12.1.12

Cara y/o cruz

erdaderamente mi madre me ha dado muy pocos problemas siempre, todo lo contrario. Pero no tengo manera de hacerle entender que si se encuentra algo que lo deje estar. Una es muy picajosa con los lapicitos de memoria o pens ¿no? pues resulta que ya se ha encontrado varios y tengo que insertar con toda la repugnancia del mundo esos artefactos inmundos en mi ordenador para ver de investigar de quien pueden ser. No se creerán la soltura que tengo ya en ir derechita a los documentos que me permitirán identificar al dueño y eso no solo porque, como digo, mi madre se ha encontrado ya varios lapicitos sino porque me produce el mayor respeto fisgar en lo que no me pertenece, sea un cajón, sea un bolso, sea una cartera (que también se las ha encontrado), sea lo que sea. He tenido jefes que me han confiado la clave de acceso de sus correos electrónicos y hasta de sus cuentas corrientes particulares y nunca nunca he mirado nada ni que fuera por curiosidad o por interés. El pudor es infinitamente mayor y más violento que toda la curiosidad que podría tener y que ni siquiera se me presenta ante tales casos.

Hoy mi madre se ha encontrado una cámara fotográfica que aún no he visto. Me ha dicho por teléfono que estaba dentro de una bolsa y que es Canon. Le pregunté: "¿Es grande o pequeña". Para mi horror me contestó: "Muy grande". El caso es que ahora debe estar como un manojo de nervios y eso que no tiene idea de lo que puede costar un equipo así. El año 1965 fue homenajeada por la semiextinta RENFE por haber devuelto 500 pesetas que le habían dado de más en la compra de un quilométrico. Se dio cuenta al llegar a casa y volvió a la Estación de Francia, creo, a devolverlas. 500 pesetas en el año 1965 daban para mucho, con lo cual no es de extrañar que RENFE le enviara una carta de reconocimiento en premio a su honradez y hasta la sacó en una revista que tenemos por casa y que aún conservamos. Hacia mediados de los 70 eso es lo que costaba un par de zapatos de los buenos, que lo sé porque siempre nos llevó a todos (mi madre digo) muy bien calzados. 
La verdad es que con los años C.S.M. le guarda -¿como lo diríamos?- un cierto... ¿resentimiento? a casi toda la Administración del Estado, la municipal, la autonómica, la europea, la mundial. A todas en una palabra. Y por un desengaño que tuvo con la tarjeta rosa se obstina en no reciclar, cosa que siempre había hecho hasta por demás y con un celo maníaco. Hacía un poco como los alemanes, que cogen la bolsita del té y echan la celulosa por un lado, la grapa por otro y el resto en desechos orgánicos, cosa que hace plantearse seriamente si vale la pena tomarse un té. De vez en cuando se ha llevado algún azucarillo de más de alguna cafetería y, como prácticamente todos los viejos, tiene algo de síndrome de Diógenes. Todo esto para decir que no hay manera que deje atrás una cosa que se ha encontrado y que además se encuentra muchas cosas. Algunas de ellas son claramente los restos de un hurto y a mí me pone nerviosísima.
A bote pronto la primera consideración que me merece el problema, que lo es, es que con un poco de mala suerte la cámara funcionará. En tal caso tendré que mirar si hay alguna foto, cosa que me causa la mayor angustia y un desasosiego anclado en ese rubor del que les hablé. Además me he acordado de que una amiga mía se encontró una vez un pen con unas fotografías que lo mejor que podremos decir de ellas es que eran de la intimidad y de ahí nunca debieron haber salido. Encontramos en Google ayuda para encontrar el número de serie de una Canon. Al lado de esta información no se achica un post de Microsiervos que habla de la existencia de un localizador de fotografías hechas con cámaras robadas, basado en los datos EXIF (Stolen Camera Finder), que espero que sirva para disuadirla de quedarse con la cámara, aunque no la hayamos robado. ¿Y que me dicen si ha servido para herir a alguien, como objeto contundente? ¿Y si es una prueba pericial?
Sigo: en Google también encuentro otro post titulado "Qué hacer si encuentras una cámara y eres buena gente" que remite a su vez a Ifoundyourcamera.net, que es un lugar donde la gente publica fotos descargadas de cámaras perdidas para que las busquen sus dueños. Según el post de Jesús Rodríguez, que es de febrero de 2011, por aquel entonces se habían encontrado 400. No tengo tiempo de ver de donde extrajo el dato y si hay información actualizada sobre los hallazgos, pero me permite apoyarme en la suposición de que hay cámaras que se pierden por despiste o descuido.
Dirán que hago un problema de cualquier cosa, y puede ser, pero ¿qué hago? ¿lo echo a cara o cruz? Como compensación al dilema de hoy ilustro el post con una de esas fotografías que es mejor no publicar. Es de un panteón de un cementerio de Barcelona, con difuntos gitanos probablemente evangelistas.

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