27.4.11

Post 629: la velocidad y el tocino

"Para mentir se necesitan dos: uno que mienta y otro que crea."
Homer Simpson


Parece que los dos focos de atención estos días, además de los  cinco millones de trabajadores desempleados, es la boda de Guillermo de Inglaterra y el partido Madrid-Barça de esta noche. Y sin embargo a mí me ronda otro tema. Estos días circula por las redes sociales una petición dirigida al Parlamento europeo a la que adherirse para frenar la implantación de la DIRECTIVA 2004/24/CE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO  (*) con vigencia a partir del próximo 30 de abril. De la petición hay una traducción automática lacerante en un enlace de Gaia Health y, en resumen, se clama por los derechos civiles y la libre elección de los remedios para cuidar la propia salud. 

Aunque he firmado la petición, de la lectura de la Directiva no se extrae nada que parezca nocivo contra los derechos civiles puesto que vela por la calidad, la seguridad y la eficacia de los llamados medicamentos tradicionales a base de plantas. El hecho de que  en el artículo 9 se mencione la constitución de un Comité en el seno de la Agencia Europea para la Evaluación de Medicamentos y que se determine que este “debe estar compuesto de expertos en el ámbito de los medicamentos a base de plantas” es, al menos desde la buena fe, un garantía de que no se trata de una coartación de los derechos civiles o la imposición del punto de vista de la medicina llamada “científica” con el objeto de asegurarse su monopolio sobre la salud de los seres humanos y de los animales. He firmado sin embargo para que se tome en consideración la petición y se pueda valorar el impacto de una parte de la opinión.

Osteographia de William Cheselden (1733)
 *

No estoy lo suficientemente empapada de todo lo que acarrea esa Directiva como para formarme una opinión y menos para emitirla, pero lo que me resulta llamativo es el término “medicamentos tradicionales a base de plantas”. El lenguaje de la legislación es extraordinariamente figurativo pero fulminante. Por una parte, está bien que se asimile la fitoterapia a las mismas leyes que rigen para el consumo de fármacos, alimentos, cosméticos que la piel puede absorber, etcétera. No puede permitirse que en un bazar nos vendan pasta de dientes tóxica o fideos de cera que no han pasado ningún control y que no lo “pasarían” ni con la intercesión de toda la corruptela del mundo. No se puede ni se debe. Lo que no me parece tan claro es que se asimile el término medicamento y veo que ahí es donde hay el baile de los derechos civiles y  parte del resquemor por parte de los que practican las medicinas llamadas alternativas.  Me he acordado del tratado de Celso y de aquel epígrafe que aquí reprodujimos, donde traduje ac neque medico neque iatroalipta egere con la frase de mi cosecha “y no tiene necesidad ni de un médico ni de un remediero” porque la verdad es que no he encontrado en nuestra lengua que se use la voz yatrolepta ni nada que se le parezca y que remita a los que curan y lo hacen no desde el ejercicio profesional de la medicina oficial sino desde otros fundamentos terapéuticos. 

Es decir, la idea que pretendo introducir es la de rechazar o al menos cuestionar esa otra idea de que la salud sea un monopolio de la medicina "científica". Y esto lo afirmo a sabiendas de que cada vez es más común ver como algunos de sus más acérrimos representantes se incomodan mucho cuando otros profesionales hablan de la salud. De esta manera no es extraño ver como desde el Qi Gong, el Yoga, etcétera, no está permitido invocar la palabra "salud" sino que como mucho se nos deja hablar de "bienestar" y -más concretamente- de "un cierto bienestar" un tanto difuso, edulcorado y más bien propio de débiles mentales. No sé si me explico. Un profesional siempre siempre siempre respetaría a otro profesional.

