31.5.11

Todos tuertos

"La vengeance est un plat qui se mange froid"
P. Choderlos de Laclos, Les Liaisons dangereuses

"La venganza no es más que el placer inmundo de almas pequeñas"
Juvenal

n los últimos meses o tal vez años me he encontrado con la sorpresa de ver en los quioscos, al lado de los imanes de paellas, las pulseras de huayruro, el merchandising del fútbol y demás, unos muñecos como de vudú. O propiamente de vudú. Ya sé que el vudú es más que esos muñequitos humanoides en los que se clavan agujas o se practican martirios y magia negra con la idea de que se están realizando en la persona a la que se los vincula. Esta tarde, mientras en esto pensaba, en el trabajo, unas voluntarias me han pedido que les ayudara con el busca para pedir que un sacerdote católico viniera a darle la extremaunción a una paciente que estaba dejando este mundo. He estado a la espera de que el busca surtiera efecto y de que el sacerdote me llamara. Mientras tanto le he rezado a la Virgen, porque no es que sepa yo mucho de jurisdicciones santas, pero se me ha ocurrido que al llamarse la paciente "María Jesús", bien podía acudir en nuestro favor la reina de los cielos. Seguramente al 99,9% de los lectores que tienen la paciencia de venir por este blog y hasta más, todo esto les parecerá una tontería. Eso en el mejor de los casos. Y sin embargo para mí era de la mayor importancia que a María Jesús se le administraran los santos óleos y no creo que pusiera en ello la menor sombra o reflejo de superstición. Para mí sirvió del mayor consuelo que le pudiéramos administrar el último sacramento a mi padre. Lo ungió el Padre Fidel, en la clínica de las Hermanas Hospitalarias del Paseo Universal, donde ingresó para modificar el tratamiento psiquiátrico por el Alzheimer, pero a los pocos días hizo una broncoaspiración y un edema pulmonar y ya no salió de allí como entró, por su propio pie. 
Aunque ya sé que no les interesa mucho el tema, les diré aunque solo sea por satisfacer la curiosidad que el busca no iba o tal vez nuestros datos estén pasados de moda o de rosca, pero que seguramente por la intercesión de María de la manera más milagrosa el cura se nos apareció tras la puerta del ascensor cuando bajábamos a por él por piernas. Les he dicho a las voluntarias, a las que suelo llamar "cooperantes", "creo que se morirá dentro de unas horas, pero me gustaría que la dejáramos lista", como por otra parte ha sido su voluntad. Así que todo ha acabado bien o, por así decirlo, lo mejor posible.
Aunque hay quien ve en los sacramentos un rito, en realidad -para nosotros los creyentes- en la extremaunción ocurre algo parecido a la comunión, donde verdaderamente se transubstancia Jesús. No es un rito, es un sacramento. No es una mera hostia. El agua del bautismo nos purifica y los santos óleos nos preparan para volver a nacer. Y en ello no hay o no debería haber superstición alguna. La superstición tiene que ver con la magia.
El vudú es magia, magia negra. Se suele decir que el problema de Haití no era el colonialismo o Francia, ni lo fue el terremoto, eso sin quitarles mérito. Que el problema de Haití es y será el vudú. Y yo lo creo. Porque se puede llegar muy lejos, con la magia negra y sus malas artes. Y con las venganzas. Incluso hay gente que vive de eso, cosa que no nos ha de extrañar. Y viven, como está de moda decir, "razonablemente" bien. Tampoco nos ha de extrañar que cree como una especie de adicción la idea de que todo perjuicio quiera ser vengado con un desquite, si puede ser mayúsculo, muy superior al mal o ultraje propiciado. Y así, como dijera Gandhi, "ojo por ojo, diente por diente, todos tuertos". 
En un círculo, no sé si infernal o de purga, próximo a los vudistas están los firmes creyentes del kharma y los registros akásicos y todo aquello, como si no fuéramos todos absolutamente todos más malos que la quina. Se dirá que hay algunos que somos o son mucho pero que mucha más malos que la gran mayoría, pero al lado de la bondad suprema, aquella a la que a veces aspiramos algunas pobres personas, todo viene siendo la misma bajeza nefanda y nefasta. La soberbia, la envidia y otras debilidades más à la page como el cohecho o el tráfico de influencias, la trata de mujeres, el maltrato a los animales, la explotación de la naturaleza, la del hombre por el hombre, la especulación salvaje, el abuso de autoridad, el pasteleo, la extorsión, la publicidad, todo es la misma basura comparado con lo que deberíamos ser para la gloria del mundo.ELos líquidos o relativistas pertenecerían más bien a la categoría ontológica del ectoplasma.

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