6.10.14

Un post multifactorial

acía tiempo que tenía ganas de incorporar una ilustración de Charles Addams. Otra, mejor dicho, porque ya hubo hace unos meses la primera, que acompañó un post sobre la última letra del abecedario, La x, con una imagen de las parejas de animales subiendo a un cohete como lo hubieran hecho al Arca de Noé. Un cohete de aquellos que solo tiene viaje de ida, sin posibilidad de regreso. 
Si nos pusiéramos a hacer clasificaciones podríamos establecer tres tipos de personas, las que van por delante o a la vanguardia, las que van a zaga de los que van a la vanguardia y los que van bastante por detrás (retaguardia).  Pero esto sería por su inexactitud poco más o menos como aquella clasificación de Homer Simpson por la cual hay tres tipos de personas, las que saben hacer cálculos artiméticos y las que no. En cualquier caso yo ya hace tiempo que supe que mi lugar estaba en la retaguardia, asegurando "la victoria de las tropas" que me precedieron y no en la vanguardia, haciendo exploraciones prospectivas y espiando. Claro que el espionaje se puede hacer desde cualquier posición e incluso desde las tres a la vez.
Y sin embargo no creo que sea bueno asumir ni el rol de precursor ni el de atrasado. El de los precursores porque fácilmente lo hacen suyo personas cuya valía luego se desmiente con tanta facilidad como la que les permitió enorgullecerse o envanecerse, que no es lo mismo. El de los atrasados o rezagados tampoco es bueno asumirlo porque sería también muy fácil dejarse vencer por un papel de "segundón" que no es el caso. El papel de unos y de otros, incluso el de los del medio, es en muchas ocasiones heroico y no hay papel mejor que otro. Es una cuestión de predisposición y conocer la propia allana mucho el camino e impide perder el tiempo en veleidades y desvíos.
Otra de mis inclinaciones es la de visitar a los enfermos. Seguramente entre siete las obras de misericordia corporales, ésta es la que más me retrata y llena. Y de hecho estoy más que segura de que si no fuera porque trabajo para quien trabajo (los enfermos y sus cuidadores) esto no habría quien lo aguantara.
De entre las siete obras de misericordia espirituales es "Dar buen consejo al que lo necesita" la que menos me retrata, aunque se trate de darlo "al que lo necesita", porque si fuera "al que no lo necesita" (o cree no necesitarlo) ya ni les digo. He conocido personas muy proclives a dar consejos y en mi presencia han impartido recomendaciones y opiniones no solo a quien cree no necesitarlas (lo cual, bien pensado, los inmuniza en cierta manera) sino incluso no teniendo la suficiente información para darlas. Solo se pueden dar buenos consejos si la certeza es casi total y eso deslizándolos con todo el cuidado y la prudencia del mundo. 
Lo de visitar a los enfermos no gusta a todo el mundo. Es más, hay gente que se pone enferma solo de pensar que tiene que visitar a alguien que está encamado, recién operado, etcétera. Y no digamos cuando el enfermo es alguien desahuciado por la Medicina o cuando padece una enfermedad degenerativa que le impide hablar o cualquiera de aquellas funciones fisiológicas que hacemos todos casi sin pensar. A veces me acuerdo de un amigo que se quedó prácticamente como una plantita dos años hasta que un buen día murió. En vida había tenido muchos amigos. Su mujer también. Una infinidad. Pero a la hora de la verdad siempre íbamos a verlos tres o cuatro además de algún familiar. Gente voluntariosa se acercaba con toda la mejor intención pero a la vista no ya del estado de Pepe, sino de lo que se veía por su planta, se horrorizaban y quedaban afectadísimos. Pronto me di cuenta de que advertirles de que los de las dos plantas superiores de aquel hospital de buen morir aún estaban mucho peor no solo no servía de nada sino que aún los alteraba y entristecía más. Lo que nos llevaría a distinguir entre la tristeza improductiva y la productiva, pero por hoy ya nos hemos paseado por el jardín de los senderos que se bifurcan más de lo que hubiera podido desear.
Entonces hay personas son ideales para ir a tomar con ellas una cerveza y pasarlo pero que muy bien y otras que sirven para en un momento dado limpiarle los mocos a un enfermo sin vomitar. También hay personas que servimos para todo pero tal vez no en el mismo día, mientras que hay otras que sirven para todo y todo a la vez. No me dirán que no les he puesto el post fácil.

"Justo esa clase de día que te hace sentir bien vivo" (Charles Addams)



"Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí" (Mateo 25 35-36)

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