5.12.14

La torsión

Post que lo es dedicado a los contorsionistas
que hacen maravillas para llegar a final de mes,
a los extorsionadores maliciosos, al torso de Belvedere.

Om bhur bhuvah svah
tat savitur varenyam
bhargo devasya dhimahi
dhiyo yonah prachodayat






a llevo unos cuantos años practicando yoga, hatha yoga si hay que decirlo todo. Y en los últimos años noto que constantemente se le compara con el Pilates, el cual adopta muchos de sus asanas (posturas) gracias a que los sucesores de los maestros de la tradición de la disciplina acordaron no patentarla. El Pilates sí está patentado y es de temer que los monitores de yoga acaben pagando por difundir un conocimiento que les o nos ha sido apropiado. Veo una muestra del "auténtico Pilates" en Youtube y me dan ganas de decir "señor, sí, señor",  porque más bien parece una instrucción marcial o militar en la que el profesor invita a sostener una tensión continua y no para de hablar y de moverse.

Lo de que los profesores hablen parece que es ineludible en yoga, aunque se persigue no dar más que las indicaciones justas para que los alumnos se ajusten a la postura. Que luego algún profesor vea preciso hacer alguna observación más o corregir (casi siempre para que el alumno no se sobrecargue una articulación) eso ya es por añadidura. He tenido profesores que hablaban muy poco y que hacían alguna observación y otros que hablaban constantemente, aunque el resultado no era como el del profesor de Pilates que enlazo (instrucción militar "señor, sí, señor") sino una especie de salmodia meliflua que más bien parece una relajación asistida. Hablar constantemente durante una sesión de yoga no es yoga, en mi opinión.
No voy a hablar del Pilates porque ni me interesa ni lo conozco gran cosa. Pero sí puedo dejar dicho que la "contrología" [sic] que pregona es opuesta a la filosofía del yoga y a lo que se persigue en una buena sesión de yoga a cualquier nivel. En segundo lugar, pero no menor, también hay que aclarar que el yoga se practica siguiendo una tabla en la que se empieza con la preparación pulmonar y articular y se acaba después de series de estiramientos, pinzas, torsiones, inversiones, equilibrios y demás, en la relajación y la meditación. Todo lo que se hace se hace para meditar, esto es para calmar la mente. Pero como en yoga no debe haber "contrología" se suele aceptar que haya gente que medite sin más o gente que haga pranayama (ejercicios de respiración), ejercicios de concentración y asanas sin más. Y eso es porque hay personas cuya mente es disciplinada y no necesitan aquietarla con los ejercicios corporales, mientras que hay gente que con hacer yoga sin la meditación ya obtiene un bienestar físico y mental óptimo.
En los últimos meses mi práctica la hago de una forma muy poco convencional y sin profesor. Suelo hacer yoga cada día y mi pretensión es extender sus efectos y la actitud a lo largo de la jornada. Hay días que me limito a aliviar mis sufridas cervicales con la postura del niño (balasana), la postura de la vaca y la postura del gato combinadas, y torsiones y elongaciones con ayuda de una silla.  Hay otros que el cuerpo me pide la postura del delfín (matsyabhedah) o la del cuervo (bakhasana). Estoy investigando siempre. Y aunque sigo un par de aplicativos de mi teléfono móvil para los días que me siento más indolente y dispuesta a obedecer al pie de la letra la grabación, también me aventuro a hacer mi propia sadhana e incluso a probar algo por difícil y descabellado que parezca. No hace falta sin embargo hacer uno de aquellos contorsionismos inverosímiles, imposibles siquiera de describir, o proezas de fuerza o elasticidad. 
Leo mis propias palabras en este blog sobre las torsiones, a las que tanto recurro estos días por auténtica supervivencia: "Las torsiones purifican, alivian el dolor de espalda y el mal de cabeza. También son efectivas contra la tensión de la zona del cuello y los trapecios. Influyen en los riñones y al mismo tiempo eliminan la pereza".  Es ideal, una torsión, y sin embargo estas palabras las había puesto en el olvido. Las torsiones nos ayudan a devolver la postura natural del cuerpo dolorido, contraído. Y esto es muy curioso porque se diría que siempre deberían ser los estiramientos los que nos dejarían como nuevos. Estoy tan convencida empíricamente de que una buena torsión a ambos lados  incluso me rejuvenece, que me voy con mi música a otra parte y si es necesario además de torsionarme me distorsionaré.

André Kertész, Distorsión #147 (1933)

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