13.5.12

Un lugar en el mundo

"I find one vast garden spread out all over the universe.
All plants, all human beings, all higher mind bodies
are about in this garden in various ways ,
each has his own uniqueness and beauty.
Their presence and variety give me great delight.
Every one of you adds with his special feature
 to the glory of the garden."
Sri Ma Anandamayi

a primera vez que leí algo del poeta conocido Gustavo Adolfo Bécquer fue en el colegio, pero no por el programa educativo si mal no recuerdo. Había una compañera que tenía transcritas muchas de sus rimas en un cuaderno o tal vez en la carpeta. También estaban en las puertas de los lavabos cosa que, bien pensado, es una de las máximas glorias a las que puede aspirar un poeta. Incluso aunque su nombre desaparezca, como si todo proceso de popularidad llevara en sus últimas consecuencias a la anonimización. La misma suerte corrió Rosalía de Castro, cuyos poemas conocieron muchas personas ignorando que pertenecían a ella. 
Por la misma época, a finales de los años setenta se hicieron dos series de billetes de 100 y 500 pesetas dedicadas a los dos poetas postrománticos. Creo que la serie de 500 pesetas de Jacint Verdaguer era muy anterior y la de Juan Ramón Jiménez de 2000 pesetas fue posterior. Cuando en "El País" se anunció la emisión de los billetes de 2000 pesetas se refiere la existencia de unos billetes de Joan Maragall que identifico como un error. En realidad se trataría de Verdaguer. Ahora en el euro solo está Cervantes. En algún forum de Cataluña se habla de que Cervantes era catalán, pero no le he oído ni leído a nadie de ninguna institución académica o universitaria que defendiera tal cosa, que más bien parece una boutade. Al parecer la tesis procede de una especie de "historiador" activista, quien también defiende la catalanidad del Lazarillo y de Cristóbal Colón. Inopinadamente las teorías de Bilbeny han encontrado un buen caldo de cultivo en algunos medios que diremos en el mejor de los casos que no son muy cultivados.
Estos días mucho se habla de la crisis del sector editorial, y de cómo se juntan en el mundo del libro la recesión económica y la propia crisis del formato per se. Hace nada intenté exponer mi parecer sobre todo ello, en un post titulado "Ser o no ser" , empujada por una de las campañas de Lucía Etxebarría, en la que la autora veía peligrar su modus vivendi. En mi opinión una protección excesiva del sector sea mediante subvenciones sea como sea, es empobrecedor para la literatura y para la sociedad, reflexión que estoy dispuesta a ampliar pero no a atenuar. La política de subvenciones llevada a sus últimas consecuencias acabaría por subsidiar también la lectura, no solo por asegurar su gratuidad. Y entonces todos esos libros que se nos caen de las manos, si nos pagaran por leerlos, tendrían completado su sentido.
A la vista de que los restos de Gustavo Adolfo Bécquer o Gustavo Adolfo Domínguez Bastida reposan en el Panteón de los sevillanos ilustres, y a la vista del monumento que le sufragaron generosamente los hermanos Quintero en el Parque de María Luisa, nadie podría creer las penalidades que pasaron él y su familia a cuenta de su dedicación a la literatura. Ni más ni menos que muchos literatos de su tiempo y del pasado. La glorieta de Bécquer rodea un tejo singular y la componen su busto, dos alegorías del amor herido y el que hiere y tres figuras femeninas que representan otras tantas manifestaciones del amor. El billete de 100 pesetas también quedó muy bien y no creo que haberle reservado el de 500 pesetas a la poeta gallega establezca dos rangos de valor más allá del monetario. 
Recientemente hubo un coloquio en "Lágrimas en la lluvia" (canal de Intereconomía) sobre estos temas y en concreto sobre el mecenazgo. No pude ver el programa en su integridad, aunque me gustó la intervención de Espido Freire, que hablo de sus "clientes". Es decir, la escritora escribe para unos clientes que le hacen sus encargos. Y lo que tienen los encargos es que se produce una exigencia, eso Espido Freire lo tenía más que claro. Por lo tanto no hay ahí mecenazgo sino una especie de mercantilización. La fórmula también la ha adoptado en cierta manera la cantante Mayte Martín, que va a grabar un disco de boleros si consigue la financiación de los futuros compradores. Primero les vende el disco y luego lo hace. Parece que ya ha juntado una buena parte de la financiación y eso indica que tiene un público confiado en su valor, que lo tiene y mucho. De paso así se eliminan muchos intermediarios y parásitos, por quienes no tenemos que padecer porque es bien seguro que habrán encontrado algún otro lugar en el mundo.
Llamarle mecenazgo a las subvenciones públicas es algo que repugna un tanto porque el mecenas es alguien que dedica un pequeña parte de su dinero, o una gran parte, a proteger el arte o los artistas. Los mecenas no son necesariamente empresarios, aunque como a los empresarios se les podrá acusar de especuladores pero no de sectaristas. Las subvenciones públicas son una suerte de proteccionismo y acaban forjando una red clientelar de pelotilleros y ostracismo a costa del erario público. 


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