2.4.14

El final del dodo

"Pensemos, por ejemplo, en el dodo, la paloma gigante de paso torpe que tenía el tamaño de un ganso, que habitaba en la Isla Mauricio. Aquel ave, a salvo en su hogar insular, había perdido la capacidad de volar, pues no tenía enemigos de los que huir volando, y como no tenía enemigos hacía sus nidos en tierra en perfecta seguridad. Pero, además de perder la capacidad de vuelo, parece haber perdido la capacidad de reconocer a un enemigo al verlo, pues según parece se trataba de un ave sumamente mansa y confiada. El hombre descubrió este paraíso del dodo en 1507,  con él llegaron sus demonios familiares: perros, gatos, cerdos, ratas y cabras. El dodo contempló a estos recién llegados con aire de interés inocente. Entonces se inició la matanza. Las cabras se comieron la maleza que daba cobertura al dodo; los perros y los gatos persiguieron a estos viejos pájaros y les hicieron la vida imposible; mientras los cerdos iban gruñendo y hozando por toda la isla, comiéndose los huevos y los polluelos, y las ratas venían tras ellos para terminar el festejo. En 1681 se había extinguido este pájaro fordo, feo e inofensivo. De ahí que en inglés se diga "más muerto que el dodo".


Gerald Durrell, Encuentros con animales.