29.4.15

La toalla por bandera

Hace 3 años incrustré en este blog una manual de uso de la bandera que propuso Luisa Cuerda. Por suerte en aquel entonces lo cargué en mi propio dominio, porque me temo que de otra manera ahora ya no habría manera de encontrarlo. Su blog ya no existe. El domingo pude ver como durante la representación de "Carmen" en el Liceu, Calixto Bieito nos brindó una de sus versiones renovadoras de la escenificación. Que yo recuerde en la otra versión que había visto hace años de la ópera de Bizet Carmen no se sacaba las bragas ni aparecía no sabemos muy bien porqué una señorita en biquini con una bandera española no constitucional colgada como una bufanda y luego la usaba de toalla para tomar el sol. Al salir le pregunté a mi acompañante, que es india y nació en Calcuta, si le parecía normal ese ultraje a la bandera. Y me dijo que no y que en su país el uso de la bandera está regulado de forma estricta y ni siquiera se puede una poner por ejemplo un sari con los colores (azafrán, blanco y verde oscuro), ya no digamos tirarla en el suelo, etcétera. 
Me gustaría decir que en "Carmen" el uso de la bandera asumía la función artística de absorber todo un imaginario en vez de ser una forma más de iconoclastia o gilipollez. Prometo que me gustaría. Naturalmente, si en vez de ser la maltratada bandera española se tratara de cualquier otra bandera, tendríamos el cielo lleno de gritos, aullidos, alaridos, bramidos, chillidos y broncas llenas de despecho, indignación, ira y desagrado. 
No había podido ir al Liceu desde que estuve en una representación de "Fidelio", también con Calixto Bieito como director de escena. Un Fidelio de chupa de cuero. Y pude ver con respecto a mis otras sesiones que había muchos extranjeros, incluso orientales, aunque no sé determinar si eran chinos o coreanos o qué. Las Ramblas estaban llenas de turistas de muchas nacionalidades. Los alrededores tenían los bares, las cafeterías y los restaurantes llenos de turistas. Una hora después todo se aclaró un poco, pero seguían habiendo muchos turistas, al menos para mi gusto. Desde el año 1992 empezó in crescendo a desarrollarse la oferta turística y la verdad es que si al principio se concentraba en unas fechas muy determinadas, en el presente es casi igual todo el año y hace imposible poder disfrutar del centro de Barcelona por lo menos de la misma forma en que lo podíamos disfrutar hace unos 15 años. 
Hace un par de años oí o leí que Barcelona es la tercera ciudad más fotografiada del mundo y eso no creo que nadie de los que aquí vivimos lo pueda poner en duda incluso sin datos en la mano. Es obvio. Seguramente los encuadres son casi siempre los mismos, tal y como ocurre con París, Nueva York o Roma, ciudades en las que tan diferente es ponerse detrás de una cámara. Las fotografías parecen repetidas muchas veces, con el cambio no despreciable de las condiciones de la luz y atmosféricas. Algunas no hacen más que reproducir imágenes que tenemos asimiladas de la fotografía analógica y de los pioneros, como si se estuvieran perpetuando clichés escenográficos. Vistas dos colecciones de fotografías de Fez, ya se han visto todas.
Cuando empezó a hacérseme agobiante el número de turistas de Barcelona, también empecé a recorrer lugares apenas transitados y paralelamente he ido recorriendo algunos de los jardines que contamos. Unos me son queridos por su buena sombra, otros por tener especímenes añosos, otros por su carácter (por ejemplo el Jardín Botánico, que reúne especies de ecosistemas similares pero muy alejados en la Tierra), otros porque tienen algún árbol que me es querido. Subiría hasta el Palacete Albéniz solo por ver las camelias en flor, o en otoño los liquidámbares, o iría a la Rosaleda Cervantes para ver qué rosas se presentan este año al concurso de rosas nuevas. Los dos gingkos más bonitos de Barcelona son probablemente el de Monjuïc (Jardín Verdaguer) y el de la Universidad de Barcelona, tal vez los más antiguos. He perdido el interés por todo lo que no sean estos espacios vegetales, aunque admito que a veces me escapo al Moll de Gregal, donde el Hotel Vela se puede ignorar a la vista del ancho mar. 
Estamos tomando la toalla por bandera y la bandera por toalla.
Lee Lorenz


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28.4.15

Tener sentido

"Descubrí entonces una nueva pista. En mis clases siempre hacía
muchos dibujos de demostración, tratando con ellos de
 explicar a mis alumnos lo que estaba haciendo: en que
 me estaba fijando, por qué dibujaba las cosas
 de cierta manera. Sin embargo, en muchas ocasiones
 dejaba de hablar en mitad de una frase, y me
 quedaba callada, tratando de recordar el resto. Encontrar
 las palabras parecía una tarea terrible, y cuando
 por fin lograba volver a hablar descubría que había
 perdido contacto con el dibujo. Así conseguí
un nuevo dato: podía hablar o podía dibujar, pero
no hacer las dos cosas a la vez.
Betty Edwards. Aprender a dibujar: un método garantizado. 

El título original del libro de Betty Edwards es Drawing on the right side of the brain. En las ediciones posteriores a la primera en español (de 1984) el desfase de títulos se ha compensado con un título de fusión: Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro. Naturalmente se pierde la ambivalencia o el juego de palabras del título en inglés, donde la palabra right tanto nos indica el lado derecho del cerebro como que el lado derecho es el lado "correcto" para dibujar.
Aunque el libro lleva años en danza seguro que podré sacar de él mucho provecho y ya en los preliminares me ha atrapado la cita que reproduzco. A veces he visto algún vídeo donde algún dibujante o algún pintor tiene a bien explicar su técnica y me he dado cuenta de que hablan como en trance. De repente se detienen y reemprenden el hilo del discurso como en un estado que solo se parece si acaso al de los traductores cuando hacen traducción simultánea y emplean un tono que serpentea o planea y que poco tiene que ver con la dicción natural o la más académica e impostada. 
Estos fenómenos supongo que están relacionados con aquel otro por el que algunas personas cuando dibujan o escriben algo que exige esfuerzo y concentración, sacan la lengua ladeándola o bien se mordisquean un labio o aprietan la boca, como si la boca fuera una especie de timón.
Hace 20 años un médico joven en una conversación informal me dijo que un sordociego no tenía sentido que viviera. Defendió su opinión muy vivamente. Yo le dije que sí, que tenía el tacto y que podía llegar a hablar, caminar, ser querido y dar su afecto a los demás, no necesariamente por este orden. El tiempo de alguna manera me ha dado la razón (aunque algunas veces no la necesite o tenga que prescindir de ella otras). Hace unos días pudimos ver en "El País" un reportaje sobre Genet Corcuera, una niña sordociega nacida en Etiopía y adoptada por una española. Genet Corcuera ha culminado sus estudios universitarios en Magisterio en Educación Especial, por lo que podrá ayudar a niños con dificultades sensoriales perfectamente. También tenemos en cartelera, o por lo menos tuvimos hasta hace una semana, "La historia de Marie Heurtin" (Jean-Pierre Améris, 2014), de una niña sordociega que nació en Francia el 1885, pero cuya historia quedó eclipsada por la de Hellen Keller, nacida el 1880 en Estados Unidos, también llevada al cine, al teatro, etcétera.
La verdad es que no me interesa tanto que se demuestre que los discapacitados sensoriales pueden llegar a hacer una vida "provechosa" y admirable o que se demuestre que los que podríamos llevar una vida "provechosa" también tenemos nuestras carencias -por ejemplo no saber dibujar-, como el hecho de que los sentidos se ven compensados. De eso tuve mi mayor certeza un día, una noche mejor dicho, que caminé por el monte sin luz artificial alguna. Incluso fui consciente de que al no usar determinados sentidos (y hay quien dice que no hay 5 sino 27), pero no porque no los tengamos, se atrofian.
Otro día tendría que escribir sobre los discapacitados espirituales y los muertos en vida.

