27.11.10

Ivorra

A los campos de las comarcas catalanas de la Segarra y Les Garrigues, para mí muy queridos, les pasa un poco como al espectáculo pirotécnico de Fiat Lux de las Fiestas de la Merced, que no son espectaculares, que no hacen el estruendo ni dejan el olor a pólvora que los valencianos. Eran unos fuegos artificiales apagados, melancólicos. Los campos de Ivorra no son espectaculares, y mucho menos cuando ni los almendros ni las lunarias están en su plenitud.  A nadie le llama la atención el abrótano macho (cat. espernallac), que es mano de santo para las inflamaciones y molestias de la boca.  El verde menta y el rosa palo de la tierra tienen unos tonos irisados y muy finos y, cuando se dejan ver después de la escarcha y la niebla, son leves y sencillos, pero inolvidables.

P.S.:
Aquí: Más sobre el milagro de la Santa Duda (Sant Dubte d'Ivorra) y su milenario.  A pesar del contraste y por el contraste he incluido la imagen del parroco de Ivorra, Mossèn Fermín, en el retablo del siglo XX, como papa Sergio IV con la bula pontificia para Ivorra, reconociendo la autenticidad del milagro de la Santa Duda. El retablo del siglo XV está en la iglesia del alto, mientras que en el santuario que se construyó en el siglo XVIII y que ha sido rehabilitado hace unos diez años, se ha recreado una especie de retablo moderno. Está formado por 6 fotos que recrean la historia del Milagro de la Santa Duda y los personajes históricos están recreados en personas del pueblo. Este contraste nos puede ayudar a entender mejor el retablo del siglo XV, a cuyos símbolos y clichés estamos más avezados pero que no deja de estar regido por muchos convencionalismos propios del arte religioso.

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