11.7.14

Mayoristas, minoristas, mediofondistas

asé el sábado pasado por la Alta de San Pedro, nombre que recibe la calle donde están las taquillas del Palau de la Música. Un poquito más adelante me encontré con la imagen que hoy cuelgo, por toda evidencia de que Tejidos Nobeal S.L. había bajado sus puertas. Días atrás más cerca de mi barrio vi que liquidaba por jubilación Tejidos Santa Rita, que estuvo en el Paseo Pi i Molist toda la vida, y también por jubilación cerraba la tienda de Integral (plaza Euclides), una de las primeras tiendas de Barcelona, por no decir la primera, que ofrecía productos de la agricultura llamada biológica, y que en su época más floreciente (principios de los 90) incluso vendía bicicletas, tenía un notable surtido de libros del sector llamado alternativo y muchos productos alimentarios frescos y conservados alejados de los circuitos consumistas acostumbrados. Yo recibí en su local mis primeras clases de yoga.
En los últimos tiempos el mapa de los comercios de mi barrio ha cambiado y podemos decir que lo ha hecho dramáticamente. Yo es que ya no tengo el cuerpo para infogramas ni para levantar un plano con los movimientos de las persianas metálicas y los cambios de titularidad de los negocios cada vez más endebles y más escasos. Hice hace un tiempo una especie de reconstrucción de la manzana en que me crié. Y no es que yo fuera un gusano, como tampoco soy ahora una mariposa. Es que mi mundo inmediato discurría en gran parte allí. Además estaban el colegio, el pueblo de los abuelos maternos, el barrio de los paternos, etc. Pero, si se me permite la comparación, el Turó de la Peira hubo una época en que estaba tan acribillado de tiendas y pequeños negocios que prácticamente apuntalando la memoria en cada una de ellos por orden sucesivo es posible levantar del olvido un trazado que ya no existe pero que yo doy fe de que existió.
Ayer vi por cierto una reconstrucción tridimensional gráfica de la Málaga de 1487 y pensé que una técnica por el estilo sería la indicada para intentar de forma elocuente y sin embargo visual plasmar la evolución del tejido comercial de Barcelona. Simplemente la cantidad de veces que se ha hecho y deshecho la Plaza de las Glorias Catalanas, ya da para mucho. O el Paseo de Gracia, donde apenas había hace unos 30 años el Samoa y La Puñalada y que ahora es un hervidero (o freidero) de tapas, bocadillos, cafés y botellines. No desdeñaré la ocasión de protestar porque la proporción del espacio de paseo y de terrazas está claramente en desproporción y a favor de los recaudadores municipales. No sabe una muy bien para qué tanto bulevar ni tan ancho si luego hay que ir salvando obstáculos para cubrir distancias donde ya no se goza apenas de la perspectiva. Pero ese no es el tema de hoy.
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Con el tiempo, además de haber ganado según y cómo profundidad al mismo tiempo que perdía perspectiva, me he dado cuenta de que hay que leer sin ingenuidad todo tipo de informaciones. No hace mucho que salió en el ABC una especie de reportaje titulado "De como Cataluña se volvió rica y Galicia, pobre". Esa coma me sigue resultando gramaticalmente espuria, pero advierto que la publicación lleva obtenidos casi 900 comentarios y yo diría que nadie reparó aún en ella. Y es que había y hay demasiadas afirmaciones con las que entretenerse y mucho. Luis Ventoso repasa las situaciones en que en los últimos años claramente hubo un proteccionismo favorable a la actividad económica de Cataluña y cómo la situación se ha ido sino revirtiendo al menos desplazando, nivelando, lo que sea. No me extrañaría nada que el 95% de cuanto alega Luis Ventoso es rigurosamente cierto. Y hasta más. A cualquiera que tenga los más mínimos rudimentos de Economía -dos tardes- no le ha pasado por alto la decadencia franca de la industria catalana, y no solo la textil. Las cuestiones arancelarias, o no, han coincidido en el tiempo con los relevos generacionales. Muy bien podríamos apelar al refrán: "Padre bodeguero, hijo caballero, nieto pordiosero", como si la ley de la vida fuera incapaz de respetar siquiera la familia más sólida. ¡Cuantas veces no habré oído yo en las comidas de la mía, cada vez más pequeña, "¡Si esta vida chegara a netos!" (Si esta vida llegara a nuestros nietos).
El proteccionismo, el boicot, todos son -manteniendo el hilo del parentesco- hijos del mismo mal.
No me parece intrascendente ni fútil hacer notar que al menos en mi ciudad cada vez resulta más difícil encontrar un bolso o unos zapatos o un conjuntito mono que esté bien confeccionado pero por el que no te pidan 1000 euros. Esta observación me permite constatar lo que tanto se dice, que la clase media va a desaparecer.

Tejidos Nobeal (Sant Pere més Alt, 30-33), bolardo, papelera y contenedor

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