Playboy braille edition (1992)

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26.4.15

El curso de la Historia

amos esta tarde una amiga y yo a ver una representación de "Carmen" (1875) de Bizet en el Liceu. El nombre de Calixto Bieito, su director de escena, eclipsa en gran parte todas las críticas que se puedan leer sobre esta ópera, sobre los cantantes, el coro de niños y la orquesta. Y eso es porque el director de escena ha buscado escenificar una "Carmen" muy poco folklórica donde el brigadier creo que se presenta como un oficial de la Legión de Millán-Astray y el torero posiblemente es un macarra y todo resulta barriobajero y más tremendo que en Merimée, puesto que en realidad lo que se trata es la violencia por celos. Hace años vi un "Fidelio" con chupa de cuero y eso, que podría entorpecer el disfrute de alguna parte del público, a mí me resulta fútil. Si acaso admito que es bueno que el teatro se renueve, nada más. Por las fotos que he hojeado veo que aparecía la silueta del toro de Osborne y una bandera española en su mástil y luego usada como toalla, cosa que me permite pensar en que hay una especie de ceremonia de la iconoclastia (por lo tanto nada nuevo) y que abandonar el folklorismo por la iconoclastia tampoco es que tenga mucha altura ni hondura.
Por todas partes se lee que Bizet no conoció el éxito de "Carmen", obra de mucho colorido y pasión que pronto sabré si se puede hacer en blanco y negro o gris antracita o caqui, prescindiendo de claveles, capotes, lunarcitos rojos y mantillas con flecos. En un artículo de Ópera actual vemos que Calixto Bieito, al menos en su "Carmen" de 2010, se inspiró en Ceuta: "La Carmen de Bieito no nació en Sevilla, sino bastante más al sur. El director recuerda que para buscar inspiración decidió viajar con todo su equipo artístico: "Nos fuimos a Málaga y a recorrer el sur de Andalucía. Pero no funcionaba, así que decidimos cruzar el estrecho y viajar por Marruecos; al final empecé a vislumbrar una idea que después me abrió muchas puertas: en la frontera de Ceuta, en la parte marroquí, había una enorme explanada en la cual los coches de los contrabandistas -mercedes de los setenta- se paraban esperando para realizar sus negocios. Me chocó ver la energía de la frontera: cruel, desesperada y tremendamente brutal. Como algunas relaciones amorosas. El sur de Carmen, entonces, no estaba tan lejos". Bieito prefiere referirse a esta ópera como "una historia de amor y muerte, una historia anónima de violencia de género entre un soldado y una mujer".
A cuenta del post del otro jueves tuve medio disgusto (que no sé si es peor que disgusto y medio), pero siempre hay que asumir que nos encontraremos con sinsabores incluso si nos mantuviéramos en silencio, porque a veces haber nacido ya molesta. La carta de los intelectuales catalanes a Gabriel Ferraté -cuando el año 1976 era director de Universidades- a la que me referí el día de Sant Jordi pasado no se ha hecho pública hasta donde yo sé, y solo tengo noticia a través de los artículos que cité, en la prensa y en dos publicaciones de Documentación. No se ha hecho pública pero es pública o lo acabó siendo cuando pasó su vigencia administrativa, si es que alguna vez la tuvo.
La cuestión es que tal y como están las sensibilidades cualquier cuestionamiento de la actitud o de los hechos por parte de las fuerzas vivas de la intelectualidad barcelonesa catalanista, ni que fueran en la Transición, se percibe como algo hostil contra Cataluña por antonomasia o por metonimia.  Cuesta encontrar gente que sea capaz de mantener la ecuanimidad ante casos como el que comenté y no digamos otros más actuales, y es que por lo que llevo meditado, hay un componente irracional que es inmanejable. El componente irracional no depende de la formación, aunque puede mejorar o empeorar dependiendo de si las personas están informadas, tienen criterio y están abiertas a la autocrítica o encastilladas en un patriotismo mal entendido. La irracionalidad lo anega todo.
No hay novedad en lo que llevo dicho, la noticia es que me he decidido a seguir aquí y hacer lo que sé más o menos hacer, prescindiendo de que sea aceptado o no, leído o no. Persisto en el mismo ánimo que el año 2007 me impulsó a iniciar este blog, aunque entonces se llamaba "A la flor del berro": reflejar como en un dietario lo que buenamente se me ocurría.
Creo que nunca me he dado importancia, aunque considero que he escrito muchas entradas bien documentadas y algunas incluso bien escritas. Pero debo decir ni que solo sea una vez que me ha dolido mucho cuando algunas personas han asimilado este blog a otros dispositivos de internet que no tienen contenido original, que son una forma de comunicarse tan legítima como lo es esta, pero que ponen muy por debajo incluso de la prensa. Como si la prensa fuera respetable. El desprecio por mi trabajo me hace pensar en aquella frase de Billy Wilder que encontré una vez en el ascensor del Museu del Cinema de Girona: "DURANTE AÑOS TRABAJAR EN EL CINE ERA ALGO VERGONZOSO. HASTA QUE SE INVENTÓ LA TELE".
Casi las mismas personas que no distinguen entre ingenuidad e inocencia, o entre lealtad y fidelidad, son incapaces de distinguir entre vergüenza y timidez.

Me resisto a que solo se pueda cambiar el curso de la Historia amañándola.
 
Gerhard Glück

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23.4.15

23 de abril de 1976

l 23 de abril de 1976 apareció en "La Vanguardia" prácticamente ocupando toda la página 33 un reportaje que se abría con el titular: "Don Ricardo de la Cierva, pregonero del "Día del Libro". "No es que la Ley de Prensa e Imprenta deba mejorarse, es que debe desaparecer como pieza clave de nuestro ordenamiento jurídico para el mundo cultural". Y más adelante el cronista escribe: 
"La dramática carencia de bibliotecas y bibliotecarios. «Toda política cultural que pretenda manifestarse en algo más que palabras huecas y viajes turísticos debería descansar sobre cinco pilares concretísimos: política de bibliotecas, política de librerías, política de instituciones interiores, política cultural de medios de comunicación, política de expansión y apoyo real a los centros culturales de España en el mundo. Cinco políticas que se resumen en una: "Política del libro en el mundo de la comunicación"». Pues bien, las bibliotecas españolas -dice [Hipólito] Escolar-,«son el único servicio educativo cuyos presupuestos decrecen anualmente». Un millar de bibliotecas públicas generalmente mal dotadas y muchas veces casi abandonadas, es una de las pruebas de nuestro subdesarrollo cultural. Aún así hay bastantes más bibliotecas que bibliotecarios; y más jefes que auxiliares. Una política cultural de arranque necesitaría multiplicar en cuatro años por dos el número de bibliotecarios superiores y por diez el número de auxiliares". 
Me he entretenido en recoger, mientras buscaba una determinada información,  una especie de dossier con las noticias y cartas al director que aparecieron entre 1975 y 1977 sobre bibliotecas y bibliotecarias (con "a" y con "o") en el mismo periódico. Fue una época en que de forma recurrente aparecieron titulares como el de la foto de hoy y sin embargo la verdadera normalización de los estudios de Biblioteconomía y Documentación no se produjo hasta muchos años después. En esa época, a partir de 1973 y hasta 1982, era directora de la ahora centenaria Escuela de Bibliotecarias -que tuvo varios nombres a lo largo de su historia- Rosalia Guilleumas. Lo comento porque fue bajo su dirección cuando la Escola de Bibliologia o Escola Universitària "Jordi Rubió i Balaguer" de Biblioteconomía y Documentació comenzó a aceptar alumnos con "o".  El carácter femenino del alumnado se lastraba programáticamente desde la organización fundacional, a principios del siglo pasado,  diseñada por Eugeni d'Ors. Tal vez las líneas directrices iniciales sobre las "vestales del saber" estaban dentro de la normalidad del Noucentisme, como lo empezaron a dejar de estar el año 1973 para empezar a ser anómalas. En mi promoción (1981-1982) teníamos si mal no recuerdo unos 100 alumnos, de los cuales 4 eran hombres. Más o menos la misma ratio tuve en Filología en la Universidad de Barcelona, pero ese es otro tema.
Que el proceso de normalización académica de la Escuela más antigua de Europa fuera tan atropellado y tórpido se explica a mi entender en varios frentes, entre los que el menor no era la resistencia desde la reserva intelectual de Cataluña. Si se advierte un cierto resentimiento en este apelativo no ha de extrañar porque nuestra trayectoria profesional se vio a mi entender desfavorecida por una carta que enviaron un grupo de intelectuales a Gabriel Ferraté en febrero de 1976 para que la Escola de Bibliologia no se incorporara a la siniestra maquinaria estatal universitaria:
"A l’arxiu de la Facultat hi ha una còpia del conveni signat el 22 de setembre de 1975, però el document mai no va ser efectiu. Uns dies abans tenia lloc una reunió del Diputat d’Ensenyament, Manuel Font Altaba, amb el Claustre de l’Escola i representants del món professional per comunicar-los que la integració de l’Escola a la Universitat es podia fer de forma immediata amb una ordre ministerial, però que això no significava el reconeixement oficial de la titulació, perquè els estudis no tenien encara aquella condició. D’altra banda, la integració a la UB significava la transformació de l’Escola en una escola “estatal” i, per aquesta raó, el president de la Diputació volia que els reunits manifestessin la seva conformitat o disconformitat amb la proposta per tal de tirar endavant el procés o aturar-lo. La majoria dels reunits van donar el vistiplau a la proposta, atès que es complissin determinades condicions. Tanmateix, el tràmit no va prosperar, i probablement hi va tenir una certa influència la carta que un grup d’intel·lectuals catalans va adreçar al director general d’Universitats, Sr. Gabriel Ferraté, per recomanar que no es dugués a terme la transformació de l’Escola en una escola estatal, sinó que es mantingués sota la tutela de la Diputació i, en tot cas, adscrita a la Universitat de Barcelona. La carta, que anava encapçalada per Jordi Rubió i Balaguer, la signaven, entre altres, Salvador Espriu, Miquel Coll i Alentorn, Pere Bohigas, Joaquim Molas, Josep Laporte, Josep Benet, Cassià M. Just, que era l’abat de Montserrat, i altres monjos de la comunitat. Eren uns moments en què les sensibilitats polítiques estaven a flor de pell." (Assumpció Estivill, Rosalia Guilleumas i Brosa, o la renovació de la biblioteconomia a Catalunya) (*)
Curiosamente, o no, uno de los abajofirmantes de la carta al director de Universidades fue Joaquim Molas, que sucedió a Rosalia Guilleumas el año 1982 hasta 1983 y luego fue sucedido por Nora Vela, etcétera. Joaquim Molas falleció el mes pasado. Gabriel Ferraté fue  entre los años 1995-2005 rector de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), donde hay desde hace años una oferta académica en Documentación muy variada y prestigiosa en grados, postgrados y másters.

