10.12.14

Cada día es diferente

"Siempre prefiero vivir en un pais demasiado caluroso
 que en en país demasiado frío. 
Pero prefiero siempre estar con gente que me quiera
 poco que con gente que me quiere demasiado"
Katherine Mansfield, Diarios.



as fichas técnicas de la película "Smoke" (Wayne Wang, 1995) no hacen referencia al álbum de fotos de Auggie (Harvey Keitel) ni a esa cámara que cada día a la misma hora coloca en la esquina de su estanco para captar una sola instantánea, que aparentemente siempre es la misma. Pero, a pesar del tedio, cada día es diferente. 
El periodismo, a falta de lo que le es propio nos ofrece estos días la carroña de dos revelaciones: que A sangre fría faltó a la verdad y que La casa de la pradera era bastante invivible. De Truman Capote me gustó mucho su cuento sobre su tía borderline, sin que para mí tenga que suponer una decepción saber que en él hay tres cuartas partes de autoficción y una de autobiografía. Capote adoptó el estilo periodístico, el cual a su vez no está libre de ser contaminado con fabulaciones incluso maliciosas.
Me siento más cercana al proceder de John Dos Passos, que incorporó un newsreel de recortes de prensa y canciones para retratar en Paralelo 42 lo que no dejó a la ficción y a técnicas narrativas de las que ya nadie habla.
Se ve que Charles Ingalls, el padre de la autora del librito original sobre la casita de la pradera, era en verdad un bebedor y que tuvo que abandonar junto a su familia la famosa casita porque tuvieron una plaga de langosta, lo cual no es ni la mitad de bucólico de lo que nos parecía en aquellas tardes de aquellos domingos. Pero ya hace tiempo que sabíamos que algunos episodios de "The little house of the prairie" (1974-1983) los recicló Michael Landon de "Bonanza" (1963-¿?). Tal vez Michael Landon ni siquiera se molestó en reciclar, que para eso ya habría un equipo de guionistas al uso.
Cuando empezaron los talleres de escritura y los cursos de guionistas en Barcelona recuerdo que hacía años ya que alguna vez, mientras comía, veíamos en casa "Gent del barri" (>1985), una teleserie en la que creo que estaba bastante inspirada "El cor de la ciutat" (2000-2009). En "Gent del barri" todo el mundo se había liado con todo el mundo, poco más o menos. El guion era probabilístico. Y como yo veía la serie dos o tres veces al año, como después me ocurrió con "El cor de la ciutat", también me liaba yo misma pero en el sentido de que los cambios de parejas eran sino inverosímiles por lo menos estrambóticos. Aunque no podemos olvidar que la vida también es estrambótica, podría decirse que hacían los guiones sacando las bolas de un bombo.  De hecho, según Gabriel García Márquez hay 36 movimientos posibles. Lo demás es combinatoria.
Si ustedes le echan un vistazo al equipo de los guionistas de la teleserie producida por TV3 ("El cor de la ciutat") podrán ver que hay unos 50 con participación desigual en los 1906 episodios. Pau Sieiro, que es la hermana de un señor con quien trabajé hace años, participó mucho y solo contribuyó en 53 episodios. Albert Espinosa en 12. Veo otros nombres conocidos en el panorama cultural oficial catalán, que me recuerdan lo de las puertas giratorias pero aplicado a las bellas y a las feas letras. Pau Sieiro ha seguido participando en más teleseries, la última de las cuales es "Isabel", de RTVE.
Desconozco la forma de trabajar de los guionistas y no porque no haya tenido ocasión de poner remedio a ese vacío, sino porque no me interesa. Me gusta el cine llamado de autor y todo lo que sea de autor, de la misma manera que Katherine Mansfield prefería el verano y estar con gente que no la quisiera demasiado.
*
Los roles literarios están muy girados, si me quieren creer. No me estoy refiriendo a Laura Ingalls ni a Truman Capote, no. Me estoy refiriendo a un libro -supuestamente autobiográfico, pero ese es otro tema- que vi comentarlo como si no fuera cosa suya a la propia persona que lo había corregido. O "editado", como prefieran. Si no estuviera ya de vuelta de todo esto me indignaría sobremanera porque por lo mismo que se defiende la separación de poderes también podríamos defender la separación de roles literarios. Ya teníamos la desgracia de que se dedicaran a la crítica literaria gente que con dificultad hace la o con un canuto, y ahora se ha elevado lo de hacer oes con canutos a la categoría de texto con voluntad literaria. Canutos fuera.
*
Porque hay gente de mi generación tapón que no pudo dedicar su tiempo a aprender catalán ya de adultos, he corregido muchos textos que tenían que ser publicados o que entrañaba un cierto compromiso presentar bien. Además de no saber nada de cómo se hace un guión tampoco tengo la menor idea de cómo se corrige un texto, pero siempre que me he visto haciéndolo he intentado preservar al máximo el estilo y las palabras del autor.
Siempre he corregido textos impresos, excepto en una ocasión en que se me concedió la confianza total de hacer los cambios necesarios directamente y cuando aún no teníamos las herramientas sociales que tenemos ahora, que permiten trabajar simultáneamente en varias versiones. Corregía en lápiz y tocaba la ortografía o aquello de juntar los sujetos que habían quedado separados por comas espureas de sus verbos. Tuve en jefe que se enzarzaba en las cláusulas y yo le hacía en casos particularmente enmarañados de una frase tres. Nunca protestó, al contrario.
Para mí el estilo de cada cual es sagrado y si hoy en día triunfa el de la publicidad -económico, desafiante, inasible- como en los años 50 triunfó el del periodismo, me es igual. Lo contrario de la prosopopeya no es la publicidad, la publicidad y la prosopopeya están en el organigrama al mismo nivel.


Harvey Keitel en "Smoke" (Wayne Wang, 1995)



"PRESTIDIGITADOR. Cuando dice usted amor yo me asombro.
DIRECTOR. Sea sombra, ¿de qué?
PRESTIDIGITADOR. Veo un paisaje de arena reflejado en un espejo turbio.
DIRECTOR. ¿Y qué más?
PRESTIDIGITADOR. Que no acaba nunca de amanecer.
DIRECTOR. Es posible.
PRESTIDIGITADOR. (Displicente y golpeando la cabeza de caballo con las yemas de los dedos.) Amor.
DIRECTOR. (Sentándose en la mesa.) Cuando dice usted amor yo me asombro.
PRESTIDIGITADOR. Se asombra, ¿de qué?
DIRECTOR. Veo que cada grano de arena se convierte en una hormiga vivísima.
PRESTIDIGITADOR. ¿Y qué más?
DIRECTOR. Que anochece cada cinco minutos."
Federico García Lorca, El Público

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