"El cocinero del príncipe Wen Hui
estaba destazando un buey.
Extendió una mano,
bajó un hombro,
apoyó un pie,
presionó con una rodilla.
El buey quedó deshecho.
Con un susurro,
el brillante cuchillo de carnicero murmuraba
como un viento suave.
¡Ritmo! ¡Cronometración!
¡Como una danza sagrada,
como las antiguas armonías!
"¡Buen trabajo!", exclamó el príncipe.
"¡Su método es impecable!"
"¿Método?", dijo el cocinero
dejando a un lado su cuchilla.
"¡Lo que hago es seguir el tao
más allá de todo método!
Cuando empecé a
destazar bueyes,
veía ante mí
al buey entero,
toda una masa única.
Después de tres años,
ya no veía aquella masa.
Veía sus distinciones.
Pero ahora ya no veo nada
con los ojos. Todo mi ser
aprehende.
Mis sentidos están ociosos.El espíritu,
libre para trabajar sin un plan concreto,
sigue su propio instinto guiado por una línea natural.
Por la abertura secreta, el espacio oculto,
mi cuchilla no encuentra su propio camino.
No atravieso ninguna articulación,
no corto hueso alguno.
Un buen cocinero necesita cortador nuevo,
una vez al año. Corta.
Un mal cocinero necesita uno nuevo
todos los meses. ¡Él mutila!
Llevo utilizando esta misma hoja
diecinueve años.
Ha destazado
un millar de bueyes.
Su hoja sigue cortando
como si estuviera recién afilada.
Hay espacios entre las articulaciones;
la hoja es delgada y cortante:
cuando esta delgadez encuentra aquel espacio,
¡hay todo el sitio que se pudiera desear!
¡Pasa como una brisa!
¡Por eso mantengo esta hoja desde hace diecinueve años
como si estuviera recién afilada!
Cierto es, en ocasiones hay
articulaciones duras. Las siento venir,
entonces me detengo, observo con atención,
me contengo, casi no muevo la hoja,
y ¡whump! la parte se desprende
cayendo como un trozo de tierra.
Entonces retiro la hoja,
me quedo quieto,
y dejo que la alegría del trabajo
penetre en mí.
Limpio la hoja
y la guardo.
"El príncipe Wan Hui dijo:
"¡Eso es! ¡Mi cocinero me ha mostrado
como debiera vivir
mi propia vida.
El camino de Chuang Tzu. Versión de Thomas Merton
n El piñón fijo y las ideas sueltas me referí al fin del libro como tal, con un autor (auctor) y una unidad. También dije y sostengo que hasta las obras recopilatorias y de conjunto, con todo lo encomiables que son, carecen de unidad y no dejan de ser una acumulación sin proporción de diversas experiencias o saberes. Alguna vez que me han pasado alguna novela inédita, que ahora que pienso ya han sido algunas veces, he reparado en dos cuestiones que siempre me llaman la atención. Y eso porque se me ha pedido mi opinión. Una, la de que por ejemplo alguien fume un cigarro cada 40 líneas. O que haya una escena de cama cada 7 puntos y aparte. Esas repeticiones creo que no las advierte el escritor, incluso el consagrado. Recuerdo haber leído un libro de Francisco Umbral, pero no cual, en el que cada dos páginas más o menos alguien se tomaba un güisqui. No es que me quiera alzar yo en una especie de ejército de salvación, pero la reiteración si no tiene un fin estético o cohesionador o aglutinador más bien es algo tedioso y aburrido. Hasta en la vida común, la repetición es pesada y si uno no tiene la certeza de poder ser ameno o siquiera grato, es aconsejable al menos que vaya cambiando de tema. Si uno cambia de tema y se lo reclaman, puede insistir. Pero si estamos siempre con el mismo tema porfiadamente seguro que resultaremos latosos. Si vamos mudando es posible que acertemos ni que sea por chiripa. Por cierto, y dicho sea de paso, los alcohólicos lo tienen muy difícil para olvidar la bebida cuando en todo momento se lo recuerdan las películas de la tv, las canciones, y en fin todo.
* La segunda observación que alguna vez he tenido que hacer ante alguna narración es la de que se veían las costuras. No es una manera de decirlo ni exacta ni justa, puesto que que se vean las costuras propiamente en una labor de aguja no tiene ninguna particularidad y hasta puede realzar el trabajo. Bien sé que una obra como Los miserables no se escribió de un tirón y que además el caso está mal traído porque fue una novela por entregas. Habrá por ahí alguna novela que se habrá escrito de una sentada, pero lo normal es que los escritores duerman en algún momento, que coman con una cierta regularidad e incluso que vayan a tomar el aire o que se queden en dique seco un retazo. Habrá que aclarar que una cosa es el dique seco, en donde el escritor se repone o recompone después de una pausa, y otra muy diferente es el "gatillazo" y el cagapoquismo y los complejines. Cuando digo costuras me refiero a que se noten demasiado las pausas, los cortes, el destazado. Como si hubiera una cisura pero sin valor expresivo.
*
Así es que valoro mucho la obra como conjunto, bien ensamblada y que en obras que bien puede haber más de 500 personajes de vez en cuando se relacionen entre ellos, aunque sea inopinadamente y ni que sea para matarse o amarse, que total -desde el punto de vista narrativo- te viene siendo lo mismo. Pero como el cocinero de Chuang Tzu, también hay que saber hendir el cuchillo por "aquel espacio".
*
|
1 Mejillas - 2 Pescuezo - 3 Aguja - 4 Pecho - 5 Culata - 6 y 18 Morcillo – 7 Llata
- 8 y 9 Lomo - 10 Filete 11 y 12 - Costillar - 13 Culatín (o rabillo de cadera) – 14 Bavilla - 15 Tapa plana 16 Maza/Tapa - 17 Cola – 19 Jarrete (Alimentación Coch) |
"Por partes" está amparado bajo una licencia SafeCreative
#1106189493059.