"Hay que ser artista y loco, un ser infinitamente melancólico,
con una burbuja de ardiente veneno en las entrañas
y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida
en su sutil espinazo para reconocer de inmediato, por
signos inefables al pequeño demonio mortífero
entre el común de las niñas;
y allí está, no reconocida e ignorante
de su fantástico poder".
Vladimir Nabokov, Lolita o las confesiones de un viudo de raza blanca
Parece que fue ayer tarde
con una burbuja de ardiente veneno en las entrañas
y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida
en su sutil espinazo para reconocer de inmediato, por
signos inefables al pequeño demonio mortífero
entre el común de las niñas;
y allí está, no reconocida e ignorante
de su fantástico poder".
Vladimir Nabokov, Lolita o las confesiones de un viudo de raza blanca
Parece que fue ayer tarde
cuando la estaba meciendo
Era una flor pequeñita
delicada y tan bonita
una rosa floreciendo.
[...]
Y mi niña se ha puesto grande,
es como una mariposa
que vola de flor en flor
y hasta se pone nerviosa
porque le ronda el amor
"Me niña se ha puesto grande" (Requiebros)
ace una barbaridad un amigo encontró en el piso que acababa de alquilar una colección de discos de sevillanas y de Camarón. Esas sevillanas tenían unas letras muy diferentes a las que nos tienen acostumbradas otros grupos que por no concederles más tiempo asociaré a la versología floralesca que también tenemos en Cataluña, resiste atrincherada en los adoquines con la efigie de la Pilarica y en los certámenes de aficionados a diferentes artes aplicadas y finales de curso varios. Las letras de las sevillanas del piso alquilado no tenían nada que envidiarle a un haiku.
Como la rosa florecida pertenece al patrimonio sentimental con tanto derecho como los churros mojaditos en el chocolate de los domingos, vamos a dejarla estar. Además, al lado de letras como la de "La primera comunión" (Ecos del Rocío) y la de Requiebros sobre el trastorno hormonal de la pubertad, tenemos la "Sevillana de los bloques" de Martirio y la de los Pijos, y a Sevilla todo se le perdona porque ya se sabe que la mitad del mundo es Cádiz y la otra Sevilla (*).
Pero esta página del Álbum tiene que ver con la pubarquia y la menarquia y la aparente anarquía de la adolescencia temprana. Empieza a ser bastante común que la pubertad se adelante y que niñas de menos de 9 años incluso vean aumentar sus pechos y aparecer su vello púbico. Los médicos alertan contra la lactancia artificial y el pollo, pero no he oído nada sobre las consecuencias en los fetos de la fertilización de sus madres sean las que los parieron o las que los engendraron. Hace años que vengo diciendo que si una señora muestra demasiado interés por procrear o por tener hijos en general, ese afán denonado y hasta obsesivo debería invalidarla o incapacitarla civilmente hasta para adoptar. Cuanto más interés más desautorizada está. Por lo menos cautelarmente. Pero el negocio de la fontanería genética está bien asentado y yo he visto manzanas de Sarrià en que hay más clínicas de fertilidad que peluquerías, que ya es decir.
El adelanto de la pubertad me imagino que se desfasa de la madurez emocional o cerebral, así que siguiendo con el símil floral (ya que las metáforas marineras tan socorridas en mi región no cuadran tanto) las florecillas se convierten en repollos sin haber comido las suficientes patatas. No sé si me explico.
No me deja de extrañar, y lo mismo me ocurre en otras lides, que los médicos aborden el tema como si estuvieran en un mirador desde el que sacan sus conclusiones, como si no intervinieran en la cadena de la alimentación, la reproducción, la contaminación, el tratamiento del agua y mil cosas más. Esta especie de irresponsabilidad o inhibición solo es superada por los economistas, que hacen sus informes e infórmenes cual meteorólogos, empleando sus tecnicismos con toda propiedad pero también como si fueran ajenos al funcionamiento del mercado y del cielo. Seguro que esa postura del loto, de no tocar el lodo y mantenerse en una pureza prístina desde donde todo es tan fácil de criticar y analizar, merece algún nombre sea desde la Retórica o la Lógica (en su catálogo de falacias), sea desde la Psicopatología social.
