19.6.11

Denominaciones y origen, Romeo o Julieta (post 659)

Hace unas semanas reparé en un cuadro de Fitz Henry Lane, pintor estadounidense. También de Nueva Inglaterra, Winslow Homer (1836-1910), es uno de esos pintores que son conocidísimos en su país  pero poco o nada conocidos en España.  Aparte de Edward Hopper, Andy Warhol y Anna Mary R. Moses (Grandma Moses), cuya obra naíf está practicamente publicada toda ella en las postales Hallmark, queda tal vez Mary Cassatt, que a mí me recuerda algo a Renoir. Pero diremos que aunque hemos consumido las latas de sopa Campbell de Andy Warhol -de la misma manera que hemos consumido el Gernika de Picasso, el Che de Jim Fitzpatrick o el "Jarro con doce girasoles" de Van Gogh- nuestro desconocimiento de lo que se hace en Estados Unidos es tan grande como el que en los Estados Unidos me figuro que tendrán por lo que se ha hecho en nuestro país. 
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Leo que en el Instituto Cervantes de Nueva York se han priorizado o algo parecido las clases de catalán a las de español. En la noticia se explica que a pesar de que muchas personas han solicitado poder recibir clases de español los sábados esto no puede ser porque ya se imparte catalán y todo no puede ser. Entre los objetivos actuales del Instituto se encuentra en primer lugar el de "organizar cursos generales y especiales de lengua española, así como de las lenguas cooficiales en España", por lo tanto es legítimo que el centro neoyorquino incluya en su oferta las clases de catalán. Otra cosa es que se pueda compaginar todo y si hay que hacerlo con independencia o no de la demanda. Y otra, nada menor, es que en el caso de que yo tuviera un hijo en Barcelona -que no lo tengo ni lo pienso tener- estaría condenado a no poder recibir más que dos horas de español a la semana. Aunque en Cataluña e incluso en Argentina, últimamente la gente no se quiere referir al español o espofcont (término inventado por Agustín García Calvo y que se refiere al "español oficial contemporáneo"), sino al "castellano", yo no. En la facultad me enseñaron que el español es la norma de la lengua oficial de España y el castellano es uno de sus substratos -como el árabe- y también es el habla habitual de una buena parte del Estado. Ya no es la primera vez que digo que yo no hablo castellano (qué más quisiera yo), que todo lo más que hablo es español y eso no muy bien. Esta realidad filológica entra en colisión con el texto constitucional. Pero como el  texto lo han desacatado nuestros gobernantes autonómicos, traspasando esa línea roja que el otro día sin embargo invocaba Artur Mas cuando los antisistema atacaron a los parlamentarios, ya no sabe una a qué atenerse y hago lo que dentro de mis posibilidades creo que está bien.

