28.6.10

Make it easier



A Julia D’Onofrio
A Alicia Consolini
Res est magna tacere
Cicerón


“Apart from going to church, Sunday is commonly the day Argentines gather in family for lunch or dinner.
Table manners are Continental – hold the fork in the left hand and the knife in the right while slicing.
Do not begin eating until the hostess invites you to do so.
When others are about to eat, it is very considerate to say “buen provecho” (good eating).
Wait for a toast to be made before taking the first sip of your drink.
A kiss in the cheek with or without a hug is a standard greeting amongst both men and women, except in very formal settings.++
When someone sneezes, you should say “Salud” (lit. “Health”). This is the equivalent for “bless you” in United States. The person who sneezed should respond with “Gracias” (“Thank you”).
It is often considered rude to point at a person or even an object with the index finger. People typically point with the whole hand or with a movement of the head and a puckering of the lips towards that which is being indicated.
Argentina has more sociocultural connections with other European countries, same goes with Uruguay.”
Etiquette in Latin America- Argentina (Wikipedia)

Prometo que por la salud de mi canario que todo cuanto hay que saber según la Wikipedia sobre la etiqueta en la Argentina lo he transcrito ahí. Verdaderamente la convivencia en ese país debe de ser como una balsa de aceite puesto que a excepción de la segunda recomendación, todo es muy llevadero y razonable. Un oasis. La segunda recomendación reza: “Los modales en la mesa son continentales —el tenedor se sostiene con la mano izquierda y para cortar con el cuchillo se usa la mano derecha”.  Yo solo puedo usar el cuchillo con la mano izquierda pero debe ser a causa de una lateralización cerebral tan caprichosa como incorregible puesto que el pan o el queso sí que los corto con la mano derecha. El cuchillo del pescado para un zurdo de mi condición es casi tan inoperante como querer abanicarse con una grapadora, porque lo tengo que usar como si fuera la espátula de servir helado y, ¿qué quieren que les diga?, queda una como una oligofrénica o una extravagante tiquismiquis.
Aunque tenga los malos modales de un quebrantahuesos ante su ración, debo decir sin embargo que a la vista del prontuario wikipédico creo que vivir en Argentina debe de ser de lo más fácil del mundo. Si alguien estornuda se dice “Salud” y te responderá “Gracias”. Aquí en España lo mismo te pueden decir “¡Jesús!” como “Dios te ahogue”, pero cualquiera de las dos afirmaciones podrían suponer una reconvención sobre usos políticamente correctos y laicos, de manera que tampoco está mal visto que al que estornude se le deje hacer sin más. Me siento tentada de hacer algo parecido a lo que hizo Jonathan Swift con los Viajes de Gulliver, que por otra parte fue el libro preferido de mi infancia, aunque no sé si me gustó más Lilliput o el País de los Gigantes o el País de los  Houyhnhnms. Algo parecido puesto que en el fondo veo que lo podría resolver a la manera de la Wikipedia en su artículo sobre la etiqueta continental. Ya estoy deseando leer el artículo de la etiqueta en Japón.
Me escribe hoy mi amiga M.:
“Hoy me ha pasado una de esas cosas que tanto te gusta guardar en la memoria para irritarme una y otra vez (*). Me ha escrito J. de XXX para pedirme una cosa de la XXX, y al despedirse me ha dicho “suerte con España, nuestro país en cambio ya vuela de regreso”. Voy y le contesto: siento mucho lo de Alemania, creo que la victoria de Inglaterra fue muy injusta con algún que otro gol en fuera de juego (habia oído campanas esta mañana en las noticias). Resulta que Alemania arrasó a Inglaterra, y fue justo al revés, habían anulado algún gol de Inglaterra injustamente. Es más, ella se refería a la derrota de México contra Argentina.
Y dicho esto, cambiemos de tema. La próxima vez que alguien me hable del puto mundial de futbol me doy la vuelta y me voy.”
J. es mexicana, aunque escribía a M. desde Alemania, así es que lo que dijo mi amiga no había por donde cogerlo –perdón, tomarlo- y además pretender restituir el enredo a su justo punto era tanto como liarlo más. He prevenido a mi amiga de que no diga nada de Uruguay estos días porque hay en su equipo de trabajo una brasileña y aún no han olvidado el maracanazo de 1950, al cual se le imputan 11 suicidios directos por lo menos. También le he recordado que mañana juega España contra Portugal. O Portugal contra España, no sé como va el partido. Y que no podré decir mucho en mi Facebook porque pueden ver mi muro los nacionalistas galeguistas y catalanistas “antiespañolistas” (¿?) y además  hay una amiga portuguesa que no creo que sea iberista, con la por cierto estamos más bien a mal desde que hizo una defensa encendídisima de Saramago (que mira que era malo, como persona y como escritor y como todo)  y yo no la secundé.  Tampoco la contradije, pero la disensión crea un silencio opaco, no como el que se le atribuye a los ángeles cuando pasan entre nosotros, no como el del Maracaná con el gol de  Ghiggia, no: un silencio como el que se aloja en verano en los bolsillos de los abrigos.
Al final quedan los grandes temas -la meteorología, el punto del rizotto, el precio de las patatas- además de la posibilidad de ponerse a hablar como Isabel Preysler: “Estupendo”, “fantástico”, “todo muy bien, sí, gracias”, sonreír y seguir con el pétit point.
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(*) Se refiere a una broma que nos tenemos o le tengo por una vez que le dijo “Good fly” (por “Good flight”) a la jefa de J. Fly en inglés lo mismo sirve para “mosca” que para “bragueta”. M. habla inglés, ruso y francés muy bien, además de español y catalán, y además —como se suele decir— también calla muy bien en esos cinco idiomas y es de las pocas personas de quien admito consejos. Es prudente, empática y atenta, por eso sus ínfimos faux pas resultan tan llamativos y contrastados.

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