26.10.14

Una de taninos

A Alba Santiago
"Elaborado con las variedades Garnacha (cuyo origen está en Cariñena) y tempranillo, procedente de viñedos situados a 600 m. de altitud, cuyo microclima permite conseguir una uva rica en fruta y taninos. NOTA DE CATA: color cereza intenso con borde de teja, es un vino elegante y sabroso con notas cremosas de la crianza en barrica de roble sobre fondo de fruta madura, SERVICIO: Servir a 18º C. Ideal para acompañar asados, caza o quesos fuertes".
Etiqueta del Torrelongares Reserva 2009
"Su paisaje, caracterizado por su llano suelo, de tonalidad ocre y rojiza, cuya policromía se enciende con el verdor de los majuelos, se extiende bajo la presidencia de la Sierra de Algairén".
Longares (Wikipedia)

ropeles aparte, para ser un país que bebe y vende mucho vino, cuesta encontrar gente que no sea del ramo y que tenga unos fundamentos básicos de Enología. En los últimos años el común ya hemos aprendido algo sobre denominaciones de origen, pero no tanto sobre variedades de uva. Es difícil para una ignorante como yo substraerse a no relacionar este cariñena de Longares con un Penedés. Y tal vez, siempre dentro de mi ignorancia,  esto es porque hay vinos tintos de Penedés que comparten la garnacha y la uva tempranillo.
Otros terrenos en los que me he ido aproximando en los últimos años, como la botánica y la gemología, no son tan complicados como este de la enología porque aunque en los minerales hay fiascos, las piedras son por lo general estables. Alguna amatista me ha cambiado de color, se ha aclarado, o un cuarzo rosa puede ver modificada su transparencia. Pero lo que siempre me ha resultado incomprensible es que cuando una botella de vino en un supermercado es tan diferente de la que está a su lado, a pesar de que el etiquetado sea idéntico. Y no me refiero a un vino blanco, que siempre es más inestable. Si alguna vez dije aquí que la pizza capricciosa como la paella valenciana son platos solares, también puedo decir aquí que el vino es meteórico. Y no estoy pensando en un producto que salió de las bodegas de Tremonte en Chile, cuyo vino maduraba con un meteorito. No, me refiero a la atmósfera e incluso a las estrellas que rodean nuestro mundo. Incomprensiblemente aún hay tiendas que tienen sus vinos al sol.
Hace tiempo hice una prueba a ver si la gente común y la poco común sabía cómo se hacía el vino blanco y el vino tinto. La conclusión fue que la mayor parte de las personas decían que el vino blanco se hace con uva blanca y el vino tinto con uva tinta. No solo decían esto sino que intentar explicarles otra cosa, la verdad, era o fue poco menos que descabellado. Pocas personas saben que el vino blanco se puede hacer tanto con uva blanca como con uva negra y que en el tinto se usa el hollejo de la uva. La fermentación con los hollejos (la piel de la uva) es necesaria para que el vino adquiera el color rojizo.
Otra cuestión que la gente común suele ignorar, en los dos sentidos de la palabra ignorar, es qué es un crianza, un reserva y un gran reserva, pero se puede vivir sin ello, siempre que esté uno dispuesto a pagar la diferencia a pie juntillas, de la misma manera que pagamos por muchas otras cosas sin ser capaces de justificar su valor. No sé si por pedagogía o emblemáticamente, la etiqueta del Torrelongares Reserva 2009 lleva un pedazo de madera retorcida de una cepa o tal vez de la rama de un roble, pero que en cualquier caso trasmite un mensaje claro, telúrico y vegetal, tradicional y vivo al mismo tiempo.
Debe de ser la garnacha lo que le dio a la botella que me regalaron, y que ya hemos bebido, ese tirón de taninos, de mucho sabor y de alta graduación con que nos sobrecoge la primera copa. Una servidora es de segundas copas. La primera nunca me sirve, pero no porque necesite una condición enólica alta, sino porque el sabor me pide y me exige un proceso largo y asentado. Aunque en la etiqueta recomiendan la caza -cosa que ya indica un caldo de gran rotundidad y mucha estructura- yo lo he tomado con unos espárragos apenas asados y salpimentados, con un poco de aceite de oliva extra virgen, y queso muy curado manchego, el Garcia Baquero llamado viejo. Imposible saber cómo hubiera pegado, perdón, "maridado", con un patamulo, queso que ya ha desaparecido prácticamente de las tiendas de Barcelona. A no ser que aceptemos como patamulo una  porción de queso envasado al vacío no sabemos cuando ni por quién. Pienso que el Torrelongares también hubiera maridado bien con unos callos o un guiso de cuchara.
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El año 2008 le atendí un meme a Soboro, del blog "Tres tristes tigres", desaparecido ya totalmente de la capa de la blogosfera que nos ocupa. En él me preguntaba qué bebida sería yo y respondí que cerveza o verdejo, según la estación. Aún no conocía el godello. Por aquel entonces estaba yo entusiasmada por el verdejillo de Rueda, que tan bien maridaba a mi entender con la pasta, con el arroz y hasta con la tortilla de patatas. Después el verdejo se puso de moda y empezaron a verse en todos los supermercados botellas que incluso habían adquirido un color ambarino (cuando el verdejo es, como dice su nombre, verde). Esa proliferación de botellas de Rueda la refrendó un aumento de precios intolerable (hasta el doble para la misma marca). Pero lo peor no fue ese cambio de estatus sino que empezaron a mezclarme la uva verdeja con Sauvignon blanc, uva que me empalaga y me provoca desazón existencial. Con la Sauvignon blanc, que por cierto se encuentra en muchos vinos de nuestras denominaciones de origen, me pasa como con aquel fondo de almendras amargas de muchos perfumes industriales con pretensiones. Me resultan químicos, sin personalidad, y me inspiran mal humor.
Esperemos que los vinos de Torrelongares triunfen (más), que lo merecen, pero que no sea para o por incorporar modas papanatistas. Y estoy pensando que antes de que pase el otoño he de probar otra botella, aunque solo Crianza, con unas setas. También con nueces o con chocolate. No todo junto.