10.12.10

Competitivité, productivité

na de las últimas "novedades" que ha presentado este mes Europa Film Treasures es un anuncio publicitario del año 1930, "Le martyre de la dactylo" (El martirio de la mecanógrafa). El anuncio es largo, de algo más que tres minutos, y está formado por dos partes, una  en dibujos con la mecanógrafa Lucette y dos trasgos (Charles y Stone) que le hacen muy penoso su trabajo y otra filmada cuando los trasgos inventan la silla Flambo para redimir sus remordimientos. Aquí entonces aparece la mecanógrafa Odette Piau, que gana el concurso internacional de dactilografía con 888 pulsaciones al minuto. Lo que teclea Odette no es un texto cualquiera, sino los propios de los ejercicios dactilográficos. Yo, que seguí en mi mocedad el método Meca, que creo que aún sigue vigente, recuerdo que la primera lección consistía en repetir "asdf jklñ" con los dedos correspondientes hasta que se acababa un folio. Porque entonces no habían DIN-A4 (210x297 mm), había folios (215×315 mm) y holandesas (220x280 mm).  Otra lección más avanzada que recuerdo era "agasajadas las hadas", por la cual se ejercitaban los dedos de la mano izquierda y en especial el meñique, dedo que hoy en día está prácticamente en desuso a no ser en la interpretación musical y poco más.
Los textos pensados para la dactilografía no tienen gran sentido, aunque a mi entender algunos de ellos tenían más gracia en general que las afamadas greguerías de Gómez de la Serna. Hubo un tiempo que tuve enganchado delante de mi mesa de trabajo el texto "El veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi. La cigüeña tocaba el saxofón detrás del palenque de paja". Para los que desconocen que es el texto de prueba de Word o son un poco impresionables, el texto inspiraba un temor supersticioso. En ese contexto hay que situar el texto que le llevó a Odette al primer premio del concurso de dactilografía: "Dix ans formen un corps civiquement" (Diez años forman un cuerpo cívicamente).


Odette se sabe sentar ante su máquina de escribir. No la consigo identificar, pero veo que no es una Underwood y que podría ser una L.C. Smith & Bros y que en cualquier caso había que imprimir una cierta fuerza sobre las teclas para accionarlas. Aunque el teclado qwerty está muy bien ideado, y a pesar de la silla Flambo regulable y toda la ergonomía del mundo, ese ritmo de trabajo y tan repetitivo,  seguramente sin demasiado sentido, no hay quien lo aguante. Por lo demás no nos tiene que resultar extraño que alguien se despepite tan denodadamente por mejorar una marca de velocidad o de resistencia. En el caso de que el trabajo sea algo natural, que no lo sé, la competitividad y la productividad mal entendidas pueden convertirlo en una locura. Lo de las 888 pulsaciones con ratón ya es la leche,  cuando ahí  (abro ventanita, cierro ventanita) se produce una contractura fatal, lenta pero segura y corrosiva del manguito de los rotadores, del trapecio y hasta de las orejas.

Desambiguación:

Kiwi (Dony Permedi, 2006)

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