20.7.14

Trucos viejos

"Todos los artículos del comercio estaban allí reunidos y hacinados con cierto orden. Los Requejos vendían telas de lana y algodones, a saber: pañuelos del Bearne, género muy común entonces, percales ingleses, que desafiaban en la frontera portuguesa las aduanas del bloqueo continental; artículos de lana de las fábricas de Béjar y Segovia, algunas sederías de Talavera y Toledo; y por último, viendo D. Mauro que sus negocios iban siempre a pedir de boca, se metió en los mares de la perfumería, artículo eminentemente lucrativo. Así es, que además de los géneros citados, había en la trastienda multitud de cajas que encerraban polvos finos, pomadas y aguas de olor en su variedad infinita, verbi gratia: de lima, tomillo, bergamota, macuba, clavel, almizcle, lavanda, del Carmen, del cachirulo y otras muchas. Como el local donde se guardaban todos estos géneros servía de comedor, ya pueden Vds. figurarse la repugnante mezcolanza de olores, desprendidos de sustancias tan diversas, como son una pieza de lana teñida con rubia, un frasco de vinagrillo del príncipe y una cazuela de migas; pero los Requejos estaban hechos de antiguo a esta repugnante asociación de olores inarmónicos".
Benito Pérez Galdós, El 19 de marzo y el 2 de mayo, Episodios Nacionales, cap. XV.

La pieza de hoy del Álbum recoge una cita de la tercera novela de la primera serie de los Episodios Nacionales. El fragmento ilustra con la trastienda de los avarientos hermanos Requejo, Mauro y Restituta Requejo (tal para cual) no ya en su mezcolanza sino incluso en lo que sería el corte de una época, con unos productos que en aquel entonces dominaban la vida comercial. No había comenzado la pujanza de los textiles catalanes y la aún lana procedía de Béjar o Segovia y la seda de Talavera o Toledo, pero ya existía el Agua del Carmen, que nadie hubiera dicho que ya lo había por entonces. Al parecer la inventó un carmelita el año 1611 y se empezó a compercializar en Tarragona exactamente 100 años después. Más allá de las mudanzas de los tiempos,  el almacén apela a los olores y hedores de  un rincón de Madrid el 1 de mayo de 1808, la víspera del levantamiento y fusilamientos de la Guerra de la Independencia. Es un detalle narrativo con mucha fuerza.
Estos días de tanta plataforma -tanto a favor como en contra de otra "independencia", la de Cataluña, tenemos una buena muestra también de la intelectualidad española. De la misma manera que hace doscientos años teníamos paños de Béjar, agua de tomillo y cazuelas de migas, hoy tenemos también lo que nos hemos buscado. No creo que a Galdós le hubiera extrañado la filtración de algún pomposo capullo opusino CEO MBA en el panorama del periodismo de opinión y comunión, ni de la abundancia de profesores universitarios oxímoros, estos es "locales". Pero sería además de nocivo, o peor que nocivo, injusto, no apreciar que nuestro plantel intelectual cuenta con muy buenos escritores. Sin entrar en detalles. "Dios ya eligirá a los suyos".
Me voy a referir a tres males abundantes en la columnata periodística: los excesos de una cultura exclusivamente universitaria, la falta de vigor textual y el terciarismo. Respecto a lo primero precisamente ayer en "El planeta de los simios" (Franklin J. Schaffner, 1968) pude recordar una de las frases del Dr. Zaius: "Man has no understanding. He can be taught a few simple tricks. Nothing more." (El hombre no tiene entendimiento. Puede aprender unos pocos trucos simples. Nada más). Aunque el Dr. Zaius vela contra los riesgos de esa pestilencia andante (walking pestilence) que es la humanidad, también representa el orden establecido y por eso también dirá algo así como "no entienden nuestra cultura porque no piensan". Los intelectuales acomodados en la Universidad no dejan de defender ese principio y de velar por un orden que apuntalan con citas de la antigüedad o el llamado método científico.
La falta de vigor textual se demuestra porque sus textos no tienen la fuerza de un solo impulso, sino que parecen acumulaciones de empujoncitos sin cuajo que escriben en formatos que tienen menos gracia que un formulario de Hacienda. ¿Qué hay del "momento supremo" a que se refería Schubert? Nada, porque todo queda diluido en un hacinamiento de ideas que apenas tienen fuerza para ser esbozadas y que son reconocibles por su redundancia más que por su potencia. Se notan las costuras, el prostatismo, la falta de hilo, el ahogo.
El terciarismo es la dependencia de lo que ya han dicho o hecho otros, manido con citas exóticas o clásicas enzarzadas a veces sin ton ni son, solo por el gusto de exhibir un bagaje libresco que con dificultades respira aliento vital. A los intelectuales se les pediría, sin que rompan su plácida tranquilidad crisálida de sueldo fijo y loor de multitudes, que de vez en cuando nos proporcionaran ideas nuevas, ideas frescas o ideas con vida.

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Dólar es el loro del Hotel-Balneario Prats, en Caldes de Malavella. A poca atención que se le preste, si el animal advierte alguna buena disposición a sus trucos, se agarra a los barrotes y se pone a andar invertido por el techo de la jaula, haciendo un trayecto en redondo desde su percha más alta hacia arriba para volver al mismo punto de partida. Es su truco. Dólar no habla, no sé si porque es joven o porque es viejo.

Dólar
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