25.12.10

Sobrando corazón

[...]
Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.
Me sobra corazón.
Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.
*
Fragmento de "Me sobra corazón", 
de Miguel Hernández “Otros poemas” (1935-1936)

No sé, no creo que para el día de Navidad sea el salmo 102 el más adecuado, ni de acuerdo con la liturgia, ni con la ortodoxia ni con la celebración, pero dicen los que saben que es el salmo más tierno. A mí me recuerda a uno de los poemas que escribió el poeta Miguel Hernández. Cada año he ido pasando una hoja roja del blog donde de alguna manera o resumía o acrisolaba lo que quería atesorar. Este año propongo el salmo 102 cantado a la manera bizantina por los monjes ortodoxos, un canto que este año he escuchado infinidad de veces. 


1 Oración del afligido que, en su angustia, derrama su llanto ante el Señor.


2 Señor, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor;
3 no me ocultes tu rostro
en el momento del peligro;
inclina hacia mí tu oído,
respóndeme pronto, cuando te invoco.

4 Porque mis días se disipan como el humo,
y mis huesos arden como brasas;
5 mi corazón se seca, marchitado como la hierba,
¡y hasta me olvido de comer mi pan!

6 Los huesos se me pegan a la piel,
por la violencia de mis gemidos.

7 Me parezco a una lechuza del desierto,
soy como un búho entre las ruinas;
8 estoy desvelado, y me lamento
como un pájaro solitario en el tejado;
9 mis enemigos me insultan sin cesar,
y enfurecidos, me cubren de imprecaciones.

10 Yo como ceniza en vez de pan
y mezclo mi bebida con lágrimas,
11 a causa de tu indignación y tu furor,
porque me alzaste en alto y me arrojaste.

12 Mis días son como sombras que se agrandan,
y me voy secando como la hierba.

13 Pero tú, Señor, reinas para siempre,
y tu Nombre permanece eternamente.

14 Tú te levantarás, te compadecerás de Sión,
porque ya es hora de tenerle piedad,
ya ha llegado el momento señalado:
15 tus servidores sienten amor por esas piedras
y se compadecen de esas ruinas.

16 Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
17 cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
18 cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria.

19 Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
20 porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
21 para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

29 Los hijos de tus servidores tendrán una morada
y su descendencia estará segura ante ti,
22 para proclamar en Sión el nombre del Señor
y su alabanza en Jerusalén,
23 cuando se reúnan los pueblos y los reinos,
y sirvan todos juntos al Señor.

24 Mis fuerzas se debilitaron por el camino
y se abreviaron mis días;
25 pero yo digo: "Dios mío,
no me lleves en la mitad de mi vida,
tú que permaneces para siempre".

26 En tiempos remotos, fundaste la tierra,
y el cielo es obra de tus manos;
27 ellos se acaban, y tú permaneces:
se desgastan lo mismo que la ropa,
los cambias como a un vestido, y ellos pasan.
28 Tú, en cambio, eres siempre el mismo,
y tus años no tienen fin.

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