30.6.17

El grano de alpiste


"De modo que, aunque a los ingleses les gusta hablar de sus "robles ingleses", lo
 cierto es que los robles que crecen en Inglaterra hoy pasaron
 más del 99%  de los últimos dos millones y medio de años
 en Iberia, y es más exacto calificarlos de "españoles".
Ken Thompson, ¿De dónde son los camellos?



n concurso televisivo nos previene de la cantidad de ADN que hay revuelto en nuestros prístinos orígenes. Se trata de "The DNA Journey".  La puesta en escena recuerda mucho Britain's got talent. La fórmula de los talent shows implica un clímax fortísimo en el plató y exponerse a la sorpresa o incluso el desprecio de los conductores de los programas. La sorpresa es una forma de desprecio, si bien lo pensamos. La actitud de Pepe Rodríguez o de Jordi Cruz están perfectamente de acuerdo con un guion que garantiza una audiencia alta pero que sería inadmisible en otros ámbitos, por ejemplo en la enseñanza superior. Si un profesor de la universidad tratara a sus alumnos como los de Master Chef a sus concursantes, seguramente tendría por lo menos un disgusto y no pequeño.
En "The DNA Journey" el otro día revelaban a un inglés que tenía ADN de Alemania, que es "un cinco por ciento alemán", literalmente. A la sorpresa del concursante, que se creía británico puro, se unió mi sorpresa y mi desprecio, al conectar ideas como ADN y alemán. Tal y como se nos recuerda en "El arca rusa" (Aleksandr Sokurov, 2002), Alemania existe como tal desde hace bien poco, desde 1871.  Así que aunque entiendo que lo que se barajan son "grandes datos" (big data) que identifican ocurrencias territoriales, la audiencia lo que capta a cambio es literalmente una estupidez que relata identidades que no se corresponden con una realidad biológica ni tampoco histórica.  La señora que ha conseguido la exhumación de Salvador Dalí (1904-1989) para demostrar su filiación a través del ADN que quede y no se haya mutado, tiene más garantías de éxito que cualquier afirmación sobre la raza en Europa.
Naturalmente no se me escapa que las alemanas de Alemania tienden a ser rubias y que generalmente, sea por el abuso de las patatas o de las salchichas o de los codillos, llegadas a una determinada edad indefectiblemente ganan peso. Las inglesas tienen una figura más estilizada y eso lo sabemos cuando nos queremos poner algo confeccionado según sus patrones, sean pantalones o blusas. Si en un espacio como un aeropuerto (un no-lugar, como diría Marc Augé) viéramos de lejos por ejemplo un grupo de canadienses, distinguiríamos de lejos los francófonos de los anglófonos por la gesticulación. La forma de expresarse con las manos, mucho más presente en los francófonos, delataría su filiación cultural.
En algún momento de nuestra educación sentimental nos aferramos a un estadio o relicto de nuestro terruño, el que elegimos. Pero el terruño es una organización cambiante, en una constante mutación de sus elementos. Ya lo decía Julio Caro Baroja al intentar presentar en su obra Los pueblos de España, un panorama paisajista de lo que podía haber sido la orografía de no recuerdo qué región. La afirmación de Ken Thompson sobre los robles españoles "ingleses" o ingleses "españoles" sirve para ejemplificar las creencias y las verdades sobre las especies invasoras y de cómo cambia el paisaje dinámicamente. Además de los cambios climáticos y las migraciones, además de esas semillas que viajan a través de distancias inverosímiles y llegan a germinar a quilómetros de su destino, tenemos la mano del hombre, su modificación de la naturaleza.
Se refiere Thompson a cómo los calcetines dispersan las semillas y yo doy fe de la extraordinaria movilidad y motilidad del grano que come mi canario. Un grano de alpiste o un cañamón consigue desplazarse por la casa a pesar de mi empeño en reducirlo. He observado que hay una tendencia, es decir que hay sitios en la casa donde siempre encontraré alguna semilla, como si las condiciones "naturales" o una serie de propiedades del alimento contribuyeran a que se fuera dando tumbos siempre derechito a unos determinados puntos, a pesar de que allí nunca estuvo Pepe ni se le esperase. La "conducta" por así decirlo de las semillas tiene su aerodinámica y casi se diría que una predictibilidad pertinaz. Me figuro que biológicamente las semillas están favorecidas para poder trasladarse por el tiempo y por el espacio, aunque sea entre las plumas de una tórtola turca, a fin de germinar en el momento y en el lugar ideal en otro lugar del continente.
El desarraigo a que nos condena la certeza de la mutación del paisaje y la globalización en mi caso se ve acuciado o intensificado por estupideces como la de "The DNA Journey" o la pseudohistoria del Institut Nova Història. Mi idea de pertenencia a España la construyo cuando oigo en las emisoras radiofónicas nacionales distintos acentos y un idioma más o menos común en el que se habla o despotrica casi siempre de lo mismo. No hay una Administración única, como sabemos. La Sanidad no es igual en Andalucía que en Cataluña, la enseñanza que se imparte en Galicia y en Extremadura no obedece a un modelo único para todo el Estado. La identidad se fundamenta en una Historia y una Geografía que además de que no soportan la maraña de criterios presentistas tampoco aguantarían la presión de un algodón cuando hacemos la mínima prueba. La identidad, esa y otras, se aguanta en la idea de pertenencia a un grupo. Supongo. Y en el sentimiento de utilidad.
Hace tiempo que no puedo descansar en la ensoñación de un terruño arcádico, con unas ovejitas de égloga a las que no les huele el culo. Todo me devuelve un reflejo holográfico, esperpéntico a veces, con sus trazados de autopistas y frases hechas que se asimilan a un Chesterton apócrifo, un Coello fractal ñoño o al agrio Jabois. Las calles de mi infancia ya no existen, la casa de mis abuelos maternos se pudre, han desaparecido mis enclaves del Montseny y los robles de mis primeros viajes a Galicia, mi amor platónico tiene varices y presbicia. Pero no permito que esas pérdidas me definan, al menos en exclusividad. Tampoco me revelo.
"Rara vez tenemos una imagen realmente buena de lo dinámicos e inestables que son el mundo y sus moradores pero, cuando lo logramos, el  resultado es sobrecogedor. Hace poco, investigadores neerlandeses taladraron a más de medio quilómetro de profundidad para extraer testigos de sondeo del altiplano de Bogotá, situado en los tropicales Andes del norte de Colombia. Los granos de polen conservados en estas columnas de sedimentos revelan cómo fue la vegetación en cualquier instante a lo largo de los dos últimos millones de años, y los investigadores hallaron algo extraordinario. Estas fueron sus conclusiones:
El bosque montano y la vegetación de páramo actuales reflejan un "instante congelado" dentro de un proceso largo y dinámico de reorganización casi continua en los elementos florísticos. Esto indica que a la escala temporal del Pleistoceno, las asociaciones de plantas que se observan hoy son efímeras. La mayor parte del registro presenta asociaciones vegetales diferentes."    (¿De dónde son los camellos?)                                                                                                   *
 Qué bonita es la flor de la alcaparra y qué poco me gusta el olor de su encurtido.
Capparis spinosa (alcaparra)
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