si fueran las monedas del tío Gilito, apiladas. La pasta de dientes Colgate, la Coca-Cola, el olor de los albaricoques y el jabón Lagarto es de lo poco que me consigue crear un efecto parecido (solo parecido) al de la magdalena de la tía de Proust con respecto a mi propia vida. Todo ha cambiado excepto esos tres productos, que fundamentalmente son casi iguales. A pesar de todo, un amigo mío me recuerda que la Coca-Cola varió su fórmula y es menos dulce, y creo que con toda seguridad el Colgate se ha ido adaptando a los tiempos. El jabón Lagarto antes, en mi Paleolítico Superior, era el doble de grueso. Hace siglos que no he visto una tabla de lavar. Veo que las que se muestran en algunos museos se pueden acoplar a una especie de rodillero (por lo tanto son un poco más antiguas que yo, de cuando sólo se lavaba en el río), y que si se siguen fabricando es como instrumentos musicales.
El jabón Lagarto y la lejía Conejo se dirá que no tienen por el nombre la mercadotecnia de productos como Fairy o Mistol, que apelan a otras partes del subconsciente colectivo y el inconsciente individual, pero a mí me resultan acertadísimos, vigorosos, claros.

Nave de J. Lizariturry, Rezola y Cía

En 1996, Carlos Núñez y Noa grabaron "A lavandeira da noite", canción sobre las "lavandeiras", seres maléficos de la mitología gallega que aparecían de noche en las fuentes y pedían ayuda para lavar una sábana llena de sangre que jamás se aclaraba. Ayudarlas costaba la vida, según el mito, y lo mejor que se podía hacer era mirar para otro lado y pasar rápido. El romance gallego por lo tanto no tiene relación alguna con el de las "Mañanicas de San Juan":

Era unha noite de lúa
era unha noite clara,
eu pasaba polo río
de volta da muiñada.
Topei unha lavandeira
que lavaba ao par da auga.
Ela lavaba no río
e unha cantiga cantaba
Moza que vés do muíño,
moza que vas pola estrada,
axúdame a retorcer
miña sábana lavada.
¡Santa María te axude
e San Lourenzo te vala!
Desparece a lavandeira
como fumeira espallada
Onde as sábanas tendera
poza de sangue deixara.
Era unha noite de lúa
era unha noite clara

Yo me levantara, madre,
mañanica de San Juan,
vide estar una doncella
ribericas de la mar.
Sola lava y sola tuerce,
sola tiende en un rosal;
mientras los paños se enjugan
dice la niña un cantar:
-¿Dó los mis amores, dó los,
¿dó los andaré a buscar?
Mar abajo, mar arriba,
diciendo iba el cantar,
peine de oro en las sus manos
por sus cabellos peinar:
-Dígasme tú, el marinero,
sí, Dios te guarde de mal,
si los viste mis amores,
si los viste allá pasar.

Son la noche y el día. En algunas antropologías gallegas la lavandeira da noite se considera más que un tipo de bruja dentro del orden complejo de brujas, meigas o hechiceras, simplemente un ser maléfico y fantasmal. A pesar de que hay por la red comentarios sobre el celtismo de la leyenda y hasta sobre el origen sefardí de la canción, el mito aparece en diversas culturas de la vieja Europa, lo recogio "George Sand" en 1858 ("Les laveuses de nuit ou lavandières") y en realidad parece ser que se refiere a mujeres que habían abortado o habían practicado abortos y que estaban "condenadas". Por extensión se les añadieron las mujeres que limpiaban a horas desacostumbradas o en día de precepto. Se dirá que una vez desvelado ese particular el asunto pierde todo su halo de misterio, y así es.
Sin quitarle mérito al romance de la lavandeira da noite, su misterio, a veces me pregunto si no nos hubiera ido mejor -como en todo en general- hablando más claramente y con tranquilidad. Sin miedo. Y sin temor a no decir las cosas oportunas en el momento ideal. Igual, si alguien lee estas palabras, dirá que estamos muy lejos de aquella "sensibilidad", pero yo a veces creo que seguimos hablando poco de lo que realmente nos interesa y nos duele y que el halo de pecado o de tabú ha sido suplantado hábilmente por otras capas de pintura de aspecto moderno. A veces sólo le cambiamos la apariencia a las cosas y lo hacemos camaleónicamente. Dejo el tema ahí en remojo, o "a clareo", para que se vaya ablandando.



Eva Carreras y Cristina Pato, versión de "A lavandeira" (variante de lavandera sacrílega y adúltera)(*)

 (*) Unha vez indo pra feira coma sempre acostumaba | Ía comprar catro bois e esquecéuseme a aguillada | Volvín a casa por ela, topei a porta pechada | vou chamar a miña irmá para que a porta me abra! | Ábreme a porta Marica que esquecéuseme a aguillada | Como che hei de abrir a porta se estou botando a colada | Ábreme a porta Marica, ábreme a porta malvada | que a colada que tí botas é estar co cura na cama.

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