Es decir, recapitulando, que los prohombres de la intelectualidad catalana impedieron que la Escola de Bibliologia y sus "vestales del saber" pudieran ser asimiladas al sistema universitario para preservar su rareza autóctona o su identidad.
Nadie está suficientemente autorizado tal vez para afirmar si eso fue acertado o no, si fue bueno o no, lo que yo puedo decir, con Samuel Johnson y no porque tenga autoridad en ningún tema,  Patriotism is the last refuge of a scoundrel. Pero tampoco puedo creer que fuera patriotismo.
En mi juventud, precisamente en los años en que yo empecé a estudiar en la Escuela de Bibliología o Escola de Bibliologia, leí un libro de Tagore en que se planteaba un dilema entre la independencia y la violencia, entendida la violencia en un sentido muy amplio y en base al enorme concepto de ahimsa (no violencia) del hinduismo. Ahimsa es entre los yamas el principal precepto, de la misma manera que en las leyes hay una jerarquía que se activa en caso de duda. En caso de duda prevalece la no violencia. Y con los años supe entender en su contexto que para Tagore prevalecía ahimsa sobre la independencia. Pero admitamos que no es tan difícil elegir entre patriotismo y honestidad. En nombre (?)  del patriotismo son incontables las ridiculeces y barbaridades que se han cometido.
Hojeo el "dossier" que reuní y me entristece ver los esfuerzos que hicieron mis predecesoras para casi nada, puesto que se tardaría muchos años en conseguir lo que ellas reclamaban un día sí y el otro también, como muy bien revela la hemeroteca.


"La Vanguardia" (1 de agosto de 1976), pág. 24



Noticias sobre bibliotecarias ("La Vanguardia" 1975-1977)

(*) En un artículo previo, de 2006, Assumpció Estivill también publicó: "A Catalunya també hi havia discrepàncies sobre quin havia de ser el futur dels estudis i sobretot de l’Escola, i no pas per part del col·lectiu de bibliotecàries, que ho tenia molt clar. Cap a la meitat dels anys setanta va causar molt de rebombori entre les professionals una carta signada per una sèrie d’intel·lectuals del país que s’oposaven a la integració de l’Escola a la universitat estatal i que reivindicaven que l’Escola romangués sota la tutela de la Diputació i, en tot cas, adscrita, però mai integrada, a la Universitat de Barcelona. La carta —de to paternalista vers les bibliotecàries— estava encapçalada per Jordi Rubió i Balaguer, i la signaven Pere Bohigas, Miquel Coll i Alentorn, Joaquim Molas, Salvador Espriu, Josep M. Ainaud, Rafael Jiménez de Parga, Josep Trueta, Josep Benet, el pare Taxonera i l’abat de Montserrat, entre d’altres —per descomptat, tots eren homes. Certament, a Jordi Rubió i Balaguer se li ha de reconèixer —i se li reconeix— tota la tasca que va fer per professionalitzar l’Escola durant els anys trenta i la seva labor intensa al capdavant de la Biblioteca de Catalunya i de les biblioteques populars, però, amb tots els matisos que es vulguin, la seva visió de l’Escola no passà de ser la d’un centre que havia de formar personal eficient però amb categoria d’auxiliar, amb capacitats de decisió molt restringides i sense responsabilitats de gestió. " (Estivill Rius, Assumpció (2006). «Una mirada retrospectiva : de l’Escola Superior de Bibliotecàries a la Facultat de Biblioteconomia i Documentació (1915-2005)». BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació, juny, núm. 16. [Consulta: 22-04-2015])

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21.4.15

Cóctel domínguez

1 ¡Vuelve, vuelve, Sulamita, vuelve, vuelve, que te miremos!
¿Por qué miráis a la Sulamita, como en una danza de dos coros?
2 ¡Qué lindos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe!
Las curvas de tus caderas son como collares, obra de manos de artista.
3 Tu ombligo es un ánfora redonda, donde no falta el vino.
Tu vientre, un montón de trigo, de lirios rodeado.
4 Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela.
5 Tu cuello, como torre de marfil.
Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat Rabbim.
Tu nariz, como la torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco.
6 Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo, y tu melena, como la púrpura;
 ¡un rey en esas trenzas está preso!
7 ¡Qué bella eres, qué encantadora, oh amor, oh delicias!
8 Tu talle se parece a la palmera, tus pechos, a los racimos.
9 Me dije: Subiré a la palmera, recogeré sus frutos.
¡Sean tus pechos como racimos de uvas, el perfume de tu aliento como el de las manzanas,
10 tu paladar como vino generoso!
El va derecho hacia mi amado, como fluye en los labios de los que dormitan.



