23.10.12

El último fin del mundo


l 3 de enero salió en "El mundo" una reseña sobre la Agenda del fin del mundo, valga la redundancia, que hoy descubro gracias a haber encontrado la "Guía de supervivencia para el último ser humano". Una lástima no haber encontrado antes la agenda ya que me hubiera ido muy bien en mi trabajo, en la Sanidad Pública, donde no sé si el mundo se acabará como la agenda el 12 de diciembre o si aún durará unos días más, hasta que empiece el ejercicio del presupuesto notablemente desplomado para 2013. De todas maneras la agenda más temática que he tenido fue una del National Geographic que me regalaron. Muy bonita pero no cabía nada y prefiero las agendas de una página, con el santo del día, un adagio del mundo pretuítico y las añadas de los mejores vinos.
Ya dedicamos un post al fin del mundo (en junio de 2011). La agenda cuesta o costaba 19 €, por cierto. Pero más me desconcierta saber que la fecha se ha adelantado ya que la que yo tenía entendida era para el 21 de diciembre, que es cuando se acaba el calendario maya y el tiempo. Nueve días más pueden dar para mucho, aunque no en mi caso me temo, que pierdo el tiempo de la manera más tonta. Y no vamos a hacer de ese pequeño desfase un problema ni mucho menos. Es igual. Tengo unas galletitas que envasaron el día que Artur Mas tuvo que tomar posesión de su cargo en un helicóptero y un yogur que caducó el día del Pilar. Mientras no se muevan (las galletas y el yogur) querrá decir que las bacterias no se han desmandado o no hay macrobios.
La guía de Blackie Books, editorial que ya les prevengo que hace cuadernos de actividades para adultos, cosa que me da como picor, contra todo lo que podría suponerse tiene su sede en Barcelona. En fin, cualquier cosa. Parecería que al publicar cuadernos de actividades para bla bla bla y guías, que al tener su nombre en inglés, se tendría que tratar de una editora inglesa o norteamericana, anglófona en cualquier caso. Pues no. Para no detenernos más en estos asuntillos sin importancia, pasada aquella época en que los editores consumían nombres mitológicos para adoptar nombres que probablemente giran en esa mercadotecnia que todo lo inunda, nos vamos derechos a lo principal, que es ¿cómo sabe uno que es en efecto "la última persona viva del planeta"? A lo mejor comprobarlo nos llevaría, probablemente sin éxito, el resto de nuestra vida, osea de la vida de la supuesta última persona viva del planeta. Eso por no hablar de la nada desdeñable posibilidad de que se le presentara, como a Wall-e, otra persona o especie llegada de otro planeta.
La segunda cuestión que me interesa es propiamente la del "kit de supervivencia" y en concreto la lata de sardinas, los antidiarreicos y el miswak, un cepillo orgánico o palito para cepillarse los dientes tal y como aún se hace en India. El caso es que un miswak de scuppie (ni hippie ni yuppi) debe de ser carísimo. Pero bien es verdad que no es fácil encontrar un sucedáneo para la higiene bucal y para tapar ese agujero que tapan las latas de sardinas y los platos de garbanzos con su poquito de chorizo tan reventón como un clavel. 
La tercera y última cuestión que se me ocurre es que igual que hay quienes piensan que cuando se mueren con ellos se acabó el mundo, otros pensarán que cuando se muere todo el mundo también ellos se acaban. Si me permiten un consejo, de tener que usar los antidiarreicos no tomen más de un comprimido o les costará Dios y ayuda movilizar todo el paquete intestinal en semanas. La estupidez de dejar algo bonito para la posteridad reta todo comentario. 

Guía de supervivencia para el último ser humano (Club Cultura del Portal de FNAC). Clicar para ver en toda su grandeza.


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