A mí me gustaría que verdaderamente se empleara el llamado método científico para valorar las virtudes del polen de abeja, por ejemplo. No hace mucho leí un blog en el que se ridiculizaba el uso del polen de abeja -que dicho sea de paso para mí ha sido el único remedio factible contra la tensión baja (y los he probado todos)- sencillamente porque a los enfermos anticoagulados les aclara más aún la sangre. Curiosamente es raro que se comenten fuera de las publicaciones "científicas" las desventajas e interacciones de la anticoagulación y sus excesos. De la misma manera que las cloacas de Barcelona están llenas de antidepresivo  y restos  de ibuprofeno y paracetamol, el sistema circulatorio de demasiadas personas está atiborrado de sintrom. Es decir, en mi opinión, el problema es el sintrom y no el polen.

En el saco de las llamadas medicinas alternativas se suele situar el Ayurveda (al cual debe mucho la medicina que nos administran, se imparte  en más de 400 universidades en el subcontinente indio y, por dar algún dato, cuenta con una farmacopea que reúne cosa de 8.000 plantas más los metales, etc.). También está la medicina china, que no es menos inmensa y venerable que la de India, aunque no tiene Cirugía y además la rechaza. Y luego se añaden toda suerte de escuelas terapéuticas para mí menores –con respecto al saber asiático- en las que lo mismo cabe la Homeopatía que las Flores de Bach que la Sofrología, la Balneoterapia y la Himnosis en general. Yo siento un interés y un respeto natural hacia la medicina india y china y he recurrido muchas veces, siempre obteniendo plena satisfacción, a la acupuntura. La primera vez que supe de la acupuntura fue a través de un neurradiólogo que se había formado también como internista en Francia. Mi amigo pudo asistir a una intervención quirúrgica en un hospital de París, con traqueotomía incluida, donde  la anestesia general se había practicado mediante unas solas agujas de acupuntura china. Y digo china porque también hay acupuntura coreana, pero no por complicar las cosas.

El hecho de pretender que algo para ser científico tenga que superar un determinado tipo de prueba pseudocientífica basada en un método que simplemente está consensuado por la costumbre y la estadística o por los ensayos clínicos esos que mueven tanto dinero y tarugos, es  tan inoperante como pretender que el chino no es una lengua porque no tiene aoristo, que no lo sé porque igual lo tiene, como lo tiene el griego. Sin embargo, lamentablemente, da la casualidad de que los médicos y paramédicos que más se ceban en las medicinas antiguas de China e India y en los remedios "naturales" son en general profesionales bastante mediocres y se manejan como fundamentalistas o fanáticos.

Además de ese descrédito, que se desacredita fundamentalmente a sí mismo, lo que más perjudica las medicinas "complementarias" y tradicionales es el mal ejercicio que hacen de ellas algunos aficionados que habiendo realizado algún cursillo de 20 horas se echan al monte a sanar Roma con Santiago, Pinto y Valdemoro, la velocidad y el tocino. La Balneoterapia solo se entiende bien en aguas termales o medicinales, mientras que un spa urbano es simplemente un lugar lleno de grifos y piscinas e hilo musical pero cuyas aguas no tienen per se ninguna propiedad. 

Si me dejara llevar por mis instintos haría acopio de cinco alimentos: atún, garbanzos, arroz, miel y aceite. La manzanilla también me ha recompuesto más de una vez, pero no más que el güisqui. Se suele decir que el único alimento que se ha hallado intacto en las pirámides es la miel, un poderosísimo antiséptico, un manjar exquisito. Siempre que encuentro miel pura  la compro. Había en mi anterior trabajo en el Hospital de Bellvitge un enfermero que había recibido una infinidad de sesiones de radioterapia que le habían dejado el área tratada (el ano, según tengo entendido) prácticamente a nada de la combustión y la desintegración. El único remedio que se podía aplicar y se aplicaba (uso tópico) era la miel. Le hidrataba y nutría los tejidos y no había peligro alguno de infección si es que algún animalito hubiera podido sobrevivir a una terapia tan agresiva e inhumana como lo es la de la  radioación churrusquerante. El atún no es que tenga propiedades especiales pero es que se está extinguiendo.



Publicado simultáneamente en Varium.

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