21.9.14

Los racimos inmortales

El poeta en el cim se sent cantar,
i la vinya daurada que el sol banya
a farbalans alegra la muntanya
i en fi pendís cap a les ones va.
La mar és adormida, el cel és clar;
melangies d'escumes i boirines
damunt la pau de les blavors divines
rellisquen lentes a no cap demà.
Josep Carner, "Els raïms immortals", Els fruits saborosos.


oy para algunos es el día de la paz, para otros el del Alzheimer, para otros es uno de los primeros del otoño, para otros es el segundo día de la Oktoberfest, donde se beberan 7 millones de litros de cerveza. El consumo de cerveza en Alemania es mucho mayor que lo que puede llegar a ser su producción. Se diría, mal comparado que pasa lo mismo que con el aceite en Italia. Si contemplamos las tablas del International Olive Council aparece un consumo mayor que el que su propia producción cubre. España obtuvo en su última cosecha 513,1 toneladas e Italia 94. Para el mismo período España consumió 220 toneladas e Italia 146, pero exportó 4,1 e importó 6,2. A la vista de todos estos datos cobra vida la idea de que en Italia se etiqueta aceite español. De hecho no es excepcional encontrar entre los pecios hallados en el Mediterráneo ánforas que tenían que haber llevado en la época de la Roma imperial el aceite de las provincias hispánicas a la otra península. Alemania apoya sus cosechas insuficientes de cebada y lúpulo con la producción de Chequia.
Para mí no es el día de la paz ni del Alzheimer ni nada de lo que venga dictado por los programas de fiestas con que nos amenizan los poderes un tiempo regido por las rutinas de los horarios. Para mí es tiempo de vendimia. Parece que la de este año es inferior a la del año pasado en cantidad (en un 30%) pero superior en calidad. Ya se verá. A mí me gusta el vino nuevo y a veces lo compro francés, cuando lo traen a finales de noviembre. Pero en esto de los vinos hay mucho cantamañanas. Desde que yo hablé por primera vez en este blog del verdejo hasta hoy, su precio se ha quintuplicado y sin embargo su valor sigue siendo el mismo o incluso a veces se diría que ha pasado por un proceso de imbecilización o masificación y he llegado a ver verdejos que son marroncejos a 9 euros.
Hubo hace un par de años una moda del goji o baya tibetana, y se le proclamaban virtudes antioxidantes, anticancerígenas, antidepresivas y, como no, afrodisíacas. Baratas no eran y nos llegaban secas como pasas, cosa que me hizo recordar que con nuestros racimos de uvas veníamos teniendo lo mismo y fresco. Las bayas tibetanas a mí me sabían a como imagino que debe de saber  la borra que se hace en los bolsillos. Y a brea revenida.
Los bellos racimos de granos de uva colgando de las emparradas con aquel color que solo igualan los granos de endrino, incitan a la sed y la calman. 
*
Me acordaba ayer de las fotonovelas y hoy incorporo al Álbum una muestra. Las "Paraules d'amor" de que hablaba la canción de Serrat forjaban en ellas el carácter de algunas chicas de mi generación, que obtenían así su "educación sentimental" en unos términos que nos harían vomitar la primera papilla si no fuera porque ya hace años que la echamos gracias a las cursilerías socialdemócratas y ciertas garruleces de la derecha desacomplejada. Porque no debemos olvidar que a excepción de las listas de la compra, la buena poesía y el buen teatro, todo lo demás es carne de diván psicoanalítico.

*
No es de extrañar que el vino mejore en las barricas. La madera en todas sus variedades, cuando ya no tiene vida, parece que obtiene una segunda oportunidad de vivir, porque cruje, se deja envejecer, usar, oscurecer.