12.2.11

Dioses, semidioses y hombres

espués de haber visto esta tarde "Des hommes et des dieux" (Xavier Beauvois, 2010) estoy aún como con una especie de jet lag, con el cuerpo aquí pero la cabeza o el corazón aún en la película. ¡Tendría además tanto que repensar! No creo hacer de spoiler o echar a perder con detalles del guion su efecto para quien aún no haya visto la película, principalmente porque trata de una historia verídica, la de 7 monjes franceses cistercienses que tenían su misión en Tibhirine, en Argelia, y fueron secuestrados y decapitados el año 1996. Leí hace unos días la crítica de ElPabú y me decidí a ver la película hoy, a pesar de que dura 120 minutos y a mí me parecen demasiados minutos.
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El tema de la matanza de los monjes franceses lo recuperó el año 2009 Sarkozy, cuestión que no sé si arrojará luz al asunto. No ha sido aclarado si los monjes fueron asesinados por el GIA (Grupo Islamista Armado), por el Ejército argelino o por lo mal que fue llevado el secuestro por Chirac. El caso es que parece casi como aquello de "entre todos la mataron y ella sola se murió".  La verdad es que no sé si los asesinatos se aclararán nunca. En cualquier caso lo que muestra Beauvois no es tanto el trasfondo político del asunto como la reacción humana en la trapa, el miedo ante lo que ven (de) venir, y la fe (envidiable) a que se agarran. Llegada aquí debo admitir que el papel que hace de prior Lambert Wilson por lo menos a mí me resulta menos que poco convincente. Como cura pederasta sí que lo veo. Y sin embargo el papel reposado que hace Michael Lonsdale de médico (¡un médico de 82 años!) y los otros padres y hermanos sí son convincentes. Dicho esto, que es inevitable, también diré que a diferencia de ElPabú a mí sí me resulta totalmente creíble la buena relación de los monjes con los argelinos del valle del Átlas. No solo por la parte que toca a los monjes, sino por la que toca a los bereberes.
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Cuando dejé mi comentario en el blog de ElPabú, dije:
"Tengo que ir a ver esta película, si no es muy larga. Precisamente ayer me hacía una pregunta que en cierto modo complementa el panorama de sus dudas sobre las misiones. Me habían enviado un vídeo de un monje budista malagueño vestido con la túnica púrpura y color caléndula y yo me preguntaba si hacía falta adoptar un hábito (cosa que por cierto descartó el propio Buda) y si valía la pena adoptar los signos externos y exóticos de una filosofía no teísta, si era necesario. En mi reflexión pensaba que las manifestaciones en algún caso idolátras del monoteísmo cristiano -con la consabida reacción iconoclasta- tienen un cierto sentido porque en principio siempre queremos mostrar el amor que le tenemos a alguien, en este caso a Jesús o a su madre o al padre putativo o a quienquiera de la galería de santos y mártires. En el caso del budismo parece que el principio fundamental es el desengaño (no a la manera erasmista, cervantista, sino de una manera menos humanista). En el hinduismo y el cristianismo, los dos únicos sistemas que conozco algo, el desengaño está pero por detrás de ahimsa (no violencia en todos los sentidos) y la caridad o el amor incondicional al prójimo. Todo este rollo para trasladar aquí mis elucubraciones y para adherirme a sus conclusiones. Cada vez creo más en el ejemplo y en el hacer que en el decir.  El hecho de que se predique es en cierta manera violencia (himsa), porque -pienso en voz alta- es tanto como considerar que el prójimo es bobo y que quien predica está en la verdad. Con la excusa de la “salvación”… Mire, yo creo -ya para acabar- que mi canario se salvará. Saludos cordiales."
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Es decir, y perdón por la autocita, yo siempre había visto la evangelización como una especie de "violencia" que se le hace al evangelizado. Pero luego esta impresión se ha visto corregida por los datos sobre la labor de algunos misioneros no sólo en África sino también en Asia. En el primer encuentro precisamente entre el prior y Ali Fayattia, un líder del  GIA, el prior le recuerda un versículo del Corán donde se recuerda no hay orgullo en el trato entre cristianos y musulmanes. Me gustaría recordar la cita exactamente, pero eso es poco menos que imposible ni que me someta a hipnosis o ni tomándome tres copas de Yamakazi sin hielo ni soda ni nada. De ahí que hoy haya elegido para el álbum un fotograma del hermano médico atendiendo a un terrorista herido de bala.
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Michael Lonsdale en el papel del hermano Luc Dochier, atendiendo como médico a un terrorista
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Salvando las debidas distancias, la buena relación de los mártires de Tibhirine con los bereberes, me ha recordado también inevitablemente el cerco de Numancia. Al parecer ya llevaban demasiado tiempo los romanos o sus mercenarios asentados en Numancia y hasta está probada la existencia de un número de pinzas depilatorias suficiente para acicalar no una legión entera sino también la de sus jovencitos putos y las mujeres y toda la población flotante que surge alrededor de los objetivos militares. Creo que fue el emperador Augusto quien finalmente, harto de esperar por ese foco de rebeldía al imperio, mandó atacar en un momento en que los militares empezaban a relajarse más de lo debido y a confraternizar demasiado con todo lo que se movía. De la misma manera que tendemos a pelearnos también hay otra tendencia a entenderse. Eso es igual en Numancia que en Tibhirine que en Vacarisses. Por lo demás, como dicen los musulmanes, "Allah es sabio".

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