iempre había pensado que boicot era una palabra de origen ruso, como cóctel mólotov. Pero resulta que es un epónimo, de un tal Charles Cunningham Boycott. Mientras que mólotov viene de Viacheslav Mijáilovich Skryabin, más conocido por Molotov, "martillo", que era el Goebbels soviético. Otra cosa, y no menor, es que el primer cóctel mólotov fue en realidad el cóctel domínguez (*).
Pero el tema de hoy no es el cóctel domínguez y su terror, no, el tema de hoy es el boicot a los dátiles jumbo, de Israel. Hay una página web donde se puede ver la campaña de boicot y sus motivos, que básicamente se justifica en la ocupación de la Cisjordania palestina por los israelíes. La producción o distribución de los dátiles jumbo o medjoul debe ser pequeña a la vista de su elevado precio (los de la foto los compré casi a 17€ el quilo). Son carnosos como los dátiles que una se imagina en el Cantar de los cantares, aunque parece que los más apreciados son los deglet nour, que desconozco. A diferencia de los dátiles tunecinos, que tienen un gusto paradisíaco -y digo "paradisíaco", no "afrodisíaco"-, los medjoul son más grandes, llamativamente grandes, y tienen un carozo pequeñito. Una que es mucho de todo tipo de frutas, frescas y secas, no quiere que las alteren genéticamente para desproveerlas de sus semillas, pero me gustaría que los mangos no tuvieran un hueso tan descomunal, hombre.
Esto de los boicots nunca me gustó, lo de los cócteles domínguez no es que me guste pero los justifico. Los boicots los carga el diablo. El asunto de los boicots se lía con el del proteccionismo, que de por sí es un lío por definición, de manera que nunca se sabe quien tiró la primera piedra y menos quien tirará la última. La última piedra me recuerda a aquella frase de Melvin (Jack Nicholson) en Mejor imposible (James L. Brooks, 1997) contra el agente artístico de Simon, un "maníaco de la última palabra". El lío que ha organizado bajo los auspicios de medios más o menos oficiales contra la xenofobia contra los catalanes o catalanofobia, aunque está muchas veces sobradamente fundamentada, también es verdad que podría ser explicada por el caudal de improperios de españolofobia. Cualquiera que tenga un twitter poco expurgado, como el mío, se encontrará alguna vez con tuits que irradian desprecio, bilis, espumarajos de odio acérrimo e insultos a raudales. Por regla general cuando pasa por mi TL un tuit del género lo reporto. Pero a partir de ahora lo denunciaré a cualquier cuenta de la policía. De la misma manera que he denunciado tuits que difundían -ni que fuera para "denunciarlas"- páginas de pedofilia o violencia contra animales, etcétera. Aunque la policía ha advertido de que difundir un página ilegal es ilegal, aún queda gente que no lo ha entendido. Supongo que esa gente también desconoce que su ignorancia no les exime de culpa.
Ya alguna vez he dejado dicho aquí que me ha parecido apreciar, incluso por su recurrencia, que hay gente que pone comentarios en las ediciones de prensa digital que claramente buscan la bronca. Los diarios se han protegido con diferentes escudos para prevenir y combatir la energumenidad y el matonismo de estos seres cibernautas, los odiadores.
Ayer en "La Vanguardia" una noticia de las acciones que piensa emprender Rafael Ribó como Síndic de Greuges (cargo equivalente al de Defensor del Pueblo, si se me admite la comparación), venía equiparada a la del chaval que que una ballesta o un machete quitó la vida a un profesor. Tipográficamente estaban asociadas no solo por la equidistancia y el tamaño de la gacetilla sino por el encuadre, el tamaño de sus titulares, etcétera. A veces, muchas veces, "La Vanguardia" no da puntada sin hilo y azuza el fuego.
El papel del Defensor del Pueblo, sobre el papel muy florido, se supone que es ecuánime. Por lo tanto lo que se le exigiría, o al menos pediría, es que en fase de documentación fuera capaz de advertir la existencia indiscriminada de odiadores a ambos flancos del conflicto. Estoy segura incluso de que ese trabajo ya está hecho, porque también hay odiadores-archivadores.

Dátiles jumbo

____
"En julio de 1831, aparecía esta noticia en la Gaceta de Madrid:
Entre las aguas de Calahonda y Adra [playas de Motril] alcanzó el falucho español guardacosta nombrado Josef a una barca contrabandista. Luego que estuvo cerca de ella preguntó por su procedencia, fue contestado por dos carronadas [pieza de artillería naval corta], y siguiendo el fuego por una y otra parte se llegó a emprender el abordaje. En este estado el patrón del falucho arrojó varios frascos de fuego al contrabandista, de manera que la tripulación de este tuvo que arrojarse al mar, de donde fueron sacados 18 hombres entre quemados y heridos. Otros 8 individuos fueron después encontrados a bordo de la barca contrabandista, en la que había 2 carronadas de a 12 y varios efectos de contrabando. En el falucho ha salido gravemente herido el teniente de carabineros don Manuel José Domínguez, comandante de los que iban en aquel, y también lo han sido el contramaestre y dos marineros." (Javier Sanz, "El cóctel Domínguez, orígen del cóctel mólotov", Historias de la Historia, http://historiasdelahistoria.com/2013/08/05/el-coctel-dominguez-el-origen-del-coctel-molotov [consultado: 21 de abril de 2015]

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17.4.15

Patata y Luis





os comedores de patatas (Os comedores de patacas, 1992) es el título de la primera novela que publicó Manuel Rivas, que coincide con el del cuadro de Van Gogh. Lo leí en su momento pero debo admitir que no me acuerdo absolutamente de nada. Aunque siempre gocé de una memoria llamativa, se me ha ido deteriorando y ahora tengo que esforzarme para recordar datos que hace un tiempo se guardaban solos e intactos, siempre disponibles, como un fondo de armario.
Debería decir que una de las delicias que me proporciona más gusto es tener una conversación con alguien que tiene buena memoria. Tengo muchos amigos que la perdieron o que nunca tuvieron esa potencia, cuya compañía es sin embargo muy agradable. Llegados al punto de que una se acuerda aparentemente al menos con nitidez de algo, mientras que el otro no, produce un cierto desazón y la sensación de estar no en un mundo líquido sino evaporado. Hay mucha desmemoria y eso se nota de forma diáfana en el olvido más completo, en que hay personas que se apropian de ideas al hacerlas suyas y las consideran propias, en que hay otras personas a las que les resulta difícil distinguir entre lo que concibieron como una posibilidad y lo que en realidad llegó a ser, en que también hay personas que recuerdan los hechos pero no los tienen bien situados temporalmente en su sucesión, y, por último, pero sin agotar el tema, también hay personas que vistas en una idéntica situación vuelven a caer en una especie de círculo vicioso o bucle y a repetirse en algo que ya suponíamos superado.
De momento sé de qué no me acuerdo, que ya es algo. Me pasa un poco como a mi padre, en los principios del Alzheimer. Mi madre le dijo: "Suárez tiene la misma enfermedad que tú y no se acuerda de que fue Presidente". Mi padre le contestó: "Yo me acuerdo de que no fui Presidente".
Durante mucho tiempo las patatas no se han valorado y lo primero que habría que decir sobre ellas es que hay muchas variedades de patatas, aunque nos refiramos a ellas por el nombre común. Como soy medio tonta lo que más me gusta del besugo al horno son las patatas. Y así todo.
No he conseguido interesarme por ni uno solo de los programas gastronómicos que aparecen en la TV. Me ocurre un poco como con los concursos, solo que además me suelen resultar insultantes para la naturaleza.
Que la patata fue y es un producto de sustento lo supe no cuando fui consciente de las hambrunas de Europa, sino cuando conocí un bromatólogo colombiano experto en enfermedades víricas de las patatas. A pesar de que hay personas que suelen recurrir a pronunciar la palabra "Luis" cuando les toman una fotografía, mucho tiempo se empleó la palabra "patata". "Luis", como en el inglés "cheese" o en el francés "ouistiti", esboza el principio de una sonrisa. "Patata" no, pero parece que obliga a relajar la cara o a una apertura. Tras una temporada en que en las fotos de grupo se oía caóticamente "Luis" y "patata", creo que ha prevalecido "Luis". La verdad es que me sabe mal.

