2.2.17

Si llueve

esde que vi en Madrid algunas pinturas de Camile Pissarro, en aquel verano en que Dalí triunfaba creo que en el Sofidou, me encantó su tenebrismo matizado con discreción e introversión. Me llamaron mucho la atención las escenas con rastros de lluvia (paisajes modificados por un chubasco ya pasado y calles mojadas). Yo diría, sin haberlo estudiado, que la lluvia apareció en la pintura por influencia oriental. No digo que no hubiera algún cuadro, pero la influencia de las estampas grabadas japonesas con el motivo de la lluvia es bastante evidente. Veo en la web de Jeff Rowland, que se presenta como "pintor de la lluvia", como incorpora elementos y efectos que aparecen en los grabados que he recogido hoy sin agotar ni los estilos ni los autores ni el tema. En Pissarro, el puntillismo ayuda a que la luz de los charcos y los reflejos provoquen una atmósfera decididamente lluviosa, impregnada por la naturaleza del agua, que implica un sentimiento y un misterio y unas cualidades diferentes al ambiente seco. En las xilografías japonesas hay unos focos de luz que arrojan farolitos generalmente, que aportan la mortecina claridad suficiente para causar el efecto de una luminosidad muy modificada por el agua y la luz insuficiente.  Me temo que además la lluvia en Japón preludia algún movimiento de tierra, aunque no siempre.
Las escenas, tal y como están reproducidas en internet adoptan para la obscuridad o el azul o el marrón y hasta un tono marengo, por lo general. Algo que me recuerda el batik africano cuando se representa la noche, en azul. Un azul bien vibrante en este caso, como de claro de luna, no tan apagado como el de los artistas nipones. Las estampas de Ginnosuke Yokouchi son acuarelas, no grabados, pero los demás artistas hicieron ukiyo-e con los motivos habituales. También he incorporado algún kacho-e (estampas con una flor o un motivo vegetal y un insecto o un ave) en el que aparece la lluvia, el resto son caminos, templos, puentes, etcétera, pero que relatan escenas casi costumbristas y que más que destacar la grandiosidad de la naturaleza, marcan una cierta intimidad con un toque ligeramente humorista, como nuestro estilo europeo Biedermeier.
Un producto más popular sería el de las postales gallegas rurales con una pareja en que él lleva un paraguas por toda alusión al húmedo elemento. "O galego cando canta no seu cantar pon amores como lle salen da ialma son as cantigas mellores" dice la segunda.

Postal del ilustrador Agar (1)

Postal del ilustrador Agar (2)

En otra postal también del ilustrador Agar, que no consigo identificar más, en vez de una pareja aparece otra escena también bastante típica.
Además de Ginnosuke Yokouchi la presentación incluye a Hiroaki Takahashi (Shotei),  Shiro Kasamatsu, Kawase Hasui, Kobayashi Kiyochika, Tsuchiya Koitsu, Ohara Koson y Utagawa Hiroshige. Sinceramente y modestamente admito que puedo haber transcrito el nombre en orden alterado, es decir primero el apellido y después el nombre, en algún caso.

Postal del ilustrador Agar (3)

Pero, yendo a lo que íbamos, ya que no podemos identificar por ahora a Agar, más que situándolo en la década de los 60 del siglo pasado, nos volvemos a interesar por las xilografías japonesas. Aunque recurrían sus artistas a motivos repetidos no dejan de tener una gran expresividad y encanto. Las figuras parecen apresurarse a ponerse a cubierto y eso es lo que de alguna manera suscita espontaneidad y humorismo. Alguna escena muestra una escena en que los charcos delatan que ha llovido pero luce el sol con toda su fuerza, pero todas ellas son elogios de la sombra de que nos habló Junichiro Tanizaki.



"Si llueve por la Candelaria, apaga la brasa".

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