11.6.11

Artes, oficios y beneficios (1)

El año pasado colgué unas imágenes tomadas desde lo alto de la Catedral de Barcelona, que ahora están en el post Le penseur et la penseuse. Esta mañana he podido visitar el recientemente restaurado Palau Güell, que se reabrió al público totalmente a finales del mes pasado, que fue una de las primeras obras de Antoni Gaudí y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 1984. La imagen es del terrado. Se puede distinguir el campanario de la Iglesia del Pino (Església del Pi) y a la derecha a lo lejos dos torres de la Sagrada Familia y otra vez en un plano más próximo la de la Catedral de Santa Eulalia, en proceso de restauración.
Según cuenta la Wikipedia, el año 1944 quiso adquirir el Palau que perteneció a Eusebi Güell un norteamericano multimillonario y llevárselo a su país piedra por piedra, poco más o menos como si fuera una pieza más de The Cloisters. Finalmente lo compró la Diputación de Barcelona, que es quien se ha encargado de su restauración y ahora de la exposición. También es curioso saber, siempre a través de la Wikipedia, que el Palau de Pedralbes lo había comprado Eusebi Güell  el año 1862 y que lo regaló a Alfonso XIII cuando este rey concedió una baronía y un vizcondado a sus hijos.
Durante la visita al Palau Güell, que la guía de audio estima en menos de una hora, es posible visitar todas las dependencias del palacio, desde la cochera y las caballerizas, que están en la planta inferior, hasta el terrado, pasando por la planta noble, el patio del mediodía y las habitaciones contiguas de los esposos, Eusebi Güell y Bacigalupi (de ascendencia catalana y genovesa) y Isabel López, hija del Marqués de Comillas, Grande de España, cuya estatua fue retirada de Barcelona el año 2010 a instancia de los sindicatos UGT y CCOO, por su pasado esclavista. La estatua ya había sido destruida el año 1936 y fue el escultor Frederic Marès quien la rehizo el año 1944. Estuvo en el Pla de Palau, delante del edificio de la Bolsa. La Avenida del Marqués de Comillas también pasó a llamarse Avenida de Francesc Ferrer i Guàrdia (pedagogo y anarquista), a partir del 15 de enero de 2010 según el Nomenclàtor. Extrañamente en la ficha del nomenclator correspondiente a esta avenida no consta su nombre previo, como pasa en otras calles, incluso en la mía, que es una vía mucho menor. No sé de otra damnatio memoriae en Barcelona tan sobresaliente. Pero seguro que lo hay.
Eusebi Güell amasó su fortuna en Cuba, como su suegro, y tuvo muchos negocios con la familia política. También se dedicó a la política propiamente dicha (fue regidor de Barcelona, diputado provincial y senador de las cortes españolas) y al mecenazgo de artistas, entre los cuales destacaríamos a Antoni Gaudí, a los Jocs Florals, etcétera. Todo esto para abundar en una idea en la que ya habíamos profundizado, la de que detrás del movimiento modernista había una clase en ascenso y floreciente. Por cuestiones que no son al caso, tengo más amor por el art déco, del que este Palau es un buen ejemplo, que por el modernismo propiamente dicho y llevado a su plenitud. Pero si les sirve por toda explicación la de que me gustan los estilos poco recargados, amplios y nada eclécticos, ya les habré dicho todo. Si bien es verdad que sin el esclavismo no se puede explicar el Palau Güell, también lo es que no se podrían explicar las pirámides. Lo curioso es sin embargo que cuando los turistas visitan las tumbas de los reyes del Nilo, no dejan de recordar el sacrificio de los hombres que las alzaron, mientras que nadie que hoy ha visitado cuando yo el Palau Güell ha pensado en los negreros ni en nada que se le parezca.
Pero haré como pueda para desvanecer ahí la idea y dirigiré mi fantasía -la de la memoria y la de la imaginación- a los artistas y/o artesanos que conocían el forjado del hierro, el trabajo del vidrio, del esmeril, del marmolismo, la ebanistería, la cerámica y todos aquellos oficios de los que tenemos fe a través de este rico edificio. La vida es así y solo tenemos que rezar para que los ricos tengan al menos buen gusto.



En la guía impresa de la exposición se advierte a los visitantes que podemos hacer fotos sólo para un uso privado, de manera que me limito a incrustrar una mera fotografía del terrado, lleno de chimeneas que recrean formas que luego Gaudí hubo de generalizar en sus proyectos.

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