"The Irish question" (De Scott Evans, c. 1880) - Ars Institute Chicago


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La puta calle

amonear en su segunda acepción es "Pacer las hojas y las puntas de los ramos de los árboles, ya sean cortadas antes o en pies tiernos de poca altura". Por una vez que disiento con las definiciones de la Academia, tenía que ser por culpa de la Botánica. Por favor, ¡"puntas de las ramos" y no brotes! Jesús, Jesús. En fin, voy a lo mío: la imagen de hoy es la de unos gitanos sin cabra. 
Las cabras son animales muy ramoneadores, especialmente del argán, que abunda en Marruecos y Argelia. Así como me resulta incomprensible la moda de las bayas de goji, que nos llegan con ese olor de borra de bolsillo y de desván meado de ratas, sí que se me hace comprensible la introducción del aceite de argán, con un aroma tan agradable y un sinfín de propiedades. Supongo que para los magrebíes es una imagen muy normal ver cabras encaramadas en un arbusto, pero no deja de ser desconcertante. Después, cuando buscamos información nos encontramos infinidad de vídeos con cabras rampantes que escalan paredes verticales y hacen unos equilibrios prodigioses sobre superficies inestables. 
El típico espectáculo callejero gitano de la cabra encaramada a un alto mientras suena música de pasodoble no tiene maldita la gracia. A mí me produce un malestar muy embarazoso y por suerte hace tiempo que ese espectáculo ha sido transformado en un número sin cabra. A cambio de la cabra el gitano lleva una gitana, pero la gitana no baila ni canta sino que recoge el dinero, y he observado en algunos casos que el órgano toca solo, que es un dispositivo con grabaciones que lo mismo hace sonar "Paquito el chocolatero" como  "El gato montés". La pareja se coloca en una esquina supongo que para avistar a la guardia urbana y no se están mucho rato, solo unos compases. Si el espectáculo con cabra bien llevado (sin que el animal recibiera azotes) podía tener alguna gracia, ahora no se le acabamos de ver. Me figuro que la cabra fue retirada por imperativo legal. A veces aún nos llegan a Barcelona animales de circo, aunque el Cirque du Soleil no emplea animales y, hasta donde yo recuerdo, el Raluy (que es el que a mí me gusta) solo emplea caballos.
A todos, gitanos incluidos, nos ha cambiado mucho la vida con el progreso. Yo no sé si aún quedan hojalateros, porque solo veo en mi barrio vendedores ambulantes de ajos, flores y ropa, y hace años vigilantes de obra, que parece ser que se imponen a las constructoras muy persuasivamente. Cuando era una niña, en el Cementerio de San Andrés no había tumbas de gitanos o si las había pasaban totalmente desapercibidas, no como ahora, cargadas de figuras de vidrio de colores, budas, totems africanos, palomas y bodhisattvas, flores de colores imposibles y fotos esmaltadas. Y ese tema me importa o me interesa porque me llevó a preguntarme qué hacían los gitanos con sus muertos cuando eran nómadas, hace muchísimos años. Al parecer los mongoles tradicionales abandonaban sus cadáveres en los caminos bien amortajados, pero eso me parece improbable en el caso de los gitanos. Lo que se encuentra en internet sin mucho indagar tiene bastante sentido: entierro con ajuar y una zarza plantada encima para librarlos de los animales del campo.
En casa está uno muy a gusto, sobre todo si no hay vecinos haciendo reformas, pero la calle nos llama y nos permite disfrutar de un espacio a veces peligroso pero lleno de aventuras. Lo más parecido a ramonear.
Foto: Marta Domínguez (móvil)

Fadel Senna/AFP/Getty Images

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15.4.15

Piloto automático

ace tiempo escribí un post de los que me gustan, sobre la subasta de la partitura que regaló Tárrega a una alumna, con los “Recuerdos de la Alhambra”. La subasta se produjo en plena crisis global y ni siquiera hubo tanteadores japoneses y la partitura sigue en manos de su actual propietario, Fernando Alonso Mercader, que la adquirió a la viuda de Mompou por canje, aunque la ¿ingrata? alumna se la había regalado a Llobet. La cuestión es que la subasta fue a la inglesa, que se practicó al alza, y cuando el subastador ofertó el precio de subida (80.000 euros) se produjo un silencio muy poco musical, a pesar de que no fue embarazoso porque se respiraba el respeto. El respeto se podía cortar.
En las subastas a la baja, que fueron las primeras, las de las esclavas, se acaba por vender todo, me figuro. Y en ello pensaba yo cuando me he dado cuenta de lo mucho que elimino. Elimino por descarte. Muchas puertas se cierran o no se abren y sin embargo hay tantas que tampoco está mal que las puertas a su manera ayuden un poco a que no pretendamos hacerlo todo. La primera vez que entré en un supermercado neoyorquino me dio como medio jamacuco al enfrentarme a la zona de las galletas. Había tantas galletas que para mí era imposible decidir qué paquete tomar. Y eso haciendo una criba que permítanme que les diga que de no haberme sentido abrumada hubiera podido hacer con notable eficacia debido a la gran cantidad de galletas que he probado.
A veces, si tengo mucho tiempo libre, me estreso porque quiero hacerlo todo, además de “estar en misa y repicando”. Y todo todo no se puede hacer, aunque se puede hacer mucho. En general –además de haberme dado cuenta de lo de las galletas- también soy consciente de los problemas que crea aspirar a hacer una cosa y la contraria. No digo yo que alguna vez se pueda conseguir, pero en general hay que renunciar a algunas cosas. Es a veces agotador y cuesta admitirlo, sobre todo a la vista de que hay muchos lugares en el mundo donde no hay opciones o hay pero son muy escasas.
A veces, por más opciones que se nos ofrecen, parece que todo es un poco lo mismo y que de hecho no hay sitio para el milagro, palabra de la que para mi gusto se abusó tanto que ya no la reconoce ni Cristo ni cristo. Me gusta en aquella contraposición que tanto gustaba a su vez a Maria Mercè Marçal, porque además anagramatizaba las iniciales de su nombre: “Miratge, mirall, miracle” (“Espejismo, espejo, milagro”). En español se pierde el étimo central, por el predominio de especulum, muy “productivo” –como se suele decir en Lingüística- en léxico, pero para mi gusto no tan sugestivo como mirari (“admirar”). El milagro sería para mí al menos no tanto el hecho que se produce por intervención divina como el hecho que cataliza en un momento posibilidades de escasa probabilidad. No sé si me explico.
El alfil del ajedrez puede atravesar todo el tablero pero solo en determinades condiciones y, si no estoy mal informada, es su prerrogativa pero a condición de su limitación de movimientos en comparación con otras figuras.
*
Corría por ahí hace unos días un diagrama en el que se aconsejaba evitar en lo posible los círculos viciosos, los triángulos amorosos y las cabezas cuadradas. Estoy totalmente de acuerdo con estas nociones de geometría vital. A veces, añadiría, es bueno poner el piloto automático y seguir una línea recta.
Estoy deseando ver el estreno de “Shaun the sheep” (Richard Starzak y Mark Burton, 2015), porque nunca se acostumbra una a la humanización o antropomorfización de los animales, a puntos que es difícil concebir desde las obras de Samaniego, La Fontaine, Esopo y hasta Ovidio. En el fotograma que incorporo al Álbum creo que el cordero usa una lota yóguica (para el neti nasal). A no ser que sea un biberón. Pero mucho más sorprendente aún es ver otra imagen viral de un ciclista que lleva una cabra en la espalda mientras atraviesa una de las calles principales de Addis Abeba, en Etiopía.


Ciclista con cabra en Addis Abeba

"Shaun the sheep" (Richard Starzak y Mark Burton, 2015)
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(*) “Nadie pujó y las hojas de música permanecen pues con el actual propietario, Fernando Alonso Mercader, el cual las adquirió a la viuda de Frederic Mompou por canje. A través de la prensa este extremo se entremezcla con referencias al legado de Miquel Llobet y con la rivalidad entre éste y su maestro, Tárrega. El caso es que la partitura manuscrita lleva una dedicatoria para Conchita Gómez de Jacoby, pero la partitura impresa la dedicó Tárrega a Alfred Cottin. Y es que la Jacoby pasó de ser alumna y mecenas del compositor, y tal vez algo más, se dice, a ser alumna y mecenas de Llobet. Tárrega tendría 47 años cuando escribió la famosa pieza y Llobet 24. La substitución de la dedicatoria en la copia impresa nos hablaría no tanto de despecho como de mutis por el foro o retirada. Tal vez Conchita Gómez de Jacoby regaló el manuscrito a Llobet, pero no está tan claro cómo acabó en manos de Mompou, aunque sí lo está que a su viuda le sirvió para cambiárselo a Fernando Alonso por las “Impresiones íntimas” del pianista. La partitura de “Impresiones íntimas” no la veo en el inventario provisional del fondo Mompou legado a la Biblioteca de Cataluña” (Tontos, tantos y tanteos).

