23.6.16

Trasfondo

Si contrastamos la declaración pública de Toni Andreu (director del Instituto de Salud Carlos III) cuando la crisis del évola -firme, tranquilo, experto, colaborador- con la de Josep Maria Argimon (subdirector de CatSalut) ante los 100 casos de niños con enterovirus -arrogante, despótico, agresivo- brindan dos modelos de lo que hay que hacer y lo que no. La voz no lo es todo pero es mucho. Aunque no supiéramos más sobre los dos cargos, que sí que sabemos, el tono con el que habló hace algo más de un año el uno y el tono con el que se ha dirigido a los medios el otro, es muy elocuente y muy significativo. 
El Dr. Argimon hasta donde yo sé, puesto que lo pude tratar en los años en que trabajé en el Hospital de Bellvitge, tiene una buena formación de salud pública y de epidemiología. Nada que opinar en ese sentido, faltaría más. Pero su comentario irritado sobre el último episodio en el Hospital de Mataró, que creo que aún no tiene un diagnóstico claro, es muy desairado. Me resulta inconcebible, no solo porque en el trato que tuve con él me pareció un señor muy correcto y comedido, como por el hecho de que el CatSalut tiene un gabinete de Comunicación como lo tienen todas las altas dependencias de cualquier ente público. La actitud del Dr. Argimon me da una idea de cómo está el trasfondo.  Y por otra parte ya dicen que para conocer a alguien tenemos que haber comido un kilo de sal juntos. O algo así.
Es un poco estrambótico cuando alguna vez ves a lo lejos acercarse un matrimonio y distinguir que llevan el mismo tinte de pelo. Pero es normal que a efectos prácticos si usan el mismo champú también usen el mismo tinte.