Es tan interesante como corto el artículo de Facilitación o pereza social de la Wikipedia, en donde se trata sobre "la tendencia que tienen los individuos a haraganear en un grupo cuando se comparte el trabajo y no se evalúa el rendimiento individual. Un buen ejemplo de la facilitación social es una carrera (donde el individuo corre más rápido cuando hay otros corredores) en vez de un juego de tira y afloja en grupos (donde se comparte el trabajo, y es difícil notar la falta de rendimiento por individuos)". La historia de los velocistas, que son protegidos por el pelotón, es bien curiosa, porque en realidad supone el sacrificio del grupo para facilitarle la victoria a un miembro cortándole el viento y entorpeciendo o abriendo el paso alternativamente.
Todo ello es muy ambivalente porque está claro que tal vez una persona rendirá más sola que con dos más, pero también lo es que el equipo, bien llevado, puede crear un rendimiento y una especial satisfacción mayor. La tercera vía, la especialización, ha producido monstruos como esos médicos que inconscientemente se han inhibido de incidir en la realidad para mantenerse en sus cada vez más maltrechas y cuestionadas torres ebúrneas. Entre la especialización y la jerarquización aún tenemos otra formación laboral, la pareja. La que tenemos más presente es la típica pareja de la Guardia Civil, pero también podríamos remitir a las parejas de monjas, el dúo musical y la pareja de baile y -siguiendo con el ciclismo- al tándem. Pero yo me imagino que como en las parejas amorosas, hay una especie de reparto de poderes y de tareas. Tanto es así que en las parejas que han tenido una larga relación, cuando uno de los dos pasa a mejor o a peor vida, el otro se queda como desamparado no ya en sus sentimientos, sino en el mantenimiento de los azulejos, o en las averías, la administración de la casa, etc.
Otro día habrá que hablar de los pelotones de fusilamiento, de los linchadores arropados por la confusión y de una frase que le oí a Antonio Banderas: "En Estados Unidos no te perdonan que pierdas; en España, que ganes".
Todo ello es muy ambivalente porque está claro que tal vez una persona rendirá más sola que con dos más, pero también lo es que el equipo, bien llevado, puede crear un rendimiento y una especial satisfacción mayor. La tercera vía, la especialización, ha producido monstruos como esos médicos que inconscientemente se han inhibido de incidir en la realidad para mantenerse en sus cada vez más maltrechas y cuestionadas torres ebúrneas. Entre la especialización y la jerarquización aún tenemos otra formación laboral, la pareja. La que tenemos más presente es la típica pareja de la Guardia Civil, pero también podríamos remitir a las parejas de monjas, el dúo musical y la pareja de baile y -siguiendo con el ciclismo- al tándem. Pero yo me imagino que como en las parejas amorosas, hay una especie de reparto de poderes y de tareas. Tanto es así que en las parejas que han tenido una larga relación, cuando uno de los dos pasa a mejor o a peor vida, el otro se queda como desamparado no ya en sus sentimientos, sino en el mantenimiento de los azulejos, o en las averías, la administración de la casa, etc.
Otro día habrá que hablar de los pelotones de fusilamiento, de los linchadores arropados por la confusión y de una frase que le oí a Antonio Banderas: "En Estados Unidos no te perdonan que pierdas; en España, que ganes".
__________
(*) Tengo que armar un tangay
con esta verdad sencilla
tengo que armar un tangay
La mitad del mundo es Cai
y la otra mitad Sevilla
Cai, Sevilla, Sevilla y Cai,
yo he visto el mundo, primo,
esto es lo que hay.
con esta verdad sencilla
tengo que armar un tangay
La mitad del mundo es Cai
y la otra mitad Sevilla
Cai, Sevilla, Sevilla y Cai,
yo he visto el mundo, primo,
esto es lo que hay.