(c) Post registrado en SafeCreative *1504153854330 2022: 2212172888241

12.4.15

Freír un huevo

An aged man is but a paltry thing,
A tattered coat upon a stick, unless
Soul clap its hands and sing, and louder sing
For every tatter in its mortal dress,
Nor is there singing school but studying
Monuments of its own magnificence;
And therefore I have sailed the seas and come
To the holy city of Byzantium.
W. B. Yeats, Sailing to Byzantium


I hope I didn't brain my damage.
Homer Simpson

ico (Christa Päffgen) y Margit Kocsis, las dos mujeres rubias que aparecieron en los anuncios de Terry montando a caballo, murieron antes de los 50 años. El anuncio que enlazo, el de Nico, que también se puede ver en Youtube en una escena de "La dolce vita" (F. Fellini, 1960) y colaborando con The Velvet Underground o Jim Morrison, ahora parece tecnológicamente tosco, de grano gordo, pero en aquel momento fue impactante y es un modelo de la publicidad "aspiracional". La publicidad aspiracional más elaborada o la del anuncio primigenio de Pomés -el creador de las burbujas de Freixenet, entre otras cosas- es una de las formas que siempre me han inspirado más interés. Mis sentidos no los atrae lo que se plasma sino cómo se plasma, la apropiación de elementos incluso oníricos para forjar lo deseado, que bien pensado no es fácil. 
Se llega una a acostumbrar a la publicidad electoral, con los candidatos que se nos ofrecen rejuvenecidos por malas artes y con un peinado o un atuendo estudiadísimos. Y sin embargo la publicidad aspiracional, cargada de modelos idealizados, es muy interesante y sobre todo cuando los publicistas la han ido reelaborando a la vista de que perdía eficacia a favor de los modelos realistas. Es, mal comparado, como lo que ocurre con el machismo larvado, el que no es tan evidente como -por poner un ejemplo- el que vimos el otro día con Salvador Sostres, el cual sin embargo algunos nos tememos que enmascara algo peor, sino un machismo que está latente y adopta formas equívocas. La reelaboración aspiracional sería, por decirlo de una vez, que algo pretendidamente realista asume lo aspiracional o lo tiene incorporado como real.
No deja de ser por ello desconcertante encontrarse con Beckham vendiendo calzoncillos o a Antonio Banderas o George Clooney vendiendo café o perfumes y a Pierce Brosnan con presbicia, porque pertenecen a otra ficción. Incorporar famosos a la publicidad preconiza además la posibilidad de que se incorporen también a lo que queda de la literatura, que está dominado por la publicidad y el mercadotecnia.
Eso me recuerda, sin hacer ningún esfuerzo imaginativo, una señora que había en mi barrio de la infancia, que no sabía leer, pero que se compraba el "Lecturas" y decía que miraba "los santos", que era tanto como decir que se miraba las fotos de los famosos. Este traslado de significados del mundo de la hagiografía al de las glorias mundanas no es extraño (*), de la misma manera que el paquete de los valores de los héroes se ha trasladado metafóricamente y no metafóricamente al de los deportistas. Tal vez las proezas de los deportistas no sirven para nada, más allá de la superación de un récord o como ejemplo de estilo de vida sano, pero son una desviación del prototipo de héroe.
Famosos y deportistas estarían al filo de esa batalla perdida de antemano contra la muerte, "en el artificio de la eternidad" que se invocaba en "Sailing to Byzantium" (1928), tal vez el poema más conocido de W. B. Yeats. En la traducción de Ricardo Silva-Santisteban al español se puede revivir la plenitud del imperio bizantino, en época de Constantino, el emperador insomne. Precisamente se suele decir que Yeats se había sometido a la operación de Steinach (Eugene Steinach), una especie de vasectomía que pretendía tener unos efectos rejuvenecedores y que paliar incluso los trastornos del sueño propios de la andropausia. También se suele decir que a esa intervención corrieron personajes tan famosos como Freud. Estamos hablando de los años 30 del siglo pasado. Por aquellos años también se impuso el método Vóronoff, de trasplante de tejido de testículos de babuino y de chimpancé, con parecidos o mejores efectos a la intervención de Steinach, incluso mejorando la vista.
Si quieren ver en su integridad un libro de Vóronoff publicado en Nueva York el año 1920, Life: a stydy of the means of restoring vital energy and prolonging life, podrán comprobar con sus propios ojos lo bien editado que estuvo y cómo inspira la mayor confianza y probidad científicas. Me tienta leerlo pero solo por cerciorarme de si sale algo sobre injertos egipcios y el consabido arte de embalsamar.
Lamento reconocer que todo esto (Yeats, Steinach, Vóronoff, Freud, cojones y micos), en mi pobre cabeza quedan bastante allanados como si fueran lo mismo que lo del cadáver incorrupto de Rosalía Lombardo, niña que falleció a los dos años y cuyo cuerpo descansaba desde el año 1920 en la Capilla de los niños de las Catacumbas de los Capuchinos de Palermo. Creo que ahora está a buen recaudo después de haber sido examinado incluso a los rayos X para determinar que sus vísceras estaban intactas. El equipo que estudia el hombre de hielo o de Ötzi, una momia natural de la Edad del Cobre, estuvo estudiando las notas personales del embalsamador de Rosalía Lombardo y halló que en su método empleó formol, agua, sales de zinc, alcohol y ácido salicílico. Así explicado parece tan fácil como freír un huevo. Y seguramente lo es. 

Christa Päfgen (Nico) con Federico Fellini durante el rodaje de "La dolce vita"

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"La fundamentación teórica que sobre el culto a las imágenes fue adoptada por los teólogos en Nicea se reiteró ocho siglos más tarde en el Concilio de Trento, como respuesta al reto iconoclasta que había vuelto a implantar Calvino, quien al prohibir la pintura religiosa obligó, además, a los pintores de la Europa septentrional a orientarse hacia los temas profanos y burgueses (no deja de resultar notable que los mayores iconófobos de la historia hayan sido los talmudistas y los calvinistas, pese a lo cual la industria de la imagen por excelencia, que es el cine, se haya desarrollado en Estados Unidos en manos de judíos y protestantes anglosajones). De todos modos, el efecto más importante que tuvo la Contrarreforma en la historia de las artes visuales fue el invento del estilo barroco, surgido en la católica Italia y estimulado sobre todo por los jesuitas, como un arte aparatoso y publicitario, diseñado con la misión de impresionar a sus fieles ante la amenaza protestante, con los convulsivos martirios de sus santos y con la gloria exultante de las instituciones y los personajes del catolicismo. Hay que recordar que tres cuartas partes de la pintura española del Siglo de Oro fue pintura sacra". Román Gubern. Del bisonte a la realidad virtual: la escena y el laberinto (Barcelona : Anagrama, 1996): 67-68.

