25.2.11

Webitis, webilitis, webonitis

stos días he estado repasando todo el panorama sobre las redes sociales y toda la... chatarrería de la Web 2.0.  No, digo chatarrería por inconsciencia. En realidad la Web 2.0. no es chatarrería, pero ese apelativo lo matizaré más adelante y de momento lo dejo ahí esbozado y con todos los respetos. Precisamente creo que no hace mucho la prensa salmón (ahora no sé si fue “Cinco días” o si fue “Expansión”) distribuyeron con su ejemplar de fin de semana el libro de Enrique Dans titulado Todo va a cambiar, título que ya dije que parecía conducir a la frase de Tommasi di Lampedusa famosa que acaba “para que nada cambie”. Y lo de la chatarrería lo digo un poco, ya se verá, en este sentido, en que a pesar de todo mucho de lo que circula gracias a la Web 2.0. es más de lo mismo aunque con un aspecto flamante de nueva tecnología y sobremodernidad. Es decir, si se me permite exagerar, es mucho más moderno lo que pudo llegar a escribir Cervantes en las Novelas Ejemplares  con una pluma de ganso, que lo que a veces se deja lear en Twitter o en Facebook vía smart phone wifi.

Se atribuye a Alan Kay una frase referente a la tecnología que también, modestamente, voy a matizar. Alan Kay me merece como todo el mundo todos los respetos, y además mi admiración, porque es programador informático, conocedor del órgano barroco, teclista, y uno de los impulsores convencidos de los portátiles de 100 dólares para estudiantes de países en desarrollo. Kay dijo, lo cito de segunda fuente, que “tecnología es cualquier cosa que no existía cuando naciste”. En mi propia manera de ver este mundo de watios y bitios, la tecnología es toda la matraca de andróminas que yo creía necesitar cuando empecé a abrir los ojos al mundo del demonio, la carne, las mentiras y las cintas de vídeo. No, las cintas de vídeo ni existían cuando abrí los ojos ni las necesité nunca.
*
Será muy difícil dejar de admitir que no estoy encantada no ya con mi blog (uf) sino que también lo estoy con muchos blogs que he conocido y en los que, haciendo uso de su condición de red social, he podido participar más o menos. También soy una usuaria asidua de la Wikipedia e incluso he colaborado en algún detallito, cosa que me ha parecido tan emocionante en su momento como cuando conseguí por primera vez en mi vida entender las operaciones con quebrados o manejar el taladro. Por decir algo. De lo que he hecho en la Wikipedia queda un rastro indeleble (que cualquiera puede leer en el historial de los artículos en cuestión) pero es felizmente anónimo, y eso rellena y satisface una necesidad íntima que yo tenía de darme así, pasando desapercibida y sin autobombo ni autoplatillo.

Los repositorios de documentos (Issuu), fotografías (Picasa, Flickr), vídeos (Youtube) y presentaciones (Slideshare, Scribd), también son una satisfacción para mí cuando quiero compartir algo y más, si se me permite, cuando necesito algo que no tengo, para lo que soy un pozo sin fondo. Por ejemplo, ayer estuve en la gliptoteca de Flickr  y pude ver muchos retratos romanos y gratis et amore.

Pero lo que me parece la repanocha son los llamados marcadores sociales (Delicious, Gnoss, Connotea, CiteUlike, Ma.gnolia, etc.). Seguro que hay mucha gente refractaria a todo cuanto llevo mencionado en los párrafos precedentes, y sobre todo al Facebook, que se ha convertido en un lavadero público a pesar de lo bueno que podría ser. Pero incluso los que son reticentes a las redes sociales encontrarán que son de la mayor utilidad los marcadores sociales. Yo tengo mi cuenta en Delicious (hasta ahora aún de Yahoo) y una copia en el español Gnoss. Delicious me permite guardar todas las URL que he ido acumulando y que no puedo manejar en los Favoritos del navegador ni con carpetas ni con nada. Yo sólo he juntado cosa de 250 marcadores, pero los necesito de veras y ahí estan  bien dispuestos. Cada marcador en Delicious incluye el enlace, el título y hasta unas etiquetas que le ponemos al crearlo o que el propio producto nos sugiere (indización social). Sé de un par de blogueros melómanos que si no la tienen, podrían tener ya una colección de enlaces de Youtube en Delicious y no estar locos. Y es que, no nos engañemos, Youtube no ofrece un buen buscador y las etiquetas que les ponemos la gente a nuestros vídeos son erráticas, resbaladizas y hasta absurdas. Eso por no decir nada de los títulos. Hace dos años que estoy buscando una cantante de blues antigua, blanca y guitarrista. La he buscado por activa y por pasiva. Nada. La encontré un día en Youtube, blanco y negro, y la perdí. Me estoy empezando a desesperar.

Pues lo que hace que Delicious, Gnoss, etcétera, sean un servicio de “marcadores sociales” es la posibilidad de encontrar otros usuarios afines, con colecciones similares a la nuestra, a través de las etiquetas o buscándolos por sus nombres. Y además nuestros favoritos pueden mantenerse en privado o no, y los tenemos en cualquier ordenador porque están asociados a nuestra cuenta.

Para quien se quiera animar, le ofrezco un vistazo a mi Delicious, que no tiene gran interés la verdad, pero para hacerse una idea ya vale.

eboy

El término Web 2.0. proviene ya de los albores de 2004. La web precedente era unidireccional o meramente informativa, se basaba en páginas que casi no se actualizaban y que requerían conocimientos técnicos ingentes. La Web 2.0. no es tanto una novedad tecnológica como un cambio de actitud. Ha permitido a los usuarios interactuar con otros usuarios (redes sociales) o cambiar el contenido de los sitios web (inteligencia colectiva). Por lo tanto es un fenómeno social y facilita compartir información en aplicaciones de diseño centrado en el usuario. Así explicado es una maravilla, pero hay mucho ruído. Mucha información repetida. Los tipógrafos consiguieron que la lectura de los libros fuera un remanso para la mirada. Los internautas activos hemos conseguido dejar al más pintado los ojos a punto de resecarse como uvas pasas y ahuyentar a las personas que necesitan un medio más sosegado, sin tanta metralla animada. 


Publicado simultáneamente en Varium y Álbum del tiempo

Post registrado en SafeCreative 2212192894925