10.3.15

Las madres preferidas



"No ha habido ni habrá una madre como ella en todo el mundo" leí el otro día en un nicho funerario que me llamó ya de lejos la atención. Refulgían a la luz del mediodía sus letras doradas y un inusual marco también dorado cubriendo el vidrio de la lápida. La jardinera y las dos macetas le acaban de dar un toque romano o de hotel de cuatro estrellas clásico. El resto de los nichos tiene los marcos de acero inoxidable o, los más antiguos, de bronce.
No recuerdo exactamente el cuento pero hace unos años Anxo Quintana, que se autocomparaba (ha que hablamos de los romanos) con Espartaco, con la misma soltura con la que nuestro President Mas se compara a Gandhi o a Nelson Mandela o a Martin Luther King, que tenía en su programa la galleguización de los cementerios gallegos, de las inscripciones y los epitafios se entiende. En Cataluña, donde tanto se ha hecho para que la rotulación de las tiendas fuera en catalán, persiguiendo con multas a los infractores y avivando la sicofania y la fractura social al incentivar a los delatores, nada se ha dicho de los difuntos. Descansan en paz. Y los cementerios parece que están sino en un régimen de libertad de expresión, por lo menos con una cierta holganza incluso estética. 
Colgué en Alquimia del humo hace tiempo un post titulado "Al fin solos" porque la fotografía era de una lápida donde se leía en catalán "Destinado exclusivamente al matrimonio Josep Mª [...] Rosita". Esta inscripción me resultó algo antipática, aún admitiendo que sus razones tendrían para pretender gozar de la paz eterna cincuenta años o los que les permita el contrato y hacerlo solos. Me acabó de convencer en mi desagrado una inscripción parecida pero a mi entender mejor resuelta en otro panteón de otro cementerio que reza en gallego "Siempre juntos" (Sempre xuntos) y es evidente (y conmovedor) por la lápida que la diferencia entre el traspaso de un cónyuge y el otro era de unos 20 años. 
Si les digo que hay blogs enteros sobre el tema no les sorprenderá y no hace mucho el "ABC" publicó con motivo de Todos los Santos una memorable selección de esquelas de su propia colección, ya que cuenta con una sección de necrológicas y de aniversarios con bonitos ejemplos. Como es natural tomar fotos en los cementerios está prohibido y mucho más publicarlas. Ya en otras ocasiones he corrido a advertir que si alguien considera que una de las fotos que voy incorporando en mis blogs puede resultarle ofensiva o molesta o indiscreta, sin ninguna objeción la retiraré. Ambas fotografías están pixeladas de manera que es imposible identificar nombre alguno. La primera fotografía ya la he comentado, aunque me falta añadir que -como es el caso de otros nichos- la decoración está invadiendo el terreno ajeno. La segunda fotografía es un detalle de la lápida. La tercera fotografía es de un panteón evangelista gitano, donde hay enterrados y descansando en paz varios difuntos. En ella se puede ver una guitarra de mármol y también una pistola de unos 50 cm, que es el motivo que les quería traer hoy aquí.
Seguramente la inscripción más bonita que hay en el cementerio donde está una parte de mi familia es en la parte judía, la inscripción a una niña de nueve años. Como tantas otras sepulturas que se encuentran allí es de finales de los años 50. He de suponer que los restos que hay se depositaron en una época de transición y que después de los años 50 los judíos de Barcelona pasaron a ser enterrados en otro lugar. Me gusta la inscripción porque parece estar pensada para que la entendiera bien la niña. Tal vez algún día la traeré al Álbum. 
No creo que haya nadie que quiera más a su madre de lo que yo quiero a la mía, pero yo le digo que es mi madre preferida, no la mejor o que como ella no hubo ni habrán otras.





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