(c) Post registrado en SafeCreative *1504123823410 2022: 2212172888241

7.4.15

Empeoradores

Leo un post de Salvador Sostres en "El Mundo" titulado "La bibliotecaria" y veo que bajo su nombre ostenta la divisa "Escribir es meterse en problemas", que ya es toda una declaración de intenciones. No suelo leer este diario pero me ha llevado a él un mensaje que he recibido de la SEDIC (Asociación Española de Información y Documentación), en donde la presidenta nos informa de que han dado una respuesta oficial al cúmulo de despropósitos que aparecen en ese post, que en la versión digital a eso de las 4 había obtenido 26 comentarios, la mayoría desaprobadores. El número y la calidad de los vituperios que lanza Sostres desde su tribuna me hacen pensar en aquello de que lo que más puede desacreditar un texto es el propio texto. Más allá de los apelativos socorridos de los machistas cuando están sacudidos por una tormenta de testosterona desatada, no veo mucho más, aunque admito que no he leído el post más que por encima. Es curioso que la mayor parte de los hombres de su clase llegados a un punto de una discusión tienen que referirse irremediablemente al contenido de sus testículos y a que tienen una hija. Una hija que probablemente no tiene mérito alguno en haber traído al mundo (o muy poco, ya que no pondremos en duda su paternidad), porque un hijo lo hace cualquiera, no hace falta que les diga cómo. 
La verdad es que el texto no me sugiere más comentarios, aunque es de lamentar que haya gente que se gane la vida así y que sin saber qué es una biblioteca trabaje en un diario. En internet es fácil encontrar perlas de Sostres a montones, aunque siempre sobre lo mismo. Me sirve el post sin embargo como introducción para volver a un viejo tema, el de la responsabilidad del que escribe. El mismo texto por su transversalidad me hubiera podido servir para referirme a las vacunas antirrábicas o a que hace unas semanas mataron a palos al perro de una conocida, un perro que siempre había demostrado ser bueno y nada difícil. Escribe S. S. textos de trazo muy grueso.
La responsabilidad del que escribe viene siendo lo que hace unos años era el "compromiso", pero no tiene mucho que ver. Ahora vendría siendo un conjunto de ideas (no muchas pero sí firmes) que se adoptan y que a poder ser se mantienen para defender dignamente una posición que se cree justa, útil o constructiva. Por difícil y contrariada que lo sea. Y lo de "dignamente" no es un adorno literario, es que es preciso que sea así porque si una idea no se defiende con una cierta elegancia y ejemplaridad, pierde mucho y desacredita. Y si se hace uno pesado también.
*
Estos días de Pascua he determinado dedicarle en adelante menos horas a la prensa y a los medios de información general, de manera que hoy apenas me asomé a "El País" digital y eso a mediodía, bien comida. El mensaje de la presidencia de la SEDIC, que me llevó a "El Mundo" me ha reforzado en mi propósito. Todo el tiempo que se dedique a según que lecturas es tiempo perdido. Y a comentarlas aún peor. Y eso que las puertas giratorias de "El País" y "El Mundo" se merecían más que una mención.
El miércoles de Pasión recordábamos una cita de Proust: "Lo que a mí me parece mal en los periódicos es que soliciten todos los días nuestra atención para cosas insignificantes[...]".
*
Aunque todos sabemos que el alcohol y en general los paraísos y los infiernos artificiales han producido miríadas de obras de arte, difícilmente se puede ejecutar una pieza musical en un estado etílico o cuando el alcoholismo es ya una enfermedad avanzada. El néctar se convierte en veneno y la inspiración en desatino o en un ridículo grosero embarazoso para todos. Aunque los genios a veces son groseros y desconsiderados, la grosería y la desconsideración, una cierta desinhibición histriónica, no garantizan la genialidad.
Creen los músicos que su oficio es el más elevado y el que requiere una preparación física mejor, en lo que no andan muy desencaminados en el sentido en que su capacidad queda más expuesta en cuanto abandonan su entrenamiento. El escritor necesita de un cierto vigor mental que tiene mucho de mecánico, pero que se puede ver menoscabado si no está en buena forma. Cualquier hijo de vecino sabe en qué estado está el día después de una noche en que se durmió poco o mal, viéndolo todo negro o cuando menos marrón o grisáceo. Un gris no precisamente irisado. Embotado. Por higiene, un escritor no debería leer cosas como las que escribe Sostres, "un padre feliz" pero malapático.



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4.4.15

Burla burlando

El año pasado me tuve que leer  la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), que se puede consultar en sus textos en español, catalán y gallego en un enlace del BOE. Saqué la conclusión de que el texto era muy claro, nada vago y que tocaba todos los puntos afectados. También pude confirmar que en general en mi hospital no se contravienen los preceptos que allí se detallan, si quitamos el descuido que a veces he observado en algunos jóvenes, que cuando imprimen el borrador de un informe clínico luego no toman la precaución de destruirlo para que no se pueda identificar al paciente de manera alguna. El gesto de rasgar la parte superior del informe, donde se encuentran los datos identificativos del paciente, para separarlo del resto del papel, y aún después hacer trozos más pequeños, es una especie de automatismo que todo el mundo tiene incorporado. 
Creo que el chisme y la chafardería siempre existirán. Que evitar que por ejemplo un empleado mire en su historial la enfermedad de otro empleado es inevitable. Pero que hay que castigar que la difunda descargando todo el peso de la ley. A título de anécdota podría explicar desenfadadamente cómo un día, por única vez en mi trayectoria laboral vi "romper" la confidencialidad a un médico. Pero era mi jefe, que me había pedido que llamara a un paciente suyo para que viniera a recoger un informe que él había elaborado. Me pidió que lo telefoneara y mientras no me atendieron la llamada yo iba mirando por encima el informe: sobrepeso, hiperplasia benigna de próstata, diabetes, cardiopatía en tratamiento. Cuando finalmente di con el paciente le di las señas para que recogiera el informe en nuestra conserjería. Entre una cosa y otra pasé cosa de 3 minutos al aparato y el hombre me apreció la paciencia que había tenido con él llamándole "amabilidad". De ahí saltó a ofrecerme su visita cuando viniera a por el sobre, a lo que corrí a decirle que no nos dejaban recibir visitas. No era verdad, porque nadie nos prohibe recibir visitas, pero tampoco nadie nos dice que entre dentro de nuestras obligaciones. Con lo que ahí les voy introduciendo un poco algo más fundamental de lo que parece cuando distinguimos entre derechos y obligaciones. Como lo noté muy entusiasmado insistí en que debía recoger el informe en la conserjería y me despedí de él. De camino a la conserjería me encontré con mi jefe y en broma le dije "Pues su paciente estará fatal pero me ha echado los tejos... muy fogoso". Y entonces mi jefe me respondió: "Aunque sea romper el secreto profesional... le puedo decir que he tenido que cambiarle el tratamiento porque está tomando Viagra".
Naturalmente, aunque siguiendo la broma, le dije en aquel entonces a mi jefe que esas cosas se avisaban. Pero más allá del chiste es fundamental darse cuenta de que hay que preservar la información sobre los pacientes y por supuesto no hacer burla en ningún caso. La LOPD admite que se haga un uso de la documentación diferente al de la asistencia médica que se requirió, pero para ello el paciente tiene que expresar y firmar su consentimiento. En principio los datos no pueden usarse más allá del acto médico. Y el acceso de los datos está blindado por la perfecta caracterización de los diferentes perfiles de usuario de información y porque el sistema graba el rastro de quienes usan esa información, la modifican, etcétera.
Estos días ha causado estupefacción y enfado la decisión de la Generalitat de Catalunya de anonimizar los datos para poderlos vender en el sector privado. Esto a pesar de que "el Parlamento catalán exigió en octubre a su consejero, Boi Ruiz, que paralizara el proyecto".  Este gesto (VISC+), que para algunos de nosotros encierra un cierto autoritarismo y que nos convierte en ciudadanos rehenes, si es que ya no lo éramos, me recordó a los pasos dados antes de las anteriores elecciones (anticipadas), cuando se llevó -si no estoy en un error, una semana antes de los comicios- un lío del Hospital Clínic al Parlament en funciones y fue rechazado. Por ese lío, que estoy segura que está en las hemerotecas, se hubiera constituido en el Clínic una fundación privada al lado de la fundación pública (tal y como existe en el Hospital de Sant Pau, lo cual está siendo investigado) y, un tema que no es menor, se hubiera incorporado capital qatarí a la gestión.
La estupefacción y el enfado que nos inspira a algunos de nosotros estos desmanes se deben a que 1) se ignora al legislativo, 2) se introducen modelos de gestión híbridos en que no es fácil distinguir donde llega lo público o donde empieza lo privado, que se mezclan obscenamente, y 3) no hay una oposición por parte de la sociedad catalana ni una "marea blanca" que se oponga a la privatización de nuestra Sanidad.
Una servidora hace tiempo que sigue de cerca los movimientos que tenemos en Europa y en Estados Unidos para promover y facilitar que los datos de investigación -y no solo los del genoma- sean accesibles a todos los investigadores. Recientemente he podido seguir un curso de Fernanda Peset (de la Universidad Politécnica de Valencia) sobre Data Research Management y aún estoy asimilando la gran cantidad de proyectos y recursos que existen. Pero estos movimientos tienen que ver con una filosofía de apertura y de reutilización de la información por los investigadores, con que la que se hace en España, por ejemplo, pueda ser analizado y compartido por otros centros, y viceversa. Los bancos de datos son tecnológicamente posibles porque hasta las máquinas que se usan en los laboratorios y en los centros de investigación generan datos, aunque estén por elaborar y refinar.
Por lo tanto lo que habría que oponer al Govern no es que se reutilicen los datos sino que se vendan, aunque sean "anonimizados". Tal vez estoy a punto de introducir una noción estrambótica, pero la sociedad en su conjunto también tiene que preservar la confidencialidad de sus datos como masa. Y si los datos tan buenos son, tan útiles y tan necesarios,  ¿por qué venderlos, por qué no abrirlos?