"At the window" (Winslow Homer, 1872). Princeton University Art Museum.
El ex presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Lluís Carod-Rovira, pidió el viernes a los indignados que participan en las acampadas de Catalunya que se vayan a "mear, pintar, abroncar  e insultar allí donde les corresponde: a su país". Este buen hombre, que ante mi perplejidad total ha conseguido hacerse un lugar de asesor en el Hospital de Santa Tecla, a pesar o gracias a la recesión sanitaria, ha emitido perlas como "¿Qué credibilidad tiene la indignación de una gente, la mitad de las cuales está contra el derecho de autodeterminación?". Lean esta otra: 
"Ara, els indignats espanyols, han ocupat places d’Espanya i, en un gest d’internacionalisme inusitat, també dels Països Catalans. Han plantat aquí les seves tendes, han pintat les seves pancartes majoritàriament en castellà i s’han expressat públicament en aquest idioma, això sí “para que nos entendamos todos”, “para no hacer divisiones entre nosotros” i “para no dejar entrar el nacionalismo en la acampada”. Lògicament, el que ells entenen per nacionalisme, és a dir, el català. El seu, l’espanyol, el “normal”, aquest no cal fer cap debat perquè hi entri, perquè ja hi és dins, perfectament instal·lat, des del començament." ("Indignació espanyola", Nació Digital)
Otra cuestión que me sorprende de la actitud de Carod Rovira es el vocabulario que se gasta en su columna, donde abundan las palabras gruesas e improperios de una manera que no esperaba y menos cuando se trata de un texto escrito y no de una arenga. Ya habrán visto que en este blog evito ese lenguaje soez en la medida de lo posible, pero está claro que ustedes son libres de clicar en enlace y buscar en "Indignació espanyola" lo que aquí no encuentren. Aunque tal vez (que no soy tan tonta) ese tono está perfectamente calculado y tiene el objetivo de irritar a los que ya están irritados. No sé.
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Y me doy cuenta de que lo que debería sorprenderme no es que este señor se haya conseguido hacer un lugar en un hospital de Tarragona, como se lo hizo un día Benach, en el de Reus, ahora que están dejando en el paro a tantos médicos y enfermeros. Tampoco debería sorprenderme que Carod considere la Plataforma 15M poco menos que una invasión de alanos, suevos y vándalos incontinentes, aunque sí que me extrañó en su día que no se les sumara esa corriente de opinión que se hace llamar "El català emprenyat", término acuñado por Enric Juliana, con lo que ya queda dicho todo. 
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Como pretendía expresar el otro día en "Ya", y para ir entonces recapitulando, hay pues que distinguir entre los indignados violentos y los no violentos, entre infiltrados y auténticos. A lo que habrá que añadir pues otro matiz o línea roja entre indignados y cabreados anúricos (que no echan gota) o "emprenyats".
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Afortunadamente la llamada crisis del pepino ya ha sido mal que bien superada y parece que no se sigue responsabilizando al pepino andaluz de la Escherichia coli alemana. Propiamente hablando nos estamos refiriendo a pepinos de Almería, Granada y Málaga, a la ministra socialdemócrata alemana de agricultura Cornelia Prüfer-Storcks (que tiene nombre como de muesli) y al brote de síndrome urémico hemolítico causado por la toxi-infección de un serotipo de la bacteria Escherichia coli, el O104:H4, perteneciente a los filos Escherichia coli enterohemorrágica (EHEC).  Y sin embargo las hordas facebookicas han respondido con un nacionalismo inusitado contra las salchichas alemanas y contra Alemania entera y su música y su literatura y su todo. Como en Alemania se consume un 70% de productos de la huerta cuyo origen es español, por no decir nada del turismo, yo diría que la respuesta tendría que haber sido otra. No sé si ese encono de nacionalismo español inusitado tendrá algo que ver con la tirria a la "fracasada" Merkel, como la llamó nuestro inefable cortaplacista Zapatero cuando se presentó a las elecciones, o si tiene que ver con la animosidad hacia el modelo productivo alemán.
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El caso es que el viernes 10 de junio pude escuchar por la noche una tertulia de Onda Cero de Barcelona que no ofrece podcasts en internet como sí es común en otros programas de la cadena radiofónica. Serían las 9 y media. En ella, un caballero cuyo nombre no he podido conocer aún, (*) se lamentaba del brote, de la crisis del pepino, etc. y inopinadamente, cuando menos me lo esperaba y estaba a punto de llevarme un pedacito de champiñón a la boca, dijo en catalán a algo así como: "Porque hay que enseñar a los consumidores alemanes que una cosa es la marca España y otra es Cataluña". Es decir, este caballero, daba por sentado que el pepino de Granada, Almería y Málaga podría no reunir condiciones sanitarias (!) y que en su visión del problema lo que había que salvar es que los productos españoles eran una cosa y los catalanes otra. 
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Alguien podrá decir que esa opinión es irrelevante, marginal y anecdótica. Pero no. El flamante conseller de Agricultura de la Generalitat de Catalunya, Josep Mª Pelegrí, insta al "patriotismo alimentario" y apela contra el boicot al cava en las redes sociales y a favor de boicotear el Rioja. 
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En este ¿berenjenal? de denominaciones, indignaciones y cabreos acerbos, tan enconados, ya sé que no ayuda mucho declarar que yo es que en verano solo tomo cerveza y muy poca. Poquísima. Porque con el calor me sienta mal. No me gusta la Moritz ni la Heineken, y no porque sean catalana y holandesa ni nada por el estilo. Me parecen gaseosa. Me gustan las cervezas sabrosas y con cuerpo, como la Mahou, la Estrella de Galicia, la de Damm, la Murphy's irlandesa, la Erdinger, la de arroz japonesa, la Quilmes, etcétera.  Sinceramente, y no es por añadir más confusión de la que hay al asunto, los que esta tarde vayan a la manifestación convocada en la Plaza de Cataluña, no sé con a quién se van a encontrar ni porqué ni para qué. Mejor que las películas que darán en la tv seguro que será. Por lo menos habrá muchos más personajes y eso siempre engrandece el espectáculo y atrae la publicidad.

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He localizado el podcast (hoy 30 de junio) y transcribo la parte a que me referí: “Jo crec que a veure el tema aquest de la imatge eh és molt important eh és molt important. La marca Espanya que havia aconseguit doncs fa un temps una certa rellevància i una certa fins i tot admiració, etc., aquesta marca ja fa temps i cada vegada més doncs que està en una situació doncs vaja  que és molt negativa. És molt negativa i tots els que estem sota aquesta marca i no ens podem escapar eh ens posen en el mateix sac eh Jo crec que encara que ens doni una mica de **(¿?)  no s’entendria l’encarnissament que va suposar el tema dels cogombres des d’Alemanya si no hi hagués diguéssim un estat d’opinió doncs que Espanya… bé… són els dolents. I aquests són els qui es dediquen a fer la migdiada cada dia i els que no treballen etcètera […] Hauríem de fer un esforç per desvincular-nos d’aquesta marca, no aparèixer com a marca Espanya  i aparèixer com una marca diferent. Catalunya, Barcelona, aquí som diferents […]” (25:47-28:28) (La voz es de Enric Llarch, economista de la revista "Paradigmes" y se encuentra en el podcast del 10 de junio en el enlace http://www.economiadigital.es/es/laplazaradiocontent.php?id=149)


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