29.4.11

Entre la decadencia y la degeneración (Eva Posas)

"O que queira percebes que molle o cú por eles" (*)
"Mientras haya burros, iremos a caballo"

Aunque aparentemente el proverbio podría resultar una frase adversativa (aunque haya burros, iremos a caballo), la frase eleva a la paremiología popular la circunstancia por la cual simpre habrá abusos en tanto haya quien se deje ser abusado. Por esta razón la página de hoy incorpora una montura peculiar. Alguna foto hay también con avestruces montadas en horcajadas o incluso montadas "a la amazona", de lado. No he podido identificar la fotografía, pero con toda probabilidad pertenece precisamente a la granja que hubo o hay en California, la Cawston Ostrich Farm en South Pasadena. Se ofrecen en Ebay algunos anuncios antiguos de esta granja en los que se anunciaba la venta de plumas a 2 o 3 dólares, según el tamaño, cosa que hace pensar en lo lucrativo y prospectivo de ese negocio. 

Foto de internet
Estuve dudando entre esta magnífica imagen y el famoso "Retrato de una mujer con un abanico de  pluma de avestruz" (Portrait of a lady with an ostrich-feather ban), que pintó Rembrandt van Rijn el año 1660. Pero he pensado que bien podría incorporarlo más adelante si tengo salud. O tal vez incrustraré mejor el "Retrato de una muchacha de azul pálido con un abanico de pluma de avestruz" (1645) de Bartholomeus Van Der Helst. O aún el más antiguo "Muchacha del vestido azul" (1641) de Johannes Corlenisz Verspronck.

Es una maravilla poder "tener" en este pobre blog un cuadro de Rembrandt, o de sus predecesores, o su foto (con los derechos de autor ya prescritos, por supuesto). A pesar de que estamos en un mundo en el que sólo parece que se puede elegir entre la decadencia y la barbarie, yo no dejo de abogar por el más estricto respeto a la propiedad y no me merecen la menor simpatía ni los okupas, ni los que no pagan el metro, ni los que se apropian de textos sin citarlos convenientemente.  Y esto, sin excluír que se debe a que yo tengo que pagar impuestos y el transporte público y a que lo poco que escribo lo escribo con mi esfuerzo, también creo que se puede justificar en mi oficio. Con el mismo prurito que se instauró el ceraunio o asterisco en la crítica textual alejandrina, yo defiendo las comillas y la cita de las fuentes a ultranza. Y esto lo defiendo para mí y para todos. Estoy convencida de que repetir un texto sin citar su autoría y la fuente es simple y llanamente copiar y robar, robar y copiar, como ustedes prefieran.

En la tradición artística -como acabamos de invocar al referirnos a las mujeres con una pluma de avestruz en la pintura flamenca- y en la literaria el tributo, el homenaje y la ampliación o variación de un motivo es uno de los pilares y su desintegración es la desintegración de la cultura. De hecho la cultura, sea la popular sea la de las elites es eso, una puesta en común. Yo no es que considere que lo que yo haga aquí sea cultura ni puesta en común ni nada, pero les prometo por la salud de mi canario que nunca he copiado nada y que intento que mi participación sea de mi propia cosecha. Alguna colega de Estados Unidos se ha indignado y desmoralizado ante lo mucho que se conculcan los derechos a la propiedad intelectual en Facebook, donde la gente cuelga vídeos y audios ajenos alegremente aunque estén en principio protegidos por el copyright. Se dirá entonces que es un espacio privado y que de la misma manera que en un correo electrónico o en un SMS podemos enviar una foto de internet a un amigo para mostrarle algo que nos gusta o que no, también lo podemos hacer en Facebook, que no deja de ser otro espacio privado pero mucho más grande. Los detractores de Facebook también dirán que lo peor de Facebook no es eso y que incluso entre los "amigos" de una página abunda la apropiación de contenidos. Es más, a esta servidora el otro día se le cayeron los palos del sombrajo porque con estos ojos que se van a comer los gusanos vio que una foto que había escaneado y subido a la página de Facebook "Oldfashioned librarian" desde la semana pasada está en una web. De manera que, para ir acabando, es muy probable que por una parte nunca vuelva a colgar ni una sola foto en donde yo salga (1) y que nunca más me deje fotografiar (2) no solo por mi derecho a la propiedad sino también por ese otro derecho cada día más zarandeado, el de la intimidad.
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La desorientación moral y modal (<"modales") que nos acompaña en estos tiempos es tan abrumadora que pretender oponerse a tanto atropello y torpeza con el copy-paste y la flojera de enlaces es poco menos que quijotesco. Sin duda mi frase preferida del Quijote, sobre el que también volveremos, como sobre las mujeres con pluma de avestruz, es aquella de "Gente soberbia y descomunal". Es que les aseguro que sirve para todo tipo de ocasiones. Miren sino: la boda de Guillermo y Catalina de Inglaterra, donde mucho se comenta que no se ha invitado a Blair (porque no pertenece a la Orden de la jarretera) pero sí al presidente de Porcelanosa o a Mr. Bean. Gente soberbia y descomunal. O que ayer "La Vanguardia" no le hubiera dedicado ni una línea a nuestra querida escritora barcelonesa, Ana Mª Matute, que recibió ayer el Premio Cervantes. Gente soberbia y descomunal.

Para acabar el retablo de hoy incrustro otra imagen, aunque es fea a más no poder e intento que el álbum sea bello. Se acordarán de cuando me tuve que referir a que alguien (Eva Posas) se había apropiado de mi traducción de "The two trees", el poema de Yeats... Pues como les dejé un comentario, ayer me armé de valor y fui a ver por donde habían salido. Me permito reproducirlo para que vean si quieren como es cierto que estamos exactamente entre la decadencia y la barbarie. ¡"Difusión cultural"! "Gente soberbia y descomunal".

Dos comentarios en un blog de "difusión cultural"
La difusora se atribuye el texto en la página de inicio y en el comentario admite que no es suyo (¿?)
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Esta no es la primera vez que los indigentes de la "difusión cultural" se comen las comillas y los enlaces y copian un texto o una imagen mía, a pesar de que están bajo una licencia de Creative Commons, pero será la última. Señora Posas: su penúltima frase es lo más cínico que hasta la fecha he leído en vida mía, puesto que lo que está claro es que la traducción no es suya.

Para no acabar el cuento a cajas destempladas -pero les aseguro que Eva Posas que se va a acordar de mis palabras un tiempo si es que lee, que no lo sé- les ofrezco otra traducción original de "The two trees" que está en internet, la de "Como pingüinos en el desierto". Es para mí una enorme satisfacción ver cómo el poema  de Yeats inspira el deseo de trasladarlo a las propias palabras, cosa que sí es la verdadera difusión cultural, y cómo se puede apreciar incluso para el más ciego que cada persona daría una variante en su traducción.

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(*) "El que quiera percebes que se moje el culo"