6.9.11

"Inmersión lingüística"

Me empiezo a dar cuenta de que estaba por lo menos en un error. En otro. ¡Tantos ya! Cuando escuchamos una canción, yo que sé, justo el domingo por la mañana, con todo el día por delante y casi ninguna obligación, suena diferente a como suena el día siguiente. Las palabras quisiéramos que tuvieran un significado más fijo y puede que abunde la gente que como la reina de corazones con la que se tropezó Alicia en el País de Maravillas, diga que las palabras significan lo que ellos pretenden que signifiquen, ni más ni menos. A este tipo de pervertidos filológicos no hay que temerlos tanto cuando blanden las etimologías de Corominas o las de San Isidoro y los diccionarios más extensos e intonsos de la Real Academia Española de la Lengua, como a los que nos obligan a dejar una palabra a su suerte después de haberla utilizado torticeramente. 
Aunque no tenga que ver, me estoy acordando -por extensión- de Chiquito de la Calzada cuando decía diodeno (por "duodeno"), de tal manera que somos muchos los que ya dudamos de cual es la forma correcta, si diodeno o duodeno. Mi hermano es capaz de desentonar tanto tanto que cuando hemos cantado en familia "Cumpleaños feliz", su entrada impedía que ya nadie cantara como Dios manda la melodía, que tampoco es tan difícil. Es curioso lo mucho que puede llegar a influir una nota  falsa en la entonación, como si fuera algo contagioso. La frase "inmersión lingüística" siempre se había reservado para la situación por la cual alguien que quiere aprender una lengua extranjera se desplaza al lugar idóneo para que no teniendo otro remedio que usarla por la presión natural del entorno y su oficialidad, va adquiriendo un cierto dominio en el uso. De manera que muchos españoles hemos ido a hacer inmersiones lingüísticas a paises anglófonos, y personas que deseaban aprender español se han venido a Salamanca, etcétera, para poder practicar a tutiplén una de nuestras lenguas oficiales.
Para mi sorpresa esa frase se ha ido imponiendo en Cataluña para designar el modelo educativo que estos días ha sido reprendido por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya tras el dictamen del Tribunal Supremo sobre el incumplimiento de la ley en las escuelas catalanas. Es decir, parece que se denomina "inmersión lingüística" a los privilegios o preferencias que se han concedido a la enseñanza del catalán y en catalán para asegurar su pervivencia. Y por lo tanto, las personas que vieron conculcados sus derechos a que se les impartieran las 2 horas regladas de castellano o español a sus hijos, en realidad a lo que se estaban enfrentando era a una inmersión lingüística. Yo propondría la frase "inundación lingüística" puesto que hay muchos ciudadanos de Cataluña que emplean como lengua familiar, etcétera, el castellano, y no son extranjeros que yo sepa. Así que lo que ocurre no es tanto una inmersión en una lengua extranjera sino que se les impone un modelo monolingüe que las autoridades de Ensenyament justifican en la debilidad del catalán. Todo el aparato administrativo documental del Govern también es monolingüe, en catalán, por cierto.

El mamut del escultor Miquel Dalmau, en el Parc de la Ciutadella de Barcelona. Y dos palomas

Curiosamente sin embargo, hoy, mientras comía, alguien ha dicho que "querían prohibir el catalán" [sic] en las escuelas y que dejara de ser lengua "curricular" [sic]. En realidad quería decir, supongo, "vehicular", pero por la misma razón que la "inmersión lingüística" ahora significa una cosa y su contraria, también iremos desplazando unas palabras por otras y pasará como con algunas canciones inspiradísimas de los ochenta, clásicas, que según la ocasión (sea lunes o domingo) nos harán revivir unas cosas u otras. Las palabras ya no servirán para entenderse sino para desentenderse, oponerse, contrarrestar, distorsionar y tergiversar. De manera que tengo que reconocer que estoy perdiendo la fe en las palabras e incluso ya no sé hacer tan intímamente mío aquel verso en alemán de Rainer Maria Rilke, "creo en lo que todavía no ha sido dicho", y tendré que doblarme ante aquella frase de Antonio Machado de que la poesía es palabra esencial en el tiempo. La poesía y cualquier cosa con vocales y consonantes.

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