5.1.11

Amor, tos, humo y dinero

a fotografía de hoy  corresponde un descanso del rodaje de “La noche de la iguana” (John Huston, 1964). Además de Liz Taylor y Richard Burton está Ava Gardner, que aquí guarda un cierto parecido, al menos para mí, con Romy Schneider, quien fumó también y hasta en demasía.  Pero se le parece solo por el perfil que muestra la foto de “Life”, el izquierdo, y con el pelo recogido. Hay en Youtube más de un vídeo sobre actrices fumando. De los años 40 sobre todo. En uno de ellos en mi opinión destacan además de Marlene Dietrich, Rita Hayworth y Greta Garbo, pero no están en este vídeo todas cuantas actrices lanzó Hollywood ni mucho menos. Todas las divas o diosas del celuloide se movían en el humo de sus altares como Don Guido entre los alamares y la sangre de los toros. Creo que el secreto de la sensualidad que tienen esas imágenes no está en el pitillo en sí, puesto que las cuñadas de Homer Simpson, Patty y Selma Bouvier, fuman como carreteros pero no se diría que tienen sex-appeal ni glamour ni son trendies ni nada por el estilo. De hecho, ya que estos días hablábamos de monumentos, las hermanas Bouvier lo son a las cuñadas aborrecibles, que las hay,  y el hecho de que sean gemelas las confirma en su función insidiosa o detestable y las hace parecer el fruto de un delirio fóbico de Homer Simpson, el cual a su vez tiene una sed monstruosa y come glotonamente comida basura y hasta comida de la basura, cosa que tampoco es atractiva a poco que la pongamos en consideración.

Liz Taylor, Richard Burton y Ava Gardner
Yo diría que Ava Garner tenía los ojos verdes, como Sophia Loren, que los tiene aún más rasgados de lo que los tuvo Ava Gardner. Tengo la teoría de que a pesar de aquella frase de Antonio Machado (“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”) preferiría en todo caso admitir la frase que vi en un fotolog, “No son ojos porque te ven, son ojos porque te miran”, y ya no digamos darme cuenta de lo que podría hacer en la mirada de cualquiera mirar o ser mirado por los famosos ojos violeta de Dame Liz Taylor o los ojos de color ojos de lobo feroz de Richard Burton, imágenes que solo podrían realzarse con humo, vapor, niebla o un velo.
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Practicamente ya casi todo el mundo mundial sabe que precisamente en los años 40 la industria del tabaco (Philip Morris, Chesterfield, Lucky Strike), encontró un aliado perfecto en la industria del cine. Lo que va de la pipa de la paz, fumada por los indios norteamericanos ritualmente, a lo que es la inhalación compulsiva del humo de los cigarrillos, es algo que no se puede explicar si no es por la exaltación del tabaco como reclamo erótico y fatal, y, no nos engañemos, por la cantidad de aditivos addictivos que contiene. La necesidad humana de pasión es comprensible y el tabaquismo indaga en ese pozo sin fondo que es la intensidad. En vez de encontrar la exuberancia lo que se encuentra es la fetidez, las ideas fecundadas por el alcohol son mucho más plásticas y lúdicas y –perdóneseme la procacidad- nuestro deficitario sistema sanitario público está mucho mejor preparado para ponernos un hígado nuevo que para contrarrestar los efectos del tabaco. Pero no me quiero meter en camisa de once varas. El caso es que la gente fuma cuando está bien, fuma cuando está mal, fuma antes de comer, fuma después de comer, cuando está nerviosa, cuando ya no lo está, cuando se aburre, cuando se divierte, siempre. Se dirá que también hay personas que fuman de una forma más metódica o sociable e incluso que hay gente que apenas fuma. Ese es mi caso, puesto que fumo cosa de dos cigarros al año y a veces ni eso. Según me da. Total, cada vez me pasa el tiempo más rápido.
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Si descendemos a la anécdota, que es donde siempre encontraremos excepciones y reglas, algunos viernes yo salía a cenar con mi Patty y Selma particulares. Fumaban compulsivamente incluso entre plato y plato, de manera que para cuando llegábamos al flan con nata yo ya no tenía voz y hasta alguna vez llegué a sentir lo más parecido a un broncoespasmo a causa de la tos. Ellas hacían movimientos en abanico con las manos como si quisieran apartarme el humo y yo solo podía ir aliviando mi malestar físico con algún traguito de agua muy paladeada que ya siempre me dejaba reservada para esos menesteres. Otro rasgo de amabilidad no tenían. Así que entiendo que debía costarles mucho dejar de fumar siquiera un rato, puesto que era visible que el humo a mí me perjudica activamente. Imperio Argentina siempre fue objeto de mi admiración, pero cada vez que le veo cantando y taconeando “Los piconeros” en Youtube, en una taberna llena de fumadores, no solo me admiro sino que además me maravillo. Es una escena de “Carmen la de Triana” (Florián Rey, 1938), película que fue coproducida por Alemania y España. La versión de Pe Cruz en “La niña de mis ojos” (Fernando Trueba, 1998) no tiene humo pero le falta también todo lo demás. Ya le tenía ojeriza, pero desde que supe que ha estado rodando una película con Johnny Depp...

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Machado tiene poemas memorables, pero a veces cuando le cogía la bergsonitis y me recuerda un titular de hoy de “El Periódico de Cataluña”. La versión impresa dice: “Mas aumenta en 1000 millones el déficit de Montilla”. La versión digital de la noche de Reyes a las 18:48 dice: “Mas eleva en 1000 millones el déficit del Govern y pronostica otro tijeretazo”. En realidad el diario pretende alertarnos sobre el constreñimiento presupuestario que se anuncia a la vista de la auditoría que está llevando a cabo el President de turno. La manera panfletaria que tiene este tabloide de mezclar datos absolutos y relativos, cifras con tasas, y el culo con las témporas es legendaria. De hecho el tamaño de su tipografía ya indica que no hay sutileza en los trazos y que apela más a los sentidos que a la razón, pero dar a entender que el déficit es de 1.000 millones de euros, y que lo aumenta Mas, cuando en realidad es de 1.000 millones de euros más que hay que añadir a los que se informaron ayer, de 8.700 millones de euros, cifra muy superior a la que declaró Josep Montilla. Lo que no sé es si se incluye la deuda oculta (¿?) que según “El País” previamente le había dejado el pujolismo al Tripartit, de 17.300 millones de euros.En cualquier caso, la sensación que nos dejan los políticos tras manejar las cifras como trileros y sin ningún rigor, produce pánico. El día de los Inocentes si mal no recuerdo vi en el Diari Oficial de la Generalitat (DOGC) el cese de 37 cargos adjuntos a Presidencia que eran todos de asesoría, análisis, consultoría y orientación. Normalmente en el ajetreo de los cambios de gobierno el DOGC se llena de publicaciones de ceses intercaladas con nombramientos. En ese caso había 37 ceses sin los subsiguientes nombramientos. A ver si es verdad. Amor, tos, humo y dinero, no se pueden encubrir mucho tiempo”.

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