Una de las vistas de Barcelona desde las baterias antiaéreas del Turó de la Rovira



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1.4.15

El lagarto lagarto (parafobias y parafilias)

A lizard ran out on a rock and looked up, listening
no doubt to the sounding of the spheres.
And what a dandy fellow! the right toss of a chin for you
and swirl of a tail!

If men were as much men as lizards are lizards
they’d be worth looking at.
D. H. Lawrence, "Lizard"



i los hombres fueran hombres en la medida en la que las lagartijas son lagartijas, valdría la pena observarlos", escribió Lawrence. Y a mí me gusta expresar poco más o menos así lo que perseguimos algunos practicantes de yoga cuando hablo de sus beneficios: que ayudan a ser uno mismo. Y no sé si esa condición en Psicología tiene algo que ver con el yo esencial o algo que se le parezca. La verdad es que en este instante me importa bien poco el nombre, pero digo que el yoga es una disciplina milenaria que a una escala elemental nos devuelve a nuestra naturaleza auténtica, que además es -si entramos en términos morales- buena. Hay personas que sobrepasan esa intención y otras que nos conformamos con ese propósito, que podríamos considerar de mera higiene y que no es poco. Lo demás mucha veces ha caído en manos equivocadas y ha adquirido un sentido esotérico ahumado con incienso y perfume de sándalo adulterado la mayor parte de las veces.
El engaño está siempre presente en la sociedad humana. En los animales con quienes compartimos el reino, el engaño puede desarrollarse en forma de camuflaje o de la ostentación un poco por encima de las posibilidades de una habilidad, con fines de cortejo o de hacerse hostil, defender el territorio, etc. A veces podremos referirnos con deleite no al arte del engaño pero sí al arte, que también tiene algo de engaño. Pero en este mundo de apariencias es fácil adivinar, como en una danza, la coreografía de puertas giratorias que contribuyen a mantener el engranaje. Hasta que una fatalidad o un accidente, de la forma más brutal, como un portazo, nos devuelve la realidad a borbotones. Y en lo que todos estaremos de acuerdo es que a las víctimas de una desgracia, si la sobreviven, se les queda principalmente cara de sorpresa.
La imagen de hoy no es un engaño. De hecho lo que yo busqué es algo ni que fuera parecido a lo que tantas veces pude ver en el Hospital de Bellvitge, esto es, una radiografía con cuerpos extraños tan inconcebibles como lo son las hojas de afeitar. Yo he visto radiografías con múltiples hojas de afeitar, con tenedores, varias cucharas y otros objetos que ustedes no pueden ahora imaginar. A veces, si la vía de entrada no era oral pues también hay bombillas, botellas, teléfonos celulares y todo tipo de objetos que se intentan extraer de una forma -como se suele decir- "minimamente invasiva", es decir, sin incisión.
La mayor parte de los médicos que yo conozco son respetuosos con las llamadas "medicinas alternativas". Entre mis amigos cuento con un neurorradiólogo que hizo una segunda especialidad de Medicina Interna en París, por lo que pudo explicarme haber asistido en los años 80 a una intervención con traqueotomía donde como única anestesia se habían aplicado con éxito unas agujas de acupuntura. Ya digo desde ahora que en mi escala de valores, la medicina china (acupuntura y fitoterapia sobre todo) y la medicina ayurvédica están en un lugar mucho más reconocido de lo que lo estarían terapias complementarias que se han desarrollado en los últimos 150 años.
Me produce una gran extrañeza y desagrado la actitud de investigadores como José Miguel Mulet, el autor de Medicina sin engaños. Como estos días está promocionando su libro lo difícil será que no encuentren entrevistas en la prensa escrita, en la radio, en la televisión, en donde defiende que la homeopatía es un engaño, que la acupuntura es un sacadineros y que los alimentos transgénicos son saludables. Mulet es doctor en Biotecnología, me parece, y trabaja para el CSIC y la UPV, cosa que siempre lleva por delante y parece que le exime de argumentar más a fondo sus diatribas contra incluso la quiropraxia. Que yo sepa la Fisioterapia es un estudio universitario como lo es la Odontología, así que aunque puedo llegar a entender un poco su aversión y el descrédito de la homeopatía me cuesta admitir y me produce estupor que se desgaste tanto contra la Rehabilitación funcional.
Al argumento de que en Alemania o en Francia la práctica homeopática y la Acupuntura están integradas en el sistema de salud aduce Mulet que es por presiones políticas. Como si todo (absolutamente todo) no se pudiera defender y atacar por presiones políticas...
No quisiera enfocar mi post contra Mulet ni nadie en particular, de la misma manera que tampoco voy a defender a ningún fisioterapeuta, médico homeopático o acupuntor en particular. Pero sí quiero señalar que normalmente los que suelen cargar contra las medicinas alternativas emplean muchos recursos de su potencial a ese tema, casi monotemáticamente. Apenas se les conoce por otra ocupación. Se me haría raro que alguien -entrando en mi terreno- estudiara la carrera de Filología para luego centrarse en investigaciones sobre la mala literatura o la subliteratura. Además de pernicioso para su desarrollo intelectual sería algo así como degradante y, por lo demás, como "cruzada" no se sostiene. En general, opino y sostengo que hay que trabajar en favor de lo que se cree bueno y útil.
El hecho de que los detractores u opositores de los remedios homeopáticos suelan referirse (como sus segundos y terceros argumentos estrella) al efecto placebo y a que detrás de un médico homeópatico suelen esconderse bajas intenciones crematísticas, me inspira pereza y desazón. Son argumentos en círculo, de poco recorrido y con los que si quisiéramos, que no, podríamos referirnos a infinidad de fiascos y semifiascos de la medicina alopática o convencional, llamada "científica".
Otro de los argumentos que suele esgrimirse es que hay remedios "naturales" que tienen efectos contraindicados en algunas enfermedades. Por ejemplo, el polen, que ha demostrado ser efectivo en muchas personas que tenemos la tensión baja -sin subírnosla- puede contraindicarse en quienes están tomando anticoagulantes. No obstante está claro que eso ocurre entre muchos medicamentos, que son incluso incompatibles, pero sin que ello haga cuestionar sus beneficios en determinadas condiciones.
Como dije, la mayoría de los médicos que yo conozco se mantienen bastante al margen de emitir juicio alguno sobre las otras medicinas y sobre los remedios naturales, y es que tienen ya más trabajo del que deberían tener. 
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El poema de Lawrence alcanza también, si queremos, la teoría de los reptiles mamiferoides o, en un plano ya del todo informal el principio de la serie "Érase una vez el hombre" (Il était une fois... l'Homme). Parece que la serie en otros países se abría con la Tocata y fuga de Bach,  (BWV 565) mientras que en España se abría con el minuetto del Septimino de Beethoven (opus 20), y la diferencia es bien grande. Especialmente por el coro de voces blancas, genial, absolutamente encantador, y sin por ello desmerecer la pieza para órgano de Bach, ideal para un videojuego.
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Hoy ha sido un día señaladito para mí porque he sabido que mi aversión por las flores de loto en las que asoman las semillas es tripofobia. No es que me sienta más descansada por tener una palabra para algo que por otra parte yo desconocía, una especie de fobia a los agujeritos irregulares. Con las colmenas o las esponjas no me ocurre. Saber que es una fobia que es más común de lo que pudiera haber adivinado es muy tranquilizador. Naturalmente es un tema que tiene su controversia, pero a mí este hallazgo me servirá para pedirle por lo que más quiera a mi madre que por favor retire de su recibidor una flor de loto seca que allí está y que me produce hasta palpitaciones, sudor frío, dentera y pseudojamacucos en salvas. Hay muchas cosas que no tienen explicación.

Cuerpo extraño en